Capitulo 35.

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Asustado no es la palabra correcta esta horrorizado, sus ojos se pueden salir de sus cuencas, aparto mi mirada y comienzo a caminar.

—Vamos a la casa, necesitamos descansar. —Les digo a todos.

Pero creo que me lo dije más a mí misma que a los demás. Hago la intención de correr pero me sujetan del brazo.

—No te encierres . —Escucho las palabras de Daniel.

No digo nada y me suelta de poco a poco, escucho los pasos de Diana y se pone al lado mío, escucho los pasos de Alex y todos comenzamos a caminar.

Puedo sentir la mirada de Alex sobre mí todo el rato que llevamos caminando.

—Sube a mi despacho debemos hablar. —Dice Daniel.

No digo nada, miro a Alex él se detiene y me mira como puede.

—Puedes subir a tu habitación y descansar, si tienes hambre le puedes pedir a Diana algo de comer. —Le digo mirándolo un poco más.

No tiene ninguna herida, solo sus ojos me ven a mí, paso mi lengua por mis colmillos y voy al despacho de Daniel. Solo con entrar puedo percibir el estrés que tiene, su olor amargo y su expresión me hacen mirarlo a los ojos.

—Estoy bien. —Le digo seria.

—Lo se pequeña, solo que hay malas noticias. —Dice sentándose en un sillón.

— ¿Malas noticias? —Lo miro sin entender del todo.

—Llego una carta o más bien alguien la dejo. —Dice mirando un sobre encima de su escritorio.

—No está abierto. —Le digo, dándole a entender que como sabe que son malas noticias.

—Mira el sello sangre. —Dice arrugando su cara.

Hago caso y me acerco, miro el sello, su símbolo me trae recuerdos, miro a Daniel, el asiente.

Salgo de esa habitación, mi enojo crece, necesito sacar este enojo, me carcome por dentro, todos mienten pero que ellos mismos admitan su muerte, me dan a entender que eso es lo que buscaban, lo primero que veo al salir al jardín es un árbol, el enojo me gana y le doy un golpe, el árbol cae sin aguantar mucho el impacto.

Veo rojo por las lágrimas de sangre que caen por mis mejillas.

—Sangre, no te hagas daño por favor. —Escucho las palabras de Alex.

Diana está a su lado y Daniel no tarda en aparecer, Daniel se acerca y toma mi mano.

—Sangre, ve a ducharte y come algo, después trata de dormir. —Dice  preocupado.

Yo asiento como puedo y me alejo de ellos, llego a mi puerta y la abro, en la mesa veo muchos libros y hojas tiradas, cierro la puerta y comienzo a quitarme la ropa que  esta con manchas de sangre, entro al baño, me miro en el espejo, pero no hay nada que reflejar.

Abro la llave y el agua no tarda en caer, miro una vez más el espejo y no hay nada, así de inexistente soy. Entro y el agua comienza a lavar los restos de sangre, tal vez sangre mía o de los que mate, no lo sé, solo la miro irse por el agua.

Tomo un poco de jabón y una esponja, comienzo a restregar mi cuerpo, en algunas partes la espuma es roja por la sangre, en otras es blanca como mi piel, dejo la esponja con el jabón y tomo un poco de shampú y restriego mi cabello, cuando me siento limpia vuelvo a dejar que el agua fluya por mi cuerpo.

Terminando que deje que se lleve el jabón y sangre, cuando termino cierro la llave y salgo, me envuelvo en una toalla y salgo. Me miro al espejo y no se ve nada solo la toalla.

Sangreحيث تعيش القصص. اكتشف الآن