6 "Sueños inconclusos"

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Daniel:
―Pues a ver―me dice con una sonrisa―muéstreme.

La agarro por la nuca y comienzo a besarla suavemente, pero luego, la pasión empieza a fluir con más fuerza entre los dos cuando su lengua empieza a juguetear con la mía.

—Siempre sabes cómo calmarme, amor—me dice con una sonrisa.

—Eso es porque quiero verte feliz—le digo acariciando su nariz con mi dedo.

A este punto, ya la tengo recostada entre mis brazos y me da mucha ternura.

—Babe, ¿vas a tener despedida de soltera?—le pregunto arqueando una ceja.

—No sé... ¿Tú tendrás una?—me pregunta haciéndome un puchero.

—Sí.

—¿Con strippers?

—Quizás, aunque sólo sería una.

—¿En serio?—me dice despegándose de mí molesta.

—Sí, señora, y usted también va a tener su stripper.

—¿Ah sí? ¿Y si no quiero qué?—me dice molesta, creo que aún no capta lo que le quiero decir.

—Estoy seguro de que vas a querer porque en nuestra despedida de solteros, seremos solo tú y yo. Vamos a despedir nuestra soltería a lo grande—le digo cerca de su boca.

—¿Con una noche loca?—me dice sonriendo y mordiendo su labio inferior.

—Tan loca como tú la quieras, pero eso sí, solo los dos—le digo con tono seductor.

—Está bueno pues—me dice con una sonrisa—pero eso lo haremos no la noche antes de la boda, sino la anterior a esa, porque yo quiero estar bien despierta durante la ceremonia, y la fiesta y más aún, en nuestra noche nupcial—me dice cerca de mi boca.

—Será como tú quieras, babe—le digo y la beso otra vez y ella me sigue el ritmo con la misma pasión.

―Aunque sea solo por hoy, hazme sentir que todo va a estar bien―me dice con sus manos en mi rostro.

―Lo haré y no solo hoy, sino siempre―le digo pegando mi frente a la suya y cerrando mis ojos.

De repente, siento sus labios rozando suavemente los míos, mientras sus manos se aferran a mi cuello. Yo solo me limito a sentir su cálido beso, que posteriormente, se convierte en uno apasionado e inmediatamente sé lo que ella quiere. La acuesto en la cama y me pongo encima de ella, besando lentamente su cuello, como sé que le encanta. Me saco el pullover y vuelvo a besarla, mientras, con mis manos, retiro su blusa. Voy bajando con mis besos por su cuello, pasando entre sus pechos, hasta llegar a su vientre, en el cual, dejo besos mientras desabrocho sus pantalones. Retiro los mismos, adjuntados con su ropa interior, dejándola cubierta sólo por su brasier. Luego, siento que nos voltea y queda encima de mí. Ella besa mi cuello y luego va bajando por mi pecho, hasta llegar a mi abdomen. Con sus manos, desabrocha y retira mi pantalón con todo y mi ropa interior. Luego, se dirige a la gaveta de mi mesita de noche y empieza a buscar algo; ya me imagino qué.

―¡Chingados!―grita molesta y con la respiración agitada.

―¿Qué pasa, babe?―le digo sofocado.

―¿No tienes más forritos?

―No, porque empezaste a usar las pastillas.

―Es que se me acabaron―me dice incorporándose y haciendo una mueca de descontento.

―¿Y si esta noche lo hacemos sin cuidarnos?―le propongo con una sonrisa pícara.

―Eso podría tener consecuencias, Daniel―me dice seria.

―¿Un embarazo?―tomo sus manos―babe, eso puede y debe pasar en cualquier momento, al fin y al cabo, no tendría nada de malo porque vamos a estar casados y en algún momento, formaremos una familia―le digo sonriente.

―Y tú, ¿en qué momento te volviste tan convincente?―me pregunta con una sonrisa.

―¿Eso quiere decir que sí?

―¿Tú qué crees, bobo?―me dice y vuelve a ponerse encima de mí.

