Capítulo 15

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Narra Pilar

A la mañana siguiente, me tranquilizó ver desde mi ventana los pies de Purre en su cama. Gracias a Dios, ya había vuelto a casa.

La intranquilidad de la noche pasada se evaporó en un instante y me dispuse a arreglarme para ir a clase. Ya arreglada, tomé mi mochila y salí de mi habitación en dirección a la cocina.

—Buenos días. ¿A qué hora llegaste? —le pregunté a Isa nada más encontrármela en la cocina.

Ella, que estaba cocinando en los fogones, pegó un pequeño salto y me miró con una mano en el corazón.

—Las ocho de la mañana y tú ya pegando estos sustos. —me dijo y yo dejé la mochila sobre una de las sillas de la isleta.

—Perdona. —contesté y se volvió a girar.

—Llegué hace poco. Los médicos tardaron más de lo esperado. —contestó.

— ¿Tu amiga se encuentra bien? —volví a preguntar mientras me ponía una taza de café.

— ¿Mi amiga? —preguntó como si no entendiera de lo que hablaba. Segundos después reaccionó— ¡Ah! ¡Sí! ¡Mi amiga! Sí, está bien.

—Me alegro. —contesté poco convencida y desayunamos en silencio.

Cuando salimos en dirección a su auto, vi el ferrarri de Purre frente a su casa.

—Hoy no creo que vaya a la Uni. —me dijo Isabella respondiendo a la pregunta que se estaba haciendo mi cabeza. —Cuando llegué esta noche me lo encontré y parecía cansado, no aparecerá hasta un par de días lo más probable.

— ¿Siempre hace eso? —pregunté subiendo a su auto.

—Ahora sí, antes era un empollón que iba a todas las clases. —contestó encendiendo el motor y miré una última vez su casa.

Y como dijo Isabella, Purre no apareció hasta el miércoles de la siguiente semana.

Estuvo nueve días desaparecido y si no fuera porque alguna que otra vez le veía en su habitación, pensaría que estaba muerto. Eso sí, nunca le llegaba a ver entero y mucho menos la cara.

Cada día la pregunta de clase en la que coincidíamos los dos era "¿Alguien sabe dónde se ha metido Giménez?" y la respuesta siempre era la misma "Ni idea".

Ya había escuchado muchos comentarios en los pasillos sobre lo que le podía haber pasado y creerme que ninguno era especialmente bonito. Desde que se había suicidado, hasta que el karma se la había de vuelto y le había pasado lo mismo que a su ex novia.

¿De verdad era la única que pensaba que José Giménez no era tan malo como aparentaba?

Esos días me di cuenta de que en la Universidad puede haber gente más arpía que en el instituto. Y ni hablemos de la "novia" no-novia de Purre, que lo único que hace ahora es torturarme por los pasillos.

— "Por tu culpa Purre no me contesta mis mensajes" —era lo que me decía día tras día. Y miles de veces había tenido ganas de contestarla los comentarios que pensaba mi cabeza, pero me callé porque era mejor así.

—Somos como los pingüinos, Pilar. Cuando uno se va a por la comida para sus hijos, el otro se queda cuidándolos. —decía Alex a las 8:15 de la mañana mientras yo habría mi casillero.

—La pregunta de todo esto es: ¿Qué tienen que ver los pingüinos con que Pilar te deje sus apuntes? —dijo Jackson por mí.

Alex bufó y se pasó las manos por la cara frustrado.

Mi vecino me espía [✔]Where stories live. Discover now