XV

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Después de salir de los baños, en donde se lavó la cara con agua fría e intentó enfocar sus pensamientos; siguió su camino hasta la celda de su informante.

Tocó la puerta de metal tres veces, siendo abierta a los segundos por Seulgi.

- Chaeyoung, creí que no vendrías.- Le brindó una sonrisa falsa, indicándole que podía pasar.

- No podía perder tal invitación.- Respondió, entrando a la habitación y mirando a la prisionera desde el otro lado de los barrotes.

- Buenas tardes, sargento Park.- La voz de Irene resonó en la habitación.

- Bien, ya sé que sobro aquí, diviertanse.- Habló Seulgi de mala gana, saliendo del lugar.

Chaeyoung se acercó más a los barrotes, metiendo ambas manos en sus bolsillos.

- ¿Para qué querías verme?.- Su tono serio impresionó a la prisionera.

- Relajese, sargento, por qué no se sienta y hablamos de negocios. Creo que le va a gustar lo que tengo para usted.

Chaeyoung levantó una ceja, y al cabo de unos segundos tomó la silla respectiva de la celadora de esa celda y la acercó a donde estaba, sentándose cruzando las piernas y brazos.

- Habla.

Irene sonrió.

- Esto le va a costar caro, no es información simple.- Soltó una pequeña risa.- Tengo un precio, sargento.

Chaeyoung rodó los ojos.

- Te escucho.

- Me siento sola aveces, sabe?, es aburrido estar entre estas rejas todo el tiempo.- Habló, jugando con un manojo de cartas.

- Si quieres sexo, como el animal asqueroso que eres, déjame decirte que pierdes tu tiempo.- Respondió con enojo en su tono al instante.

- Para nada, no busco ese tipo de tratos, no soy tan puerca como Momo o Sana. Lo que le pido es simple.- Se levantó, acercándose a los barrotes, para ver mejor a la chica.- Quiero que su prisionera sea mi compañera de juegos.

Chaeyoung no entendió en absoluto, frunció el ceño confundida.

- ¿A qué te refieres?.

- Verá, nadie aquí usa tanto la cabeza como yo... o eso pensaba, pero por lo que he predicho acerca de su prisionera, más todo lo que ella tiene planeado... me doy cuenta que no soy la única estratega en esta pocilga.- Volvió a su cama, aun jugando con el maso en sus manos.- Consígame una tarde con su prisionera, si eso es posible, tendrá toda la información que he recopilado, más los futuros planes de su prisionera.

Irene tenía una sonrisa llena de locura y satisfacción, la cual sin dudarlo le hizo estremecer a la pelinegra.

Si era verdad lo que la prisionera le ofrecía, podría adelantarse mucho en la investigación y saber por fin el secreto de Jennie.

No lo dudó ni un segundo más.

- Trato.

Irene abrió los ojos en sorpresa.

- ¿Disculpe, he escuchado bien?.

- Como oyes, es un trato, podrás ver a Jennie el viernes en la tarde, tú irás a su celda, ella no puede salir de allí, es muy peligroso. Me haré cargo de tus escoltas y de la seguridad necesaria.

- Creo que eso debe discutirlo con la Alcaide.

- La verdad es que no, ya no, tengo total control ahora sobre La Muda, si lo veo correcto, si hay un chance de conseguir información, tengo luz verde.- Se echó hacia delante, poniendo sus antebrazos en sus muslos, para afincarse.- Así que comienza hablar, cuervo.- Sonrió de medio lado.

The Flip - ChaennieWhere stories live. Discover now