Destinados ; ©Yoonmin

Destinados 02

Una hora, una hora dejando salir toda su frustración, dolor y culpa; pero para el una hora no era nada más que un minuto.

Estaba sentado en el césped viendo hacia la laguna, el sol estaba brillando en su punto más bajo, listo para desaparecer en el horizonte y dejar salir a la guardiana de las noches, la luna.

Jimin estaba tan concentrado en tomar en sus manos unas diente de león, pensando en todo lo que le ha pasado en ese mes que lleva viviendo con taehyung ahí, en daegu. Un mes en donde toda su vida se vino abajo, donde hasta su lobo se escondió deprimido.

Una brisa cálida azotó su rostro, y con ello nuevamente aquel aroma a preticor y sonrió con melancolía, llevo una de sus manos hacia su plano y vacío abdomen donde en un futuro que ya no existe estuviera su cachorro, y sus ojos nuevamente se cristalizaron ante aquel inminente sentimiento de soledad.

Su cachorro tuviera dos meses de gestación, viviría feliz en la villa con su alpha, estarían felices.

Pero eso no es más que una vil epifanía del destino, suwoon ya no estaba, su bebé tampoco, sólo estaba el y su sentimiento de soledad y abandono; seco sus lágrimas, ya no quería llorar, quería sonreir, por el, por su primo, por su cachorro que está en el cielo y por su alpha también, por todos ellos el sería una mejor persona de ahora en adelante, no más llanto, no más tristeza, empezaría desde cero.

Yoongi observaba al Omega y sus ojos le veían maravillado, como cuando vez algo que te gusta y que admiras y deseas proteger con toda tu vida, así veía el lobo de yoongi al Omega que ya hacia en el césped viendo hacia el horizonte donde el sol comenzaba a ocultarse para darle paso a las estrellas y la madre luna de las noches.

Con sigilo y procurando no asustarlo se acercó a unos pocos metros de distancia, su nariz picando de escozor al sentir el aroma a orquídeas y lirios provenir de ese hermoso omega, observó como el viento jugo con su cabello dejando ver sus maravillosos ojos, nunca había amado tanto el color almendra en los ojos de una persona, pero sin duda ese Ømega era hermoso, jodidamente precioso.

Jimin sintio algo en su interior, algo o mejor dicho alguien estaba cerca, su lobo estaba inquieto, está era la tercera vez en el día que sentía la presencia de su Omega, ¿pero, por que razón?, Y su respuesta llegó en cuestión de segundos.

Su nariz estaba picando y en el viento se podía sentir el olor tan peculiar de la lluvia después de caer, el aroma del preticor, erizandole cada parte de su cuerpo, sentía a algo o alguien detrás de él, observándole y eso no le supo bien pero lo ponía nervioso.

El sonido de pasos lentos se dejó escuchar y su cuerpo se tenso más de lo que ya estába pero aún así no volteo, no tenía valor. El olor del preticor se hizo más intenso y comenzaba a marearlo de a poco, ¿que diablos le estaba pasando?.

Yoongi observaba aquel cuerpo a poca distancia del suyo, el aroma del pequeño frente a él destilaba miedo, su lobo no quería esa reacción, ¿por que su Omega le tenía miedo?, No tenía sentido.

Detuvo su andar a unos centímetros del cuerpo, el omega lentamente volteo a verle pues su corazón estaba tan acelerado que no pudo contener su curiosidad aunque tuviera miedo.

Y así sus ojos se conectaron por primera vez.

Negro y almendra fusionándose en uno solo, creando un matiz tan diferente pero tan fascinante a la vez.

Jimin expandió sus ojos al ver al gran lobo frente a él, y su corazón galopó cual caballo de guerra, furico y sin detenerse.

Por unos instantes tuvo miedo, pero la mirada de ese lobo destilaba de todo menos maldad u odio, era todo lo contrario, sus ojos destilaban cariño, añoranza, serenidad, y ¿amor?. Y una corriente recorrió el cuerpo del omega y se sintió un poco cohibido ante esa mirada profunda, era como ver las estrellas o el universo, era hermoso.