No bastó una ni dos, fueron cinco las veces que la tetera impactó su cara hasta dejarla desfigurada completamente.

Solo cuando el metal cae al suelo y el sonido invade la habitación se ha dado cuenta lo que hizo.

No, no se siente arrepentido, más bien aliviado.

Se mueve con tranquilidad por la habitación, todo casual, como si no hubiera un cadaver en la cama, y se pone sus viejos jeans que estaban tirados del otro lado de la habitación, se pone una camisa limpia que encuentra en el closet y se calza los zapatos; pronto se apresura a buscar de dentro de los armarios una mochila color rojo, mete en ella un poco más de ropa que sabe va a necesitar y toma todo el dinero que Thomas guarda en su mesa de noche y en su billetera.

No le preocupa en lo más mínimo dejar todas sus huellas por la casa, pues Thomas siempre fue muy obstinado en que Frank no tuviera identificaciones ni nada que pudieran comprobar su existencia, esto lo había hecho con el mero interés de que si algún día alguien (incluso el mismo Frank) le llegarán a denunciar, el podría salirse con la suya apelando al sentido común de que no existía ningún Frank Iero, no tenía ID , huellas digitales o ADN registrados dentro del sistema de datos, por lo tanto él no era una persona para el país, y jamás estuvo tan feliz como ahora de que así fuera.

El único problema ahora era salir de la gran casa sin ser visto por los dos gorilas que se encontraban afuera cuidando la propiedad, eso y las cámaras que estaban vigilando la fachada día y noche; así que hizo lo único sensato que pudo pensar en ese momento y bajó hasta la cochera, se montó en el auto de Thomas, el auto negro enorme que tenía los vidrios polarizados, y con su poco conocimiento lo logró encender. Recordaba muy poco de las clases que un día le dio Ray pero fue suficiente como para poder salir de la propiedad sin que los guardias sospecharan nada, como si hubiera sido Thomas el que ha salido en el auto a mitad de la noche.

Cagándose de miedo pudo llegar hasta el final de la calle, ahí donde ya no había nadie, ni cámaras, ni guardias, ni personas merodeando, entonces se baja del auto y huye corriendo lo más rápido que puede, como si su vida dependiera de ello, y en efecto, así era.

.

El sol ya ha salido por completo y como es de costumbre aquí en California desde muy temprano sus rayos empiezan a quemarte la cara.

Está más asustado que nervioso porque solo hasta ahora, que está ya bastante lejos, se da cuenta lo que ha hecho, y por mucho que odiara a Thomas jamás pensó que sería él quien terminara con su vida, tal vez ninguno de los dos lo pensó.

Cuando finalmente pudo controlar sus nervios y ansiedad se animó a entrar a la cabina telefónica que estaba dentro de la estación de gas; ahí, con el sudor perlando si frente y sus dedos temblorosos pudo marcar el número que se mostraba en aquel papel viejo que Ray le había dado hacía meses. Tal vez ahora comprendió lo que su amigo le había dicho el día que se lo dio.

"Llama cuando seas libre"

No se sentía del todo libre, pues ahí se hallaba atado a sus culpas y miedos, pero aún así necesitaba de ayuda, la que fuese.

.

Larry llevaba veinte años recorriendo todo el país en su camión rojo brillante, era un viejo barbón con un prominente vientre pero eso no lo detenía de usar camisetas dos tallas menos a la suya; sin embargo, era un buen sujeto, Frank llevaba ya un día entero viajando junto al tío político de Raymond, el viejo no paraba de hablar, pero para Frank eso estaba bien pues Larry no preguntaba, y eso le gustaba.

Tenía que esperar dos días más hasta llegar a New York, no se había molestado en llamar a nadie, ni siquiera a Raymond, pues después de dejar atrás el cuerpo sin vida de Thomas las cosas pudieron ponerse feas, tal vez la policía ya estaba investigando algo, tal vez sospechaban de él aún cuando no pudieran seguir su rastro.

Cuando hicieron una parada en una estación de gas a las afueras de Colorado, Frank tuvo que salir del camión corriendo en busca de un baño... tenía que vomitar, pues el rostro ensangrentado y rojo de Thomas le perseguía por todo el país.

