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Menea el whisky que está en el vaso de cristal al mismo ritmo que aquel muchacho mueve las caderas al caminar, no debe tener más de diecisiete años pero eso no impide que el mayor lo mire con deseo y se lama los labios pensando en todo lo que le haría de tenerlo en sus manos.

— ¿Y?– Pregunta el dueño del lugar sentándose a su lado y golpeándole el hombro en forma amistosa, el castaño enarca una ceja y hace una mueca de disgusto, frecuenta el lugar hace varios años ya, pero eso no quiere decir que el dueño pueda tratarlo como su amigo... él solo viene a tener sexo, no a ser sociable.– ¿Viste algo que te gustara hoy?– Solo ahora que la pregunta surge una sonrisa se dibuja en su rostro.

— ¿Quien es él?– Señala al pequeño chico que va corriendo de un lado a otro con las bebidas en las manos, jamás lo había visto antes y el olor a carne fresca le llama la atención.

— Oh, es nuevo,– Responde rascándose la nuca y encogiéndose de hombros.– Llegó hace unas semanas.

— Lo quiero.– Dice sin más y el dueño lo mira con los ojos bien abiertos.

— ¿Estás seguro? ¿No prefieres que llame a Pete? Él está disponible...

— ¿Acaso eres sordo? Te he dicho que lo quiero a él.– Y vuelve a señalar al menor.

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— ¿Es tu primera vez?– Le pregunta antes de entrar a la habitación, el muchacho niega ligeramente sin quitarle la mirada al suelo. Puede oler el miedo que emana su cuerpo y nota el sudor perlar su frente... Eso le excita de sobremanera y no puede esperar a tener al muchacho a solas.– ¿Como te llamas?

— Frank.– Responde en un susurro mientras entran a la habitación del hotel.

— ¿Tu edad?– No es que le importe realmente, a decir verdad a él jamás le gusta sacar información de los chicos con quienes se acuesta pero Frank es diferente, debe ser por esa cara de niño que tiene, sus ojos color avellana que guardan inocencia y a la vez reflejan el dolor y sufrimiento que solo siente quien ha vivido ya varios años... pero ahora que lo tiene de frente sabe que apenas y debe haber cumplido los quince.

— Ese no es tu asunto.– Responde de mala gana y rueda los ojos mientras se sienta en el filo de la cama.

Esa actitud insolente solo hace que su erección crezca dentro de sus jeans, quiere tomarlo por el cuello y ahorcarlo mientras lo penetra de forma salvaje, quiere hacerle saber que nadie le responde de esa forma a Thomas Baker.

Una sonrisa deforme se forma en su rostro y se acerca a Frank, quien a pesar del miedo le sostiene la mirada con firmeza y no es hasta que la bofetada cae sobre su mejilla que reacciona.

— ¿Qué crees que...

— Escúchame, mocoso,– Lo sostiene fuertemente de la mandíbula y le obliga a callarse, ahora sus ojos reflejan pánico, está asustado y apunto de llorar, Thomas lo siente y se pone duro cuando escucha salir un gemido de dolor de la boca del pequeño.– Esta noche eres mío, así que responderás mis preguntas y obedecerás mis órdenes,– Con su mano libre se zafa el cinturón, ve las lagrimas caer de los ojos del menor y bañar sus pálidas mejillas.– Oh, si, pequeño.– Le acaricia el rostro mientras libera su miembro de la tela del bóxer.– Llora para mí...– Y lo empuja contra el colchón, lo obliga a quitarse la ropa y Frank obedece aún con las lágrimas saliendo de sus ojos.

Thomas le abre las piernas y lo alza de sus tobillos, es muy delgado y bien podría levantar todo su cuerpo sin hacer mayor esfuerzo, así que con facilidad logra acceder a su entrada, introduce dos dedos sin preparación y cuando escucha el gemido salir de los finos labios del menor sabe que lo han penetrado hace poco, de modo que si quiere hacerlo sangrar y desgarrar su interior como le gusta hacer con los demás, va a tener que ser más salvaje.

Heavy Dirty Soul |Frerard|Where stories live. Discover now