Destinados 21

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Sungyo dejo su estancia y se interno en el bosque, a partir de aquel día donde había perseguido a Jimin, todos los días iba al bosque en su forma animal y se daba una ronda.

Hoy no era la excepción, así que en su forma animal corrió hasta aquel lugar donde aquella fila de árboles estaba.

Extrañamente se sentía inquieto y su lobo estaba igual o quizás peor y él no lograba entender el por qué.

Moviéndose de izquierda a derecha vigilaba y a la vez buscaba un lugar por el cual escabullirse, pero no había punto ciego.

Aparte de los alfas centinelas que vigilaban se mantenían al acecho, si cruzaba sin el permiso del alfa de aquel territorio sabía cuál sería su suerte, pero también sabía que al ser inmortal aquel alfa no podría ganarle.

Agradecía el hecho de haber viajado a Daegu, hace dos semanas que estaba en aquella ciudad, jamás pensó que mientras se daba una ronda por aquel lugar se iba a encontrar con lo que buscaba.

Sabía que debía volver a Busan, después de todo él era el Alfa de aquella ciudad y como tal debía regresar.

Un tenue aroma a canela inundó sus fosas nasales y aquel lobo inhaló fuertemente aquel delicioso aroma que lo dejo medio bobo.

De entre los árboles observó como un hermoso lobo entre grises y negro pelaje salía, caminando lentamente, olfateando en el aire.

El poco aire que contenía aquel lobo se fue a la nada cuando sintió aquello nuevamente.

Hoseok quien le había salido temprano aquel día, jamás espero que aquella sensación y aquel aroma le acorralaran cuando cambio a su forma de lobo.

Su Omega se dejó guiar por aquel leve aroma a roble e incienso en al aire, aquel aroma lo tenía levemente adormecido y pese a que su lado humano le asustaba al parecer su lado animal estaba más que alegre pues rápidamente había salido corriendo en sus cuatro patas hacía afuera de la manada.

Debía estar loco para salir sin la custodia de algún Alfa o Delta de aquel lugar.

Sungyo instó a su lobo a alejarse de aquel lugar para ver si aquel lindo Omega le seguía.

Efectivamente si, el lobo grisáceo le siguió e inconscientemente su lobo meneo la cola alegremente.

Era él verdad?

Tenia que ser él, de lo contrario su lobo no estaría reaccionando así.

Llegaron a un pequeño claro, algunos árboles a su alrededor pero no muchos, Sungyo le esperó pacientemente sentado en sus dos patas traseras.

Hoseok llegó a aquel lugar siendo guiado por su Omega, su pecho subiendo y bajando lentamente, con su hocico olfateando el lugar.

Sus ojos se encontraron.

Destinados ; ©Yoonmin Where stories live. Discover now