XXXII

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Advertencia: El siguiente capítulo puede contener violencia, contenido delicado, leve mención de pedofilia y/o abuso sexual.








- ¿Q-qué haces Jungkook? - dijo yoongi un tanto sorprendido, con sus mejillas sonrojadas.

Jungkook estaba sobre él, en la cama de la habitación. Moviéndose sobre su regazo.

-Sólo déjate llevar Yoonnie. - dijo sensualmente en su oído, sonriendo al sentir empezar a despertar el miembro ajeno.

Yoongi con mucha timidez, colocó sus manos en la cintura del contrario, apretando ligeramente ante la placentera sensación sobre su miembro.

Jungkook dejó un camino de besos a lo largo del cuello blanco como la nieve, ambos jadeando.

Se separó, miró a los ojos al de cabellos menta, estaba decidido a hacerlo. Por lo que lo besó, juntó sus labios sintiendo en el pecho que lo que hacía estaba mal.

Pero de pronto el de cabellos color  menta se desvaneció en la cama.

Jungkook abrió sus ojos sorprendido. Sentado aún en el regazo del de piel pálida.

Yoongi estaba vivo, podía notar su respiración. Pero no se movía de otra manera.

Aún en shock, observó cómo después de un rato, uno de sus amigos cuervos se posó el rostro del pelimenta. Picando ligeramente la ceja del casi muerto.

-¡No! ¡Março! Deja a Yoongi.-pidió de manera suave, y el cuervo voló a las camitas donde había más aves.

Cuando iba a acercarse más al rostro de Yoongi, éste abrió los ojos. Eran púrpuras, igual que los de Taehyung. Un segundo después todo su globo ocular fue consumido por el color negro de su pupila.

El cuerpo debajo de él convulsionó.

No pasó mucho cuando su espalda ya  había chocado dolorosamente contra la pared. Yoongi lo había lanzado hasta allí. Se deslizó de esta hacia abajo quedando encogido en el suelo.

El de piel pálida se levantó en movimientos extraños y pausados, primero sus brazos y luego el resto de su cuerpo, como si una especie de hilares invisibles lo manejaran desde el techo.

Jungkook observaba a el contrario que  como un títere se movía, no pudiendo quedar completamente erguido. Balanceándose sobre si mismo.

Ese no era el pequeño pelimenta que se sonrojaba fácil. Aquel monstruo era mucho más alto, las articulaciones de su codos y rodillas se iban hacia el lado contrario con un sonido desagradable de sus huesos deformándose.

Cuando al parecer lo miraba atento, el de cabellos mentas y ojos derretido en sus cuencas le sonrió de la manera más perturbadora que jamás pudo ver. Inclinando lo que parecía ser su cabeza hacia un costado

Se acercó hacia el, caminando de manera endemoniada, rápidamente se levantó y corrió por el pasillo. Mirando hacia atrás un segundo y aquella cosa se arrastraba por el suelo y paredes a una velocidad impresionante, con sus extremidades como si de un arácnido se tratase.

Parecía que el pasillo se volvía eterno, el constante golpeteo del suelo del espectro de piernas largas lo perseguía, siendo más fuerte más, y más y cada vez más cerca.

Al cerrar los ojos cuando lo sintió prácticamente en su espalda, por no mirar al frente cayó de lleno en las escaleras, rodandose en ellas.

Cuando debió detenerse en el suelo de la sala de estar dejó salir todo el aire que contenía cuando se sintió caer por un vacío. Moviéndose intentando sostenerse de algo aunque no viera nada.

Demon's Witch. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora