Cuando Jung Hoseok termina en un club gay (cortesía de sus compañeros) no sabe qué esperar. Sabe que es heterosexual, lo tiene claro. Entonces aparece un chico de lindos ojos azul diamante que provoca lujuria en él. Decide olvidarlo, convenciéndose...
Taehyung durmiendo plácidamente, con expresión pacífica y los rayos del sol besándole el suave rostro... Eso es lo primero que HoSeok ve al despertar. El chico se ha aferrado un poco a él, casi trepándose encima. Bueno, no es incómodo. En realidad, sí lo es, porque la cama de Taehyung es, en general, para una sola persona. Pero ya qué, no es gran cosa. No lo es.
—Buenos días, zanahoria —balbucea Taehyung, apenas abre los ojos. Aún somnoliento, se deja llevar—. Tu cabello es del color de una zanahoria —continúa, entre sonrisas.
—¿Eso es un halago? —Se divierte HoSeok, no dejando espacio para respuesta—. Ayer caíste dormido rápidamente.
—¿Qué puedo decir? —suelta, su voz un poco amortiguada por estar tan cerca a HoSeok—. El sexo me cansa —dice, aunque le avergüence un poco hablar de ello. Culpa al sueño por su actitud desvergonzada—. Voy a la cocina, tú puedes... —Taehyung suspira, pasando con lentitud una mano por su rostro para desperezarse.
HoSeok no dice nada, se mantiene atento a los movimientos contrarios.
—Solo métete al baño y no salgas como en media hora —bromea, negando al instante—. Puedes tomar una ducha, si quieres. Hay jabones en el contenedor. Voy a lavar mi rostro y prepararé algo mientras tanto... ¿te quedas?
Taehyung esperaba que HoSeok se negara (no rotundamente, pero sí sutil). Contrario a lo que creyó, HoSeok asiente sonriendo tenue. Y maldita sea, esto iba a ser... no sabía qué.
—Bueno, entonces muévete. Llévate tu traje anticuado y chú. Y yo no tengo un cepillo extra, pero hay enjuague bucal. Tómalo o déjalo —ordena con firmeza, o un intento.
—¿Por qué siempre debo ser el primero en levantarse? —pregunta HoSeok, su tono totalmente lleno de diversión. Ha ignorado lo último porque, de todas formas, se quedaría.
—No lo sé, pero vamos a quedar que, entre los dos, yo soy el más flojo —Taehyung responde, sonriendo burlón. Aunque sabe que esa no es exactamente la razón.
—No tienes que avergonzarte porque estés sin nada encima, ya te he visto —dice HoSeok, en cambio. Habla calmadamente, sin querer generar presión—. Y tu cuerpo es atractivo.
Taehyung se incorpora un poco, apoyando su peso en uno de sus codos. Su mirada muestra un brillo único y su expresión es de desconcierto. Una sonrisa tímida escapa, entonces toma una almohada y la lanza sobre el rostro de HoSeok con fuerza moderada.
—Solo levántate. Tengo que arreglar al menos algo de este desastre en la habitación —concluye, soltando una risita traviesa. HoSeok no le reclama nada, sin embargo. Solo le sonríe.
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Taehyung se debate entre hacer un desayuno convencional o simplemente algo apegado al estilo americano. Se decide por lo último porque, ciertamente, es más práctico. Además, tiene los ingredientes necesarios para tal preferencia; eso le alivia: no tenía ganas de salir a comprar. Se ha acostumbrado a los movimientos de HoSeok en la cama, pero aún su cuerpo quedaba exhausto (y con algunas marcas). Imagina que debe tener algunas marcas de los dedos de HoSeok sobre su cintura o cadera, incluso su cuello. Diablos.
