23 "Intrigas que matan"

80 8 0
                                    

Vicenta:
—No—respondo siendo cien por ciento sincera, y al mismo tiempo, temiendo por las consecuencias que mi sinceridad podría traer.

Siento su mano tomar mi nuca, mientras sus labios se acercan a los míos lentamente, fundiéndose en un lento, tierno y amoroso beso. Mi corazón se acelera y mi alma se alegra. Sé que esto está mal, pero se siente demasiado bien. Abro mis piernas a los costados y siento que una de sus manos, presiona mi espalda contra su cuerpo, mientras yo adentro mi lengua en su boca y él me responde con la misma intensidad. Sus besos bajan por mi cuello, mientras sus manos suben por mis muslos, retirando así mi vestido. Rápidamente, desabrocho cada botón de su camisa y la retiro, pero él está raro. Siento que se detiene y revisa mi espalda.

—¿Qué son esos raspones?—me pregunta y veo dolor en su mirada.

No puedo decirle que Anthony me pegó y me dio el castigo que merecía, porque él no lo entendería. Me ve como una santa que no soy.

—Me caí de espaldas en un montón de piedras y me rasparon—le miento nerviosa.

—Ya... ¿y andabas sin ropa? Porque estás heridas no son normales en una caída, Vicenta, dime la verdad—me dice serio.

—Mira, tú puedes creerme o no, pero estas heridas me las hice en una caída—le digo conteniendo mis nervios para que me crea.

Siento que acaricia mi rostro y me mira con dolor. Sus ojos están a punto de llorar.

—No me mires así, gringo, que eso sí me duele—le digo con la voz rota.

—Yo te voy a salvar de lo que sea que te esté pasando—me dice con su frente pegada a la mía.

No le respondo nada, porque no sé qué responder. Solo acaricio su rostro y beso sus labios.

—Te amo, Chentita, y te voy a proteger—me dice en medio del beso.

—Solo ámame hoy, por si el mundo se acaba mañana—le susurro escondiendo lo quebrado de mi voz.

Él atiende a mi pedido y besa mis labios con suavidad. Ya no sé ni lo que hago, sólo sé que mi corazón me pedía a gritos estar con Daniel. Acaricia mi espalda y desabrocha mi brazier, y posteriormente, sacándomelo. Veo que me mira con mucho deseo, pero a la vez, con mucha ternura y me siento plena porque nadie me mira como él me mira. Acaricia mi espalda con mucho amor, y siento que trata de evitar la herida para no lastimarme. Sus besos empiezan a bajar por mi cuello y se posan en mis pechos, lo cual, hace que mi cabeza pierda el control lentamente. Sus manos, me despojan de toda la ropa que quedaba en mí. Con mis manos, desabrocho y bajo sus pantalones con todo y sus bóxers.

—Babe, ¿Seguro que quieres esto?—me pregunta y veo angustia en sus ojos.

—Contigo me siento bien—le digo tomándolo por la nuca y besándolo otra vez.

Mientras me acaricia, lo siento entrar en mí lenta y cuidadosamente, lo cual, me hace sentir que toco las estrellas.

En ese momento lo sé: acabo de perder completamente la razón, enloquecí como solo puedo hacerlo con Daniel. Con cuidado, me acuesta encima de la mesa, y empieza a moverse celestialmente dentro de mí, lo cual, me hace sentirme cada vez mejor. Nos quedamos amando nuestros cuerpos y se nos pasa el tiempo demasiado rápido. Estoy besando a Daniel cuando siento la alarma de mi celular y veo que son las 5:00 de la tarde. Me bajo de la mesa y empiezo a vestirme. Daniel me mira desconcertado.

—¿Qué haces?—me pregunta confundido.

—Tengo que volver, si Anthony llega a la casa y no me ve, se va a enojar.

—¿Vas a volver con él?—me pregunta y veo desilusión en su rostro.

—Tengo que—le digo haciendo un gesto de desagrado.

—Ya... ¿Entonces vas a volver a la casa de tu novio, después de haberte acostado con tu ex?—me dice con ironía, lo cual, hace que la culpa se apodere de mí.

—¡Ay ya! No lo digas así que suena horrible—le digo mirándolo con agustina.

—Lo es, Vicenta, lo es—me dice serio, mientras se pone sus pantalones.

—Perdóname, pero tengo que irme—le digo torturandome con la culpa de lo que acabo de hacer.

—Dime la verdad, ¿te amenaza? ¿Te pega? ¿QUÉ TE HACE?—me dice acercándose a mí, ya con los pantalones puestos.

—N...no... no me ha...ce n...ada—contestó nerviosa.

—Chiquita—me dice tomando mis manos—estamos en los Estados Unidos de Norteamérica, aquí, las mujeres tienen derechos, si lo denuncias, la justicia le va a dar lo que merece.

—¡Es que no! No me está haciendo nada—nada que yo no me merezca.

—¿Segura? Porque esas heridas que tú tienes en la espalda, son similares a las que presentaban los esclavos cuando los ponían en el tronco.

—¡Por favor, Daniel! ¡Ni siquiera existe el tronco!

—Pero existe el cinturón.

—¡Deja de culparlo!—le digo tratando de que pare con este interrogatorio.

—¡Deja de defenderlo!—me dice molesto—¿por qué siempre lo defiendes?

—Porque es mi pareja.

—Tu pareja... ya... Entonces si estás tan Feliz con tu pareja, ¿por qué te acostaste conmigo? ¿Eh? ¿A qué estás jugando, Vicenta? ¿Nos quieres tener a los dos?—me dice furioso, pero controlándose, lo conozco.

—No estoy jugando a nada. No sé que me pasó hoy.

—Ah, ¿no sabes que te pasó?

—No.

—Pues yo tampoco sé qué te está pasando, Vicenta. Te DESCONOZCO. ¿Donde quedó aquella mujer fuerte que no se dejaba de nadie? ¿Eh? ¿A quién le acabo de hacer el amor? Esa no es Vicenta.

—Esa Vicenta murió cuando se dio cuenta de que era tóxica, y la desgracia de todos los que ama—le digo sintiendo asco de mí misma.

—¡Que no eres tóxica! ¿Cuando lo vas a entender? Vicenta, ese tipo te está manipulando, te ha lavado el cerebro—me dice preocupado.

—Él tiene un posgrado en psicología y si dice que yo soy tóxica y que merezco un castigo por eso, pues yo le creo—le digo confiando ciegamente en la ciencia

—Pues entonces vete.

—Pero...

—¡VETE! Y mañana paso a recoger a mi hija, así que tenla lista.

—¿Qué?

—Lo que escuchaste y tranquila, no te la voy a quitar, solamente voy a respetar el acuerdo de padres divorciados. Hoy es domingo ¿verdad? Mañana es lunes, la voy a tener toda la semana que viene, la semana siguiente la tendrás tú, y la próxima la tendré yo, y así—me dice aún molesto.

—¿Por qué?—preguntó desconcertada.

—Porque no quiero verte, y no quiero separarme de ella—me dice y en su voz noto que esta dolido.

Amor Prohibido [Señora Acero: La Coyote]Where stories live. Discover now