Me senté en la silla, vacilando, y repitiendo la acción de Jazzy de frotarme las manos en el pantalón. Cuando lo hice, me di cuenta de lo heladas que estaban mis manos. Sin embargo, no lo consideraba una sorpresa.

Observé su rostro, tragando saliva. Lo menos que quería era trasmitirle mi tristeza e irrumpir en su recuperación. Yo podría estar muriéndome, pero él no. No él. Suspiré, y me las tragué, tocando su mano. Sentí un poderoso impulso eléctrico que llenó mis huesos de una increíble felicidad. Alcé mi mano, y la acerqué hacia su rostro, procurando tener cuidado al acariciar su frente, su nariz, sus párpados cerrados, sus pómulos, sus mejillas suaves y deliciosas, sus labios rosados -ahora paliduchos- en forma de corazón. Suspiré, descansando mi mano en la suya.

Me levanté de la silla, y encaramé una de mis piernas encima de la camilla. Me acomodé junto a él, recostando mi cabeza junto a la suya. Olía exactamente igual que siempre, sorprendentemente. Su respiración era acompasada y tranquila, al igual que los latidos de su corazón, los cuales eran cuidadosamente medidos por una máquina que emitía un chillido bastante molesto rítmicamente.
Respiré su aroma sin disimular.

-Yo sé que puedes oírme -murmuré. Fui tan tonta, que esperé una respuesta salir de sus labios. Pero éstos se mantuvieron sellados. Sonreí, sintiendo que las lágrimas se deslizaban solas por mis mejillas ardientes. Acaricié su rostro con los dedos, gimoteando. -Sonará tonto, pero... -me reí, y sorbí las lágrimas. -Pero creo que al fin maduré. Quiero decir, después de... de todo esto que nos pasó... Dejé de soñar y afronté la realidad, como tú lo haces. Me gusta ser inmadura, pero me di cuenta de lo mucho que duele cuando lo pierdes todo y tú aún sigues creyendo que todo va a mejorar algún día.
-¿Y sabes qué más sé? Que estoy más enamorada de ti que nunca, y que quiero casarme contigo y pasar el resto de mi vida contigo. Por eso estuve muy asustada de que te fueras y me dejaras sola. Porque nadie nunca, nunca, ocuparía tu lugar. Ya sé que nunca te lo digo, pero todavía, cuando te veo, siento mariposas en el estómago, mis ojos giran de un lado a otro. Todavía me siento nerviosa cuando me dices esas cosas al oído, sigo sonrojándome como la primera vez cuando insistes en lo linda que me veo -hice una pausa, cavilando y llorando a gusto. -¿Así es como se siente, Justin? Quiero decir... el amor. ¿Así se siente? Suena muy ridículo, solía pensar eso, ¿sabes? Todos buscamos enamorarnos como adultos, pero siempre terminamos llorando como niños. Y tú siempre me dices que soy joven y que debo dejarme a mí misma guiarme.
-No he sido la mejor persona del mundo. Y de la peor manera aprendí que soy melodramática, infantil, gruñona, llorona... -gimoteé -Pero todo es mí es muy dramático, no tienes por qué hacerme caso, ¿entiendes eso? ¿Sabes que yo hago todo eso porque te quiero mucho? Quiero que lo sepas. Que sepas que te quiero, es lo único que pido. Y quiero que estés siempre conmigo, protegiéndome. Quiero que me prometas que en otra vida haremos todo lo que en ésta nos faltó hacer juntos.
-Porque todo es una mierda. Tengo un don especial para joderlo todo. Mi familia, lo jodí. Mi madre, lo jodí. Mi padre, lo jodí. Megan, lo jodí. Matt, lo jodí. Nathan, lo jodí. Tú... la he vuelto a joder. Y te necesito conmigo para que me ayudes a dejar de joderlo. Y, y no importa cuánto tardes, mientras prometas regresar, todo está bien por mí, ¿vale? -sonreí, acariciando su mejilla.
-Me concentro en las cosas buenas, ya me olvidé de todas las malas, y aprendí que la tristeza me hace mejor ser humano -sonreí una vez más -. Por ti aprendí lo que es amar y lo que es crecer, y espero poder hacerlo siempre.

-Ven. Vuelve. Te quiero -susurré, antes de cerrar los ojos y, entre lágrimas, quedarme dormida.

-Justin's POV-:

Me desperté de golpe en una habitación de paredes de color azul pálido que llenaban el ambiente de tensión y tristeza, como si aquí se alojase un muerto. Espera un momento. ¿Estoy muerto? Miré hacia abajo. Mi cuerpo estaba cubierto por una sábana, mis brazos estaban llenos de moratones gigantescos y rasguños violentