XIX

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Una fuerte tormenta se oía por toda su habitación, las gotas cayendo en su pequeña ventanilla.

Tenía su manta cubriendole hasta la nariz, sentía frío y temor ante los sonidos de la lluvia y las luces de los relámpagos iluminando su cara de vez en cuando.

No pudo evitar querer llorar, siempre odió las tormentas, los sonidos que traía y como la noche se volvía más oscura. Solo las palabras de su entrenador sonaban en su mente.

"Los soldados no tienen miedo, jamás debes mostrar miedo. Ante nadie".

Pero no podía evitar el sentimiento, como un temor gigantesco le llenaba el corazón y recorría todo su cuerpo, de todos modos, simplemente tenía seis años.

Pegó un pequeño brinco al oir un trueno, su corazón latiendo fuertemente.

Quería salir de esa habitación y correr a los brazos de su madre que se encontraba no más lejos que el final del pasillo.

Pensó que en algún momento la puerta se abriría y por esa misma entraría la mujer que tanto esperaba. Ella no podía salir, la puerta la cerraban por fuera todas las noches.

Cerró los ojos fuertemente, tapándose todo el cuerpo con su manta, abrazándose a si misma, sintiendo las lágrimas caer por sus ojos mientras oía el estruendoso trueno que pasaba.

- ¿Jennie?.- Una dulce voz le hizo abrir los ojos al instante para quitar la manta de su cara.

Su madre estaba de pie, cerrando la puerta con cuidado.

- ¡Ma!.- Exclamó enseguida. Su mamá haciendo una seña para que hiciera silencio.

- No hagas mucho ruido, sabes que no puedo estar aquí.- Se acercó a la cama y abrazó fuertemente a su hija.

Jennie dejó de llorar al instante, aun sin soltar a su madre.

- Tengo miedo... Hay mucho ruido y no me gusta.- Habló, apretando fuertemente la ropa de su madre sin querer soltarla.

- No debes tener miedo de la lluvia, es solamente agua, agua que viene del oceano para que las plantas del jardín se vean siempre hermosas.- Intentó calmarla, sentándola en la cama para acurrucarse con ella.

- Pero el oceano es tranquilo, y no hay mucho ruido. ¿En el oceano hay ruido?.- Preguntó, levantando la cabeza ligeramente para poder ver a su madre a los ojos.

- Pues... aveces lo hay, cuando el oceano se enoja hace mucho ruido.- Acarició suavemente el dorso de la mano de la castaña.

-¿Significa que la lluvia está enojada?.

Su madre soltó una pequeña risa, dejando a la pequeña un tanto confundida.

- No lo está, la lluvia es muy tranquila, solo have ruido cuando choca con el suelo, el techo, la ventana.- Señaló cada una de las partes.

- ... Creo que entiendo.- La castaña miró hacia la ventana viendo las gotas caer.- Pero aun así, me da miedo.- Acotó, ocultando la cara en el pecho de su madre, sintiendo como este vibraba por la pequeña risa que soltó ante el último comentario. Eso hizo que Jennie levantara la cara y feunciera el ceño ligeramente.

The Flip - ChaennieWhere stories live. Discover now