17 "Conclusiones prematuras"

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Vicenta:
―Daniel, no te tienes que hacer responsable de esto. Yo era la que se podía embarazar, debí ser más responsable―le digo desviando la mirada.

―No, señora, usted no es la única culpable aquí―agarra mi mentón y me hace mirarlo a esos ojos aqua que me pierden―hicimos el amor sin cuidarnos varias veces LOS DOS. A demás, creo que ahora es inútil buscar culpables ¿no? Lo mejor que podemos hacer es poner nuestra mejor sonrisa y cuidar a nuestra bebé, y darle todo el amor que se merece.

―Eso implicaría que estés cerca de mí, y que te pongas en peligro, y yo no quiero eso, pero tampoco quiero separarme de mi niña―le digo llorando y con el alma destrozada.

―No tenemos que alejarnos, cuando las cosas tienen que pasar, terminan pasando, así estemos juntos o separados―me dice con tanta seguridad, que por un minuto le creo.

―Pero...

―Pero nada. Vicenta, tú y yo DEBEMOS estar juntos, y este embarazo tuyo y mío, es el destino gritándote que te amo, y que quiero estar contigo y con mi hija, quiero que seamos una familia hermosa y llena de amor, ¿sí?―acuna mi rostro y me dice demasiado cerca de mi boca―por favor, chiquita.

Levanto mi mirada y siento sus ojos demasiado cerca de los míos, lo cual sé que es peligroso, pero cierro mis ojos, porque por este momento, siento que si ambos morimos, habría valido la pena, porque estuvimos juntos, y nos amamos. Sus labios me sacan de mis pensamientos pegándose a los míos, dándome un tierno beso. Yo solo me dejo porque el simple contacto con su piel, hace que la mía se erice, mis latidos se aceleran, mi respiración se altera. Siento que me toma por la nuca, haciendo el beso más necesitado. Dejo que nuestras lenguas jugueteen mientras yo siento como su beso me va llenando cada vacío que tengo en el alma. Nos despegamos para tomar un poco de aire y poder respirar, y antes de que pueda recuperar la cordura, se me escapa un:

―Te amo, Daniel.

―Te amo, Vicenta―me dice con una sonrisa y me abraza.

Me aferro fuerte a los brazos de Daniel cuando recuerdo un detalle que hace que la culpa me invada: ahora soy la novia de Anthony y después de todo lo bueno que hizo por mí, no puedo hacerle esto. Me dispongo a encarar a Daniel cuando empiezo a sentir un fuerte dolor en mi vientre que hace que me doble y pegue un grito.

―¿Qué pasa?―me pregunta angustiado―¿es la bebé?

―¡S...s...sí!―grito casi sin aliento.

―¡DOCTOR, YA VA A NACER!―grita sin dejar de abrazarme.

―N...no puede n...nacer―digo aterrada.

―¿Por qué?―me pregunta también asustado.

―¡Solo tengo ocho meses! Es muy peligroso para ella.

―Y para ti también―me dice temeroso.

―¡Yo no importo!―grito enérgica.

―No digas eso―me dice acariciando mi cabeza.

―Yo no importo―digo con la voz quebrada.

―A ver, ¡mírame!―agarra mi rostro y me hace mirarlo―importan las dos, y se van a salvar LAS DOS.

―Si me muero, cuídala, hazla feliz. Vas a ser todo lo que tendrá―le digo viendo borroso de tanto dolor.

―¡NO TE VAS A MORIR!―me grita rompiendo en llanto y pega su frente a la mía―no te vas a morir. No te recuperé después de tanto tiempo para perderte ahora.

―¡Aquí nadie se va a morir!―dice el doctor irrumpiendo enérgicamente en la habitación―usted y su hija, se van a salvar, señora.

Daniel:
El doctor y los enfermeros la suben en la camilla y todos nos dirigimos a la sala de parto. Acomodan todo para que mi mujer en la cama especializada y empiezan las labores de parto. Yo paso uno de mis brazos por detrás de sus hombros y con el otro sostengo su mano, la cual, ella aprieta con fuerza. Ella grita de dolor, pero sabe que al final, todo ese dolor habrá valido la pena. yo le echo porras a cada instante y aprieto su mano de vuelta hasta que le siento desplomarse en la cama y escucho el llanto de mi bebé.

―Lo lograste―le digo regalándole una sonrisa y sin soltar su mano.

―Lo logramos―me dice sin aliento, con sus ojos cerrados y besa mi mano.

Los médicos terminan de preparar a mi bebé y me la entregan. La tomo entre mis brazos y lo que siento es indescriptible. Siento que tengo el mundo a mis pies, y me pregunto ¿qué fue eso tan bueno que le hice al mundo para merecer una criatura tan hermosa. Ella llora y yo la acuno, lo cual, hace que se calme un poquito. Miro a su madre y nos mira con mucha ternura y con una sonrisa dibujada en el rostro.

Vicenta:
Me da demasiada ternura la forma en la que Daniel carga a nuestra hija, la forma en que la arrulla, el amor con que la mira y me siento culpable de que no podamos ser una familia. Vicenta, hoy no hay espacio para las culpas, ni para el dolor. Hoy solo cabe la felicidad que trajo mi hija con su llegada en nuestros corazones.

―Venga con mami, mijita―digo abriendo mis brazos con una sonrisa.

―¿Quieres ir con mami?―dice Daniel mirándola―¿si? ¡vámonos con mami!

Me la entrega y no tengo palabras para expresar lo que siento al tenerla en mis brazos: simplemente, no sabía que se podía amar tanto a alguien desde la primera vista, la primera sonrisa, la primera caricia. Mi chiquita me mira sonriente y sus manitas juegan con mi rostro. La miro a sus ojitos azules, como los míos, y en ese momento lo sé: viviré por y para ella.

—Mi vida, debes tener hambre—le digo dulcemente.

Mi cuerpo llevaba ocho meses preparándose para este momento, y para todos los que vienen detrás, así que empiezo a darle pecho a mi hija. Es una sensación rara: me duele, pero me siento plena al saber que estoy alimentando a ese ser que salió de mí, a esa vida que surgió del amor. Lástima que ese amor, esté prohibido. Termino de amamantar a mi hija y Daniel la pone en su cuna. Sé que han pasado unas cuantas horas desde que salí de la casa. Son las 8:00 de la noche y Anthony debe de estar preocupado porque no he llegado. No tengo ni celular a la mano. A demás, hay algo más importante que debo hacer antes.

—¿Quieres que vaya por tus cosas a donde sea que estés viviendo? Tú solo dame la dirección y yo lo recojo todo. Quiero que estén cómodas cuando lleguen a la casa—me dice Daniel con una sonrisa, la cual no quiero borrar de su rostro.

Sé que hago feliz a Daniel y él me hace feliz a mí, pero ya le había prometido a Anthony que lo intentaría con él. ¿Qué hago?

Amor Prohibido [Señora Acero: La Coyote]Where stories live. Discover now