15 "El inicio del caos"

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Vicenta:
―No, sugiero que lo olvides―me dice serio―por el bien de la niña , y por tu propio bien.

―Pero, con lo que me dijiste, me habías dado a entender que...

No llego a terminar mi frase, ya que sus labios me interrumpen besando los míos. Es raro volver a tener contacto de este tipo con un hombre, y para nada es como me lo imaginé, es más, ni siquiera me lo maginé. Anthony sabe besar muy bien, no lo niego, pero su beso no me llena, no me hace sentir plena, como lo hacían los de Daniel. Al separ nuestros labios, Anthony deja pegadas nuestras frentes.

―¿Qué hiciste?―pregunto desconcertada.

―Acabo de besar a la mujer perfecta―me dice con una sonrisa de oreja a oreja y ¿quién soy yo para borrarsela después de todo lo que ha hecho por mí?

―Pero...

―No digas nada, solo escuchame ¿sí?―me dice separando su cabeza un poco de la mía, pero manteniéndose cerca.

―Mhm―asiento con mi caeza y decido escucharlo.

―¿Recuerdas lo que te dije hace meses de que no creo en el amor y que tú me dijiste que algún día te iba a entender lo que sentías por Daniel?

―Sí.

―Ahora lo entiendo, gracias a ti―dice tomando y apretando fuerte mis manos.

―Anthy, yo... no...

―Mira, yo sé que necesitas tiempo para olvidarte de Daniel, pero jamás lo lograrás si no te lo propones de verdad. Un clavo, saca a otro clavo, y yo la verdad es que estoy harto de verte llorando por los rincones por un hombre que ahora mismo debe de estar odiándote. Me duele que sufras. Sólo te pido una oportunidad, en nombre de todo lo que hemos pasado, en nombre de que voy a ser el padre de tu hija, en nombre de como te traté desde que llegaste a mi casa, solo una oportunidad, dejame hacerte feliz, y dejame ser feliz contigo―me dice con los ojos aguados.

Honestamente, tiene razón, me abrió las puertas de su casa, me mantuvo todos estos meses: primero porque no encontraba trabajo, y luego, por mi embarazo. Decidió hacerse responsable de una criatura que no es suya solo por verme bien, y me ha dado psicoterapia todos estos meses sin cobrarme un solo centavo. Decirle que sí ahora, es lo menos que puedo hacer para retribuirle todo lo que hizo por mí.

―Tienes razón―le digo secando una lágrima que bajaba por mi mejilla―en nombre de todo eso, acepto empezar de cero contigo.

―¿De veras?―me dice con una sonrisa que nunca antes había visto brillar en su rostro.

―Sí―le reafirmo.

Entonces sus manos vuelven a tomar mi rostro y vuelve a besarme. Siento su lengua adentrarse en mi boca mientras yo sólo le sigo la corriente, esperando que algún día, sus besos dejen de tener un sabor tan amargo. De repente, sus manos comienzan a apretar mis pechos, lo cual, dado mi estado, me duele. Sus besos bajan hasta mi cuello e inmediatamente me doy cuenta de que debo frenr esto.

―Para, para, para―le digo con mi respiración un poco agitada.

―¿Qué pasa? ¿No te gusta?―me dice sofocado.

―No... no es eso... es solo que... que... me da miedo hacerlo embarazada y danar a mi bebé, a demás, me duelen los pechos... y ahí abajo también―le digo desviando la mirada.

―Cierto, perdóname.

―No, está bien.

―Debí pensar en ti y en la bebé antes que en mi calentura.

Amor Prohibido [Señora Acero: La Coyote]Where stories live. Discover now