El Testamento de Albus Dumbledore

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Estaba caminando por una larga carretera de montaña a la fría luz azul del amanecer. Muy por debajo, envuelta en niebla, se veía la sombra de una pequeña ciudad. ¿Estaba el hombre al que buscaba ahí abajo, el hombre al que necesitaba tan desesperadamente que no podía pensar en nada más, el hombre que tenía la respuesta, la respuesta a su problema...?

—Eh, despierta.

Bella abrió los ojos. Estaba de nuevo tendida en la cama plegable del revuelto cuarto de Ron en el ático. El sol no había salido aún y la habitación estaba todavía oscura. Pigwidgeon estaba dormida con la cabeza bajo su diminuta ala. La cicatriz del hombro le dolía.

—Harry está murmurando en sueños.

Bella se incorporó y lo miró. Harry, que dormía con el pelirrojo en la misma cama, estaba murmurando, justo como dijo Ron. Bella apartó las cobijas, se paró sobre sus dos pies y fue hacia Harry, al cual removió con cuidado.

—¿Eh? —dijo Harry, en un tono atontado.

—Harry —le dijo Bella, sentándose a un costado para mirarlo mejor—. Hablabas dormido, despertaste a Ron.

—¿De verdad? —dijo, mirando a Ron. Éste asintió.

—Dime, ¿también te duele la cicatriz? —preguntó Bella.

Asintió mientras se incorporaba en la cama.

—«Gregorovitch». Estabas diciendo «Gregorovitch». —comentó Ron, sentándose al lado de Bella.

Harry no llevaba puestas las gafas; veía la cara de Bella y de Ron ligeramente borrosas.

—¿Quién es Gregorovitch? —preguntó Harry hacia Ron.

—¡Y yo que sé! Eras tú el que lo estaba diciendo.

Bella se frotó el hombro, pensando. Tenía la vaga sensación de haber oído el nombre antes, pero no podía pensar donde.

—Pues... dejándome llevar por lo que vi en el sueño —comentó Bella— creo que Voldemort le está buscando. Tú también lo has visto, ¿no, Harry?

—Así parece —opinó él.

—Pobre tipo —dijo Ron fervorosamente.

Harry se removió, todavía frotándose la cicatriz, ahora totalmente despierto. Intentó recordar qué había visto exactamente en su sueño, pero todo lo que recordaba era un horizonte montañoso y la silueta de un pequeño pueblo acunado en un profundo valle.

—Creo que está en el extranjero —comunicó.

—¿Quién, Gregorovitch? —preguntó Ron.

—Voldemort.

—Creo que tienes razón —dijo Bella, aun frotándose el hombro— pareciese que está en algún lugar del extranjero, buscando al tal Gregorovitch. No parecía ningún lugar de Gran Bretaña, siendo sincera.

—Esperen —atajó Ron—, ¿creen que están viendo en su mente de nuevo?

Ron parecía preocupado.

—Hazme un favor y no se lo digas a Hermione —dijo Harry—. No sé cómo espera que dejemos de ver cosas en sueños...

Bella levantó la mirada hacia la pequeña jaula de Pidwidgeon, pensando... ¿por qué el nombre "«Gregorovitch"» le era familiar?

—Creo —dijo Harry lentamente—, que tiene algo que ver con el Quidditch. Hay alguna conexión, pero no se me ocurre... no se me ocurre cual pueda ser.

—¿Quidditch? —dijo Ron—. ¿Seguro que no estás pensando en Gorgovitch?

—¿Quién? —inquirió Bella.

Bella Price y Las Reliquias de la Muerte ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora