XIV

172 31 1
                                    

Despierto muy asustado con la sensación de que alguien me está observando, me levanto bañado en sudor y cuando prendo la lámpara de la mesa de noche me encuentro una silueta aterradora parada al pie de mi cama.

— Casi me matas del susto.– Le digo aterrado mientras él solo se queda ahí, mirándome y sonriendo de forma siniestra.

— Me voy de viaje a Los Ángeles, mi vuelo sale en unas horas.

— ¿Por qué no me lo dijiste antes? Hubiera tenido más tiempo para...– Se acerca a mi y me detiene cuando me ve levantarme de la cama apresurando.

— Está vez no quiero que me acompañes.– Me dice y yo me siento sobre la cama nuevamente, me tomo mi tiempo para reaccionar y me froto los ojos un par de veces para comprobar que no es un sueño.

Nunca... jamás! Thomas ha ido de viaje sin llevarme como su mascota, es por eso que ahora me resulta tan irreal que quiera ir sin mi.

— Solo he venido a despedirme.– Me acaricia la cabeza tratando de parecer cariñoso pero yo solo puedo temblar de miedo cuando su  mano me toca.– Pórtate bien.– es lo último que le escucho decir antes de abandonar mi habitación.

De no ser porque me tocó la cabeza aún pensaría que fue un sueño, pero no, era la realidad, y por muy triste que pareciera, esta fue mucho más aterradora que cualquier pesadilla.

.

Creo que he podido controlarme con respecto al tema de mi "enamoramiento" con Gerard, he decido no decirle nada sobre eso porque siento que podría arruinar las cosas, y la verdad las cosas han ido de maravilla como para mandar todo a la mierda.

Prefiero cerrar la boca y dejar que las cosas fluyan tal cual lo vienen haciendo, algo dentro de mi me dice que Gerard puede sentir lo mismo, solo tal vez...

– Tengo buenas noticias.– Le digo mientras me siento en la silla frente a su escritorio, él asiente pidiéndome que continúe, al parecer está muy ocupado con algunos papeles que tiene en el escritorio.– Thomas se fue, adiós, kaboom!– Solo entonces levanta la vista atónito y deja caer su mandíbula mientras yo me rio.– No, no esta muerto, solo se fue a Los Ángeles y vuelve hasta el sábado por la noche, así que pensé que podríamos, ya sabes, hacer algo en tu departamento, una cena, películas...

— No puedo.– Me dice volviendo a sus papeles.

— Pero...

— Ya tengo planes,– Me siento desvanecer ahí mismo, esta es una oportunidad en un millón y Gerard la está desaprovechando como si no fuera nada.– en verdad lo siento.– se levanta de su sillón y camina hacia la puerta mientras me mira con cara de perro triste.– Ahora, sino te molesta.– Abre la puerta y sin decirlo realmente me pide que me vaya.

— No, no me molesta.– Tomo mis cosas y salgo hecho una bala, ni siquiera quiero verle a los ojos estoy tan molesto.

No pienso desperdiciar el primero y tal vez único viernes libre que tengo en mi vida.

— Frank, que gusto verte por aquí.– Jamia me toma por el brazo y empieza a caminar conmigo como si nada, normalmente su presencia me molestaría pero justo ahora me alegro de verla.– Mira ya se que odias las fiestas, porque siempre te invito y jamás vas, pero hoy haré la mejor fiesta y necesito que vayas, es muy importante, ¿sabes?

— Claro, ¿por qué no?

.

— ¿Seguro es aquí?– Me pregunta Ray, no se ve muy convencido de dejarme ir solo así que tengo que parecer confiado para que no se preocupe, aún cuando estoy más nervioso que él.

— Claro, esta es la dirección.

Cuando pensaba en fiestas me imaginaba música por todos lados y chicos ebrios vomitando en los arbustos, pero creo que las películas de Hollywood me han engañado.

— Estaré bien, ven por mi a las 11:30.

— Estaré aquí a las 11.– Me dice con voz firme y parece que no hay forma de hacerlo cambiar de opinión, así que acepto y bajo del auto.

Me acerco a la puerta y timbro una sola vez, miro de reojo y Ray sigue ahí esperando hasta que entre, ruego porque solo salga Jamia a recibirme porque no quiero que nadie más sepa que soy patético.

— ¿Frank?– Me pregunta confundida, después sonríe y rápidamente empieza a reír.– ¿Sabes? Cuando dicen que la fiesta es a las 7 se supone que las personas empiezan a llegar a las 8.

Mierda.

— Bueno, entonces volveré después y...

— Entra, tonto.– Me toma por la mano y me hace entrar rápidamente.

Me siento en su sofá y desearía con todas mis fuerzas estar con Gerard y no aquí, pero esto es a lo que me ha orillado ese idiota, a venir a una fiesta de adolescentes en la que los invitados ni siquiera llegan a la hora que es... tal vez simplemente no encajo y jamás lo haré con estas personas, y es tan sencillo darse cuenta porque yo no soy igual a ellos, no tuve una niñez ni adolescencia normal

¿Por qué estoy fingiendo?

¿Por que acepte venir?

— Eres lindo.– Me dice mientras se acerca con dos botellas de cerveza en las manos.

— Yo no bebo.– Digo de forma instintiva y Jamia me mira como bicho raro.

— ¿Tus padres te lo prohíben?– Cuando dice eso me doy cuenta de que esta noche nadie me puede prohibir nada, así que ¿por que no?

— ¿Sabes que? Tomaré la cerveza.– Le digo y empiezo a beber, el amargo sabor invade mi boca y a decir verdad no se siente nada bien... pero qué importa, hoy puedo fingir ser alguien normal.

.

Jamia tenía razón, a partir de las 8 todo el mundo empezó a llegar, y para cuando eso pasó yo ya me sentía algo ebrio, pero simplemente no podía parar, había algo en ese horrible líquido que me hacía querer seguir tomándolo una y otra vez aún cuando no quisiera.

— Mis amigas y yo.– me dice Jamia apuntándome con el dedo.– siempre nos preguntamos porqué alguien como tú está tan solo.– Estaba ebrio, pero no lo suficiente como para decirle la verdad.– ¿Acaso eres gay?

Sé que no trataba de ser grosera al preguntarlo (aún cuando sonó grosera) sé que ella ya estaba ebria así que se lo deje pasar y lo tomé con humor.

— Pues no, solo estoy buscando a la indicada.

— ¿Y mientras esperas no te gustaría estar con la equivocada?

Traté de negarlo durante toda la noche pero en este momento ya era muy obvio que Jamia se me estaba insinuando, y a decir verdad no se si fue porque ya estaba harto de sus coqueteos o el hecho de que estaba molesto con Gerard por rechazarme hoy o porque quería ser normal y probar cosas nuevas o porque estaba muy muy ebrio... tal vez fue todo eso combinado lo que me hizo terminar aceptando su invitación.

Entonces de un momento a otro estaba ahí, besando a Jamia en su habitación, besando a una mujer, algo que jamás había hecho y jamás creí que pasaría... y se sentía bien, su piel era tan suave y sus manos muy delicadas cuando me acariciaba de vuelta, era lindo pero no lo sentía correcto.

Trate de parar pero fue entonces cuando se abrió la blusa y ella misma guió mis manos a tocar su busto.

No se como describirlo, se sentía tremendamente bien y por alguna extraña razón me dieron ganas de besar sus pezones, así que abrí su brazier con dificultad y cuando esté por fin callo al suelo vi sus pechos desnudos y casi vomito.

No iba a vomitar porque no me gustaba lo que veía, claro que me gustaba, pero no pude evitar reconocer aquellos pechos en una de las pinturas de Gerard... los mismo lunares, las mismas marcas, su color, su forma... no había duda, eran los mismos.

.

Heavy Dirty Soul |Frerard|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora