Cuando Jung Hoseok termina en un club gay (cortesía de sus compañeros) no sabe qué esperar. Sabe que es heterosexual, lo tiene claro. Entonces aparece un chico de lindos ojos azul diamante que provoca lujuria en él. Decide olvidarlo, convenciéndose...
❝Creo que me ves por quien soy, así que tira mi ropa en el piso de tu auto nuevo. ¿Es seguro?, ¿es seguro ser quienes somos?❞.
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El trayecto en el auto había sido silencioso, la tensión casi palpable. Fue torpe, bastante: cada vez que uno de ellos quería hablar, simplemente callaba. No saben cómo empezar. La posible charla es inminente, aun así... dejaron que la radio se encargue de aminorar el extraño nerviosismo. Es curioso cuando en anteriores noches ellos hubieran hablado incluso de un tema no común, pero hoy, justo hoy, es difícil hacerlo. Tal vez hay tanto que tratar, pero...
—El camino hacia la casa de tu padre es muy lindo —Taehyung es quien se atreve a decir algo. Sabe bien que serviría por el momento.
—Sí, ¿viste el parque que tiene árboles y flores otoñales? —Hoseok baja un poco la velocidad del auto, calculando la distancia restante para el lugar que acaba de mencionar.
—No lo he podido ver bien, no es lo mismo en un taxi.
—Podemos parar unos minutos —dice, muy calmado. No sabría toda la duda que causó en Taehyung con una sola sugerencia—. Es un sitio tranquilo, a estas horas ya no debe haber nadie por ahí, pero sigue siendo lindo.
—Podríamos estacionar ahí... Me gustaría.
Taehyung suspira luego de decir eso. Sabe que mientras más tiempo pase con HoSeok, más difícil le será mantenerse tranquilo. Incluso en este momento, en donde solo está sentado al lado de él, siente que su actuar es tan torpe como vergonzoso. Se pregunta a dónde ha ido su lado hablador. Quiere reírse de sí mismo. Vamos, solo es Hoseok, el tonto que hace que la sensación de calidez se asiente en su ser. Está perdido.
El parque es, ciertamente, lindo. El viento le hace tiritar apenas, la estación es agradable (otoño es lo mejor, según Taehyung). No hay nadie aquí, en eso tenía razón Hoseok, que se ha quedado viendo todo apoyado en su auto. Taehyung decide acercarse a él, bastante sonriente. Se apoya en el mismo lugar y ve hacia el frente.
—De verdad es un lugar muy bonito —comenta cuando se siente más cómodo.
—¿No es cierto? Las flores son bonitas —Hoseok responde, todavía calmado. Su sonrisa aún plasmada, mirada brillante.
Taehyung no sabe exactamente cómo se dio el beso que están manteniendo apenas unos segundos después. Solo recuerda que él enfocó su mirada en los labios ajenos y entonces tenía el rostro de Hoseok muy cerca... Aunque sonara gracioso, y tal vez a mentira, solo pasó. Dicen que las cosas buenas pasan sin avisar. Seguro sí, porque calificaría este beso como algo, definitivamente, bueno. Es suave, inquietante y sensual. Le deja sin habla, pero no es como si necesitara decir algo. No ahora. Las miradas son suficientes.
Entonces ahí está, en los asientos posteriores del auto... Hoseok está prácticamente encima de él y Taehyung se reiría si la excitación no le hiciera olvidar hacerlo. La luz es, prácticamente, nula, pero agradece mentalmente porque lo hacía menos vergonzoso. Buscando comodidad, termina sobre el regazo de Hoseok, aún mareado por los múltiples besos de hace un momento. Olvida casi todo en ese instante: en ese en donde Hoseok le ha mirado y, con tal acción simple, le ha hecho sentir como una joya preciada.