Mientras Larry estaba comiéndose unos panqueques en el restaurante de enfrente, Frank decidió entrar al mini supermercado que se encontraba en la estación, compró un tinte de cabello color rojo, muy parecido al que solía usar Gerard, unas tijeras y unas gafas de sol, después de pagarlo todo volvió al baño y no lo dudo dos veces antes de echarse todo el tinte sobre el cabello, corto muy bajo el cabello que tenía a cada lado y solo dejo un gran mechón en el medio, muy al estilo punk de los 70's.

Cuando entró nuevamente al camión junto a Larry este tuvo que parpadear un par de veces, pues no lo reconoció al instante, Frank sonrió triunfante viendo que logró su cometido; unos minutos después volvieron a la carretera, Larry no pregunto nada y empezó a hablar de su vida cuando estaba en el ejército.

.

Se despidió del viejo regordete y le dio las gracias una vez más, tomó su mochila y colgándoselas en el hombro se marchó hasta la estación de trenes que se encontraba a las afueras de Tarrytown, el regreso a casa sería largo pero tenia dentro de él la ilusión de volver a ver a Gerard y eso compensaba cualquier dolor en su trasero por los 3 días de viaje sin descanso.

Sentado en el asiento del fondo recostó su cabeza sobre el vidrio de la ventana, tantos años vivió en New York y jamás había conocido el lado noroeste de la ciudad, las pequeñas casas y grises edificios le hicieron sentir en casa aún cuando jamás estuvo ahí antes, tal vez era el simple hecho de saber que solo era cuestión de horas hasta volver a ver esos verdes ojos.

Mientras se imagina el reencuentro con Gerard empezó a escuchar el tik tok del reloj nuevamente, levantó la cabeza rápidamente en señal de alerta y la giró por todos lados, pero el vagón estaba vacío, era casi media noche y no había nadie junto a él; oh no, el incesante sonido del reloj le volvía a atormentar, tal vez ahora para decirle que es muy tarde, o solo que está perdiendo el tiempo.

Quería romper el maldito reloj y finalmente terminar con el sonido, pero cuando se dio cuenta que el tik tok venía de su cabeza sintió miedo.

Última parada.– Le informa el maquinista y Frank se levanta, con pasos torpes sale del tren y eventualmente de la estación, sabe que el edificio de Gerard no está lejos, su primer instinto es llegar caminando, pero al recordar el sonido del reloj prefiere tomar un taxi y no perder más tiempo.

Mientras más cerca estaba del edificio más nervioso se ponía, era una sensación extraña, familiar pero a la vez triste.

Cuando encajó las llaves en la cerradura de la puerta suspiró aliviado, pues no habían cambiado el seguro, eso significaba que el departamento aún pertenecía a Gerard.

Al dar unos pasos dentro de la sala se da cuenta que todo el departamento está vacío, en un principio no lo cree, pero después se da cuenta que aquel sillón donde alguna vez compartió la cena con Gerard ya no estaba, tampoco estaba su mesita de centro que guardaba su cenicero con las colillas del cigarro; faltaba su cama en mitad del dormitorio, aquella que jamás estaba tendida pero siempre olía a su perfume, en aquella cama donde Gerard lo convirtió en arte, en hombre y en amante, ahí donde fue tan feliz, donde vio a Gerard una y mil veces sonreír y llorar, donde le recitaba poemas y se inyectaba.

No, no faltaban las cosas dentro del departamento, lo que falta era Gerard, ahí, en ese momento, en su vida.

Abrió los armarios en busca de una respuesta y la encontró, probablemente hubiera sido más feliz si no hubiera encontrado nada; pero ahí en medio del closet se encontraba una carta con su nombre, como si Gerard supiera que él iba a volver, porque él jamás perdió la esperanza.

Abre la carta con manos temblorosas y cuando distingue la letra de Gerard grabada en el papel sonríe un poco, pues parece ser que agarró las fuerzas necesarias para escribir una carta con su puño y letra.

Sin embargo, poco a poco esa sonrisa se desvanece y las lágrimas empiezan a llenar sus ojos; su peor miedo se ha confirmado y parece que ya no tiene fuerzas para sobrellevar el dolor.

Ha luchado tanto ¿y todo para que?

Gerard se ha ido.

~Fin~

Heavy Dirty Soul |Frerard|Where stories live. Discover now