Yo nos volteo y quedo encima de ella. La verdad es que sí me gustaría que quedara embarazada. Me pego a ella mientras la beso con fervor. Empiezo a mover mis caderas contra las suyas, y eso hace que ella se arquee. Escucho un quejido salir de su boca, el cual, callo con un beso. Entonces siento sus manos en mis lados, removiendo la tela de mi cuerpo y haciendo que entre en ella. Empiezo a moverme en su interior, mientras ella se mueve al mismo ritmo, lo cual, me hace perder la cabeza. Su cuerpo estremeciéndose y sus gemidos, me dejan saber que le está gustando y debo decir que nunca antes me había gustado tanto ver a una mujer disfrutando entre mis brazos. Ella, con sólo hacerme notar que se siente bien, me hace sentir excelentemente bien.

Vicenta:
Siento un cálido beso que me despierta a las 6:00 A.M. Abro mis ojos y veo que es mi Daniel.

―Buenos días―le digo con voz de bebé mientras me estiro.

―Buenos días―me dice y besa mi frente.

―¿Ya te vas?

―Sí, hoy trabajo temprano, pero regreso temprano―me regala una sonrisa de esas que tanto amo.

―Te dejé tu lunch preparado en el refri, sólo tienes que calentarlo y meterlo en la lonchera―le digo dulcemente.

―Está bien, amor―besa mi frente―tú sigue descansando.

―Bonito día.

―Bonito día.

Me quedo dormida por un par de horas más ya que a noche no me dejó ni respirar y me dio una de las mejores noches de mi vida. Me doy un baño y me visto. Bajo hasta la cocina y me dirijo al refri para prepararme un desayuno cuando veo que se le quedó su lunch.

―¡Ay, Daniel! ¡Qué voy a hacer contigo, amor!―digo riéndome y poniéndole al mal tiempo, buena cara.

No es muy de mi agrado ir a las oficinas de la migra, pero debo hacerlo para que mi querido y olvidadizo prometido no se quede sin almorzar. conociéndolo como lo conozco, ni siquiera desayunó. Me subo a mi camioneta y me dirijo hasta su oficina. Llego y llamo a su puerta.

―Toc toc, senor "traigo la cabeza puesta de milagro" ¿se puede?―le digo soltando una pequeña carcajada.

―Siempre eres bienvenida, amor―me dice con una sonrisa levantándose de su asiento mientras yo camino hacia él―¿de qué me olvidé esta vez?

―De tu almuerzo―le digo sonriente.

―Pues muchas gracias.

Sin previo aviso, me toma por la nuca y antes de que pueda decir nada, siento como sus labios se pegan apasionadamente a los míos y nuestras lenguas empiezan a juguetear. Es un beso de esos que te quitan el aire, que te dejan sin respirar y siempre, con ganas de más.

―A mí se me hace que tú estás dejando tu almuerzo en la casa a propósito pa que yo venga y poder plantarme un besote ¿no?―le digo con la respiración agitada y poniendo mis manos en mi cintura, mientras arqueo una ceja.

―Me descubriste―me dice al oído, lo cual hace que se erice mi piel―es que eres irresistible para mí.

―Bueno pues, se va a tener que aguantar hasta que llegue a la casa―le digo cerca de su oído.

―¿Me vas a dar muchos besitos hoy?―me dice cerca de mi boca.

―Muchos, pero en la casa, así que aguántese―le digo riendo.

Él me hace un puchero y yo le doy un rápido beso en la boca. Luego, abro la puerta y salgo de su oficina. Me detengo un segundo a buscar las llaves de mi camioneta en mi bolso cuando veo que Indira entra en la oficina de Daniel con uno de sus jefes, se trata de Brown. Al parecer, no me vieron ya que no me dijeron nada y dejaron la puerta de la oficina medio abierta. Con un poco de suerte y si me acerco, escucho la conversación. Normalmente no lo haría, pero siento que aquí está en juego algo demasiado importante.

Amor Prohibido [Señora Acero: La Coyote]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora