Capítulo 32

2.1K 213 130
                                    

Narra Purre

Suspiré hondo y miré la puerta.

Llevaba dos minutos plantado frente la puerta de su casa con un miedo terrible. ¿Por qué estaba tan asustado?

Eso mismo me pregunto yo desde hace dos minutos.

Era una simple cita. No era nada del otro mundo.

Estiré la mano, pero la volví a retirar. Madre mía, parecía estúpido.

Es que eres estúpido.

¿Gracias?

De nada. Pero hazme el favor de llamar de una vez y dejar de comportante como un idiota.

Vale, vale. No hacía falta insultar.

Suspiré hondo y apreté el timbre.

Ay no, ¿qué hice?

Nadie respondió, ni siquiera Isabella.

Fui a estirar el brazo de nuevo, pero justo en ese momento se abrió la puerta dejándome ver a Pilar.

La miré de arriba abajo sin ningún disimulo. Creo que me acababa de provocar un cortocircuito.

—Hola. —habló su fina voz.

Me dedicó una sonrisa tímida, lo que provocó que mi corazón comenzara a latir enloquecido.

—Hola. —contesté confundido. —Wow, estás.... preciosa.

Preciosa se quedaba corto, pero si decía todos los pensamientos que surcaban por mi cabeza, no terminaría nunca.

—Gracias. —respondió con una sonrisa. —Vos estas muy lindo.

—Gracias. —respondí intentando decir algo coherente.

—Este vídeo quedará guardado para la posteridad. —escuché a alguien decir.

En ese instante, es cuando reaccioné y miré a Isabella que nos estaba grabando.

—Apaga eso o te lo rompo —le dije y tapé la cámara con mi mano.

—Quieto, no toques a mi novio. —contestó apartándolo. —Y no. Esto lo usaré para enseñárselo a tus hijos y que se burlen de ti.

Empujó a Pilar un poco y nos deseó una buena noche.

— ¿Me vas a decir ya a dónde vamos? —insistió poniéndose el casco.

—Mmmm, no. —dije.

—Dale, porfiii. —me repitió.

—Te tendrás que esperar, caramelito. —ella me contestó con cara de enfado y se subió detrás mía.

Arranqué el motor y puse marcha hacia el sitio que había reservado.

— ¿Qué hacemos en un hotel? —comentó nada más llegar.

Le entregué las llaves a uno de los asistentes que había y pasé un brazo por su cadera.

—Aquí es nuestra cita. —susurré en su oído.

Hice el ameno de andar hacia adelante, pero al no moverse me giré para mirarla.

—No, no. No pienso hacer esto. Sabía que no ibas a cambiar, que eras un maldito mentiroso y has estado jugando conmigo y.... ¡Eres asqueroso! —me gritó.

¿Soy el único que no entiende que se supone que está diciendo?

— ¿Caramelito de que me estás hablando? —dije incrédulo.

Mi vecino me espía [✔]Where stories live. Discover now