16 "Choque de miradas"

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Daniel:
Estoy en el ICE, como todos los meses, que vengo a preguntarle a Sanchez si hay algún rastro de que Vicenta haya cruzado la frontera. De repente, veo que entra Indira y parece que trae a un arrestado.

―¿A qué pobre diablo le irá a cagar la vida esta ahora?―digo asqueado con la fomra de proceder de esa mujer. Es demasido cruel, e inhumana.

―Daniel―me dice Sanchez, quien no quiere que me meta en líos.

De repente, veo que trae arrestada a una mujer embarazada con una panza bastante grande, pero dicha mujer, no quiere que vean su rostro. La senora está esposada.

―¿Es en serio, Indira? ¿Embarazada y esposada?―le grito molesto.

La mujer levanta el rostro y su mirada se choca con la mía. Quedo en shook al reconocerla, y ella tambien, al reconocerme a mí. Su mirada azul cielo se inunda de lágrimas, y la mía tambien. Quiero correr a abrazarla, pero está bastante lejos de mí... ¡no me importa! Trato de dirigirme hacia donde ella está, pero Sánchez, quien también está impactado, me detiene.

―Yo voy―me dice poniendo sus manos en mis hombros―recuerda que tú ya no trabajas aquí.

―¡Pero es mi mujer! ¿No la viste? está embarazada, y necesito que me responsa unas cuántas preguntas o mi cabeza va a explotar―le digo al borde de un colapso.

―Mira, Daniel, voy a hacer que la trsladen a un hospital, y te voy a dar la dirección y ahí podrás verla.

―¿Y si ell no me quiere ver?―pregunto angustiado.

―Si eres el padre de su hijo, ten por seguro que te va a querer ver.

Vicenta:
Acabo de ver a Daniel y tanto él, como yo, quedamos en shook al vernos. Indira me jalonea hasta llegar a la sala de interogatorios. Yo sólo espero no ver más a Daniel. Indira me sienta en una silla muy bruscamente.

―¿Y bien? ¡Habla! ¿Qué sabes del Indio Amaro?―me pregunta Indira dando golpes en la mesa.

―No sé nada, no he tenido contacto con ese mundo en nueve meses―le digo aturdida.

―¡Indira! ¿qué es esto?―dice Sanches irrumpiendo en la habitación.

―Ella no va a ayudar a atrapar al Indio, le estoy sacando informaión―dice indira orgullosa de lo que está haciendo.

―Esta no es la manera. ¡Mírala! está embarazada y la tienes esposada, y le estás hablando muy rudo. Mejor, llevémosla a un hospital a que la vean, y luego la interrogamos en una oficina, y sin las esposas.

―Y si no hago lo que me dices, ¿qué vas a hacer, Sanchez?―le dice Indira altanera.

―Te voy a reportar con Brown y no me desafíes, Indira, que tengo bastantes pruebas en tu contra―le dice Sánchez serio.

―Bueno, y dado que TODOS aquí sabemos que esto no lo harías por cualquiera, sino por esta ya que es la zorrita de tu amigo Daniel, hazte cargo tú de la situación―dice Indira y se va del cuarto.

―¿Estás bien?―me dice Sánchez.

―Sí, muchas gracias―le digo bajando la cabeza.

―Te voy a llevar a un hospital para ver que todo esté bien con tu bebé―me dice acariciando mi panza.

―Sanchez...

―No, Vicenta, ya sé lo que me vas a pedir y no. No te vas a estar escondiendo toda la vida de Daniel. Si él va a verte al hospital, lo vas a recibir y si no lo quieres volver a ver, se lo dices EN LA CARA, pero no te escondas más de él―me dice Sanchez serio.

Me quita las esposas y me lleva en una patrulla al hospital, en donde me ve un doctor y hasta me van a hacer una ecografía para estar seguros que todo está bien con mi hija.

Daniel:
Sanchez me mandó por mensaje la dirección del hospital y ya estoy ahí. Voy hasta la sala que me indicó Sánchez y al entrar, lo veo afuera esperando.

―Muchas gracias, bro―digo mientras lo abrazo.

―Para eso estamos los amigos, ahore ve y habla con ella―me dice sonriente.

―¿Me va a querer ver?―pregunto dudoso.

―Espero que sí, no sabrás si sí, hasta que no lo intentes.

―Tienes razón, bro.

―Anda, ve, yo tengo que quedarme aquí custodiándola.

―Gracias.

Me dirijo hacia el cuarto con el número que me dijo Sanchez y entro. El docor me mira y ella también. Veo tantas cosas en su mirada: dolor, nostalgia, miedo, verguenza, pero hay algo que no ha cambiado en ella, y son sus ojos, que aún me miran con amor. Ella baja su cabeza.

―Señor, no puede estar aquí―me dice el doctor medio molesto.

―Yo soy el papá de esa bebé, doctor―miro a mi mujer―¿o no, Vicenta?

―Dejelo quedarse, doc, dice la verdad―dice ella cabizbaja.

Entro y me siento en una silla al lado de ella, mientras le hacen la ecografía. La veo que evita mirarme y aferra sus manos a su enorme vientre. Yo pongo una de mis manos en su panza y siento que su respiración se acelera. Se escucha un sollozo y el doctor pregunta:

―Señora, ¿está bien?

―Sí... es solo la emocion de que pronto nacerá―dice Vicenta escondiendo su rostro de mí y siento una fría distancia entre los dos que me cala hasta los huesos.

―Será nuestra bendición, Vicenta―le digo sonriéndole y ella me mira con esos azulotes empapados en lágrimas.

Luego de unos minutos, el doctor nos pone a escuchar el corazoncito de nuestra bebé. Siento que las lágrimas se me escapan de los ojos al sentir la emoción de saber que esos latidos son del corazón de un hijo mío y de la mujer de mi vida, son latidos vitales de una vida que creó el más grande y puro amor que he sido capaz de sentir. Paso mi mano derecha por la espalda de Vicenta y ella no se inmuta, entonces lo sé: acabo de romper el hielo entre los dos. Hago que su cabeza quede recostada a mi pecho. La veo que acaricia su vientre y yo pongo mi mano encima de la suya. Escucho los corazones de mis mujeres latir a mil por hora y siento que mi hija da una patadita en el vientre de su madre.

―¿Sentiste eso? ¡Se movió!―digo emocionado.

―Sí.

―Bueno, señores, yo los dejo solos, hasta que el agente venga a buscar a la señora―nos dice el doctor.

―Sí, señor, yo estoy aquí con permiso del agente―le digo con una sonrisa.

Vicenta:
Estoy aquí, en donde y como nunca me imaginé. No pensé tener que volver a ver a Daniel, pero sin embargo, aquí está, a mi lado, e igual de emocionado que yo por su hija. Siento que no deja de besar mi vientre y eso, aunque yo no quiera, me llena de paz y por un segundo, el mundo se reduce a nosotros tres.

―Creo que tenemos que hablar―me dice y veo angustia en sus ojos.

Amor Prohibido [Señora Acero: La Coyote]Where stories live. Discover now