Cuando Jung Hoseok termina en un club gay (cortesía de sus compañeros) no sabe qué esperar. Sabe que es heterosexual, lo tiene claro. Entonces aparece un chico de lindos ojos azul diamante que provoca lujuria en él. Decide olvidarlo, convenciéndose...
HoSeok se ha quedado sentado a un lado de la cama prestando atención a cada movimiento que hace Taehyung. Todo está en casi silencio; lo único que se oye son las respiraciones, el chocar de los palillos/la cuchara en el plato y los sorbos que da Taehyung a la sopa. Exasperado, el rubio suspira y deja la cuchara en la cuenca. Frunce el ceño dando entender que algo le incomoda y se remueve solo un poco.
—¿Sabes? Es raro si yo estoy comiendo y tú solo estás ahí viéndome —dice, con gesto contrariado—. Me siento examinado y hasta criticado, así que te...
—Me distraje —interrumpe HoSeok, levantándose de la cama—. ¿Qué harás con tu trabajo hoy?
—Me tomaré el día libre... —responde, sus labios se juntan haciendo una línea.
—¿No te descuentan el sueldo?
—Sí, pero no es demasiado. Nada por lo que deba preocuparme.
—Avísame cuando termines eso, estaré en la otra habitación —Él empieza a caminar hacia la puerta, sacándose el bléiser que lleva puesto.
—Espera, Jung... —Taehyung llama, antes de que el susodicho termine yéndose. HoSeok gira a verle, esperando que diga algo—. Quería saber si... ¿conversaste con Hye?
—No —responde cortamente—, es difícil hablar con ella cuando tiene una idea metida en la cabeza.
—¿Entonces ella cree que...? —Taehyung no termina la frase, ya que le resulta un poco bochornoso.
—Sí, cree que me acosté contigo y que me van los chicos. Pero no te sientas culpable, a ella no debe importarle toda esta situación.
—Empiezas a agradarme —asegura con una sonrisa—. Gracias, no creo que alguien haya recibido la noticia como tú. Otra persona me hubiera hecho la vida imposible.
—Bueno, tienes suerte porque tengo debilidad por tus ojos bonitos —en su voz hay un leve filo de gracia y broma, pero nada que sea mentira.
Taehyung no sabe cómo tomar lo dicho; no sabe si es la fiebre o la vergüenza, pero sabe que su rostro está caliente.
—Ja-ja, qué gracioso —responde en cambio, aún intimidado—. Bueno, ya puedes ir y hacer tus cosas...
—Duérmete, chiquillo —HoSeok sonríe un poco burlón, abre la puerta y sale.
"No soy tan menor, idiota", piensa Taehyung. Y solo lo piensa porque no se ha atrevido a decirlo en voz alta. Es la fiebre, se dice. Nada le ha hecho sentirse nervioso, es solo la congestión nublando su mente.
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Taehyung no sabe cómo, cuándo y por qué se ha quedado dormido en la cama de alguien con quien apenas ha conversado un poco. Cielos, él es un chico de 23 años que sabe el peligro que conlleva este tipo de acciones. HoSeok podría haberlo sedado y quién sabe qué más. Tal vez está siendo dramático, pero también debía ser realista. Con los nervios de punta él empieza a tantear sobre el amplio colchón y encuentra su mochila. Aliviado, saca su celular y enciende la linterna de este, alumbrando hacia el resto de la habitación. Suspira cansado y ve que son las dos de la madrugada y unos minutos más.
