Y bueno, pues que yo nunca era segunda opción.

—Ese puto vestido de convento te lo quitas, pero ya.

Ella me miró con mala cara al instante.

—Mamá nunca me dejaría salir con esos vestidos como los tuyos. Nunca. —Me recalcó la última palabra.

—¿Y se tiene que enterar?

—No le miento a mis padres.

—Pues a ver si cuando te follen hasta por la nariz, vas a ir a contarlo a tus padres.

Jazmín abrió la boca levemente indignada, pero sin poder contener mucho, una risa salió de sus labios. Me reí con ella también.

—Vale tu ganas. ¿traes algo con lo que me puedas ayudar? —Se señaló.

Baje de mi auto, caminé hasta la parte de atrás donde abrí el maletero, allí tenía una maleta con ropa que había dejado tirada desde el fin de semana pasado, cuando viajé hasta una casa de la playa con Kelsey, una amiga de idiomas.

Recé para mis adentros, pidiendo que algo le sirviera a Jazmín.

Bingo.

Tome el short negro, con la blusa a juego. Tras cerrar el maletero, entré en el auto.

—Toma, úsalo y sin rechistar te lo pido.

—Voy a parecer una puta. —Soltó mientras miraba las prendas.

—Vaya gracias.

—No, perdona Mad, lo dije sin pensar.—Me miró apenada.

Reí al mirarla. Tantos años de amistad, y aún parecía no conocerme del todo.

—No lo decía con sarcasmo. Ahora a cambiarse.

Ella decidió guardar silencio, y hacerme caso por una vez en su vida. Comenzó a cambiarse mientras yo comenzaba a conducir, no tardó mucho en estar lista del todo.

Al llegar al club, deje en la entrada el auto, mientras un chico lo recibía para estacionarlo él. Entramos al lugar, donde había escasa luz, muchísima gente bailando y más aún bebiendo. Pronto sentí como Jazmín entrelazaba su brazo con el mío.

—Como sigas así cariño, se pensarán que somos pareja, y no sé tú, pero yo si quiero divertirme hoy con un bombón.

—Pues por mí que se piensen lo que les de la gana, tú te quedas conmigo.

Reí al escucharla, la verdad yo solo estaba bromeando. Tenemos tanto tiempo sin salir juntas, que no me importa pasar la noche divirtiendonos como lo hacíamos antes.

—Aunque no te he contado una cosa..—Escuché la voz de Jazmín cerca de mi oído, por el ruido de la música.

La miré expectante tras haber pedido dos tragos.

—Un chico me ha invitado.

Al escucharla, el trago estuvo a punto de salir volando de mi boca.

—Madre mía Jaz, felicidades.—Casi me burle.— Hoy quizás te desvirguen por la boca.

Jazmín enrojecio hasta la médula, casi podía confundirla con un tomate.

—No seas pesada, que ya me he besado con muchos chicos y lo sabes.. Solo que, la virginidad es otra cosa.

Era cierto. Y yo no era quién para juzgar las cosas importantes en su vida.

—¿Entonces qué? Me haz utilizado como un maldito cebo, me haz traído y ahora soy tu mal tercio. No me jodas.

Alma gemela Where stories live. Discover now