Capitulo 42.

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—Lo has hecho muy bien, pero no amenazas a los tuyos. —Dice Daniel de repente.

—Si no lo hago irán atrás de ustedes y eso es lo que menos quiero. —Le digo seria. —Alex ve al gimnasio ya llego yo. —Lo miro como se va sin decir nada.

—Sangre. —Dice Diana asustada.

—Quiero que ustedes vayan por mis primos, necesito hablar con ellos del puesto del trono cuando esto acabe. —Les digo seria.

—No te vamos a dejar sola. —Dice Daniel serio.

—No es una opinión es una orden, Alex en cualquier momento se va a trasformar, sospecho que ya mañana o en la madrugara estaremos detrás de él. —Les digo seria.

—Está bien. —Dicen los dos.

Asiento con la cabeza y me alejo de ellos, camino hasta llegar el gimnasio, abro la puerta, Alex esta sin camisa dando pequeños golpes al saco de boxeo.

En su cuerpo hay partes blancas bastante notorias, en su espalda hay muchas venas negras, su corazón deja de latir, le miro la cara de perfil, no se da cuenta que no está respirando, sus ojos rojos aparecen, se detiene y me mira atreves del espejo.

—Escucho un chillido cuando te acercas. —Dice con algo de confusión.

—Con ese chillido sabemos que hay otros igual a nosotros cerca. —Le digo mirándolo a los ojos por el espejo.

—Es extraño porque, a pesar de ese chillido en ti puedo sentir algo más. —Dice serio.

—Debe ser la sensación de que no soy una amenaza, aprenderás a reconocerlo cuando te transformes. —Le digo acercándome a él.

Se da la vuelta.

—Eres muy hermosa. —Dice de repente.

Me quedo Quita en mi lugar creo que si tuviera corazón, este estuviera latiendo muy rápido. Se inclina un poco y me mira a los ojos.

—Alex comenzaremos con tu velocidad, da cien vueltas. —Le digo alejándome de él.

Pero me detiene abrazándome por detrás.

—Estas huyendo, no me detendré contigo, me gustas y no me importa que seas un vampiro, luchare por lo que siento. —Dice soltándome de repente.

Puedo sentir como mi cuerpo pide su contacto, sacudo mi cabeza, me siento en unas bancas.

—Corre más rápido pareces un humano y ya no lo eres tanto. —Le digo seria.

Sus ojos se vuelven más rojos,corre directo hacia a mí niego con la cabeza, lo tomo del hombro, en un abrir de ojos y lo tiro contra el suelo, un leve quejido sale de sus labios, lo sujetándolo del hombro  con poca fuerza.

—No trates de casarme, si no saldrás muy lastimado. —Le digo soltándolo.

—Solo quería ver si lo lograba. —Dice levantándose rápido.

—No lo hagas más, no es suficiente corre más rápido, lo haces más rápido cuando no estoy yo presente. —Le digo sentándome de nuevo.

— ¿Lo sabes? —Dice poniéndose a correr como humano.

—Si, tu respiración te delataba ahora no lo hace. —Le digo cruzando las piernas.

—¿Como que ya no me delata? —Dice serio.

—No estas respirando Alex. —Le digo señalando su abdomen. Él se mira rápidamente y se pone pálido. —No te vas ahogar. —Le digo seria.

—No lo necesito verdad. —Dice mirándome algo asustado.

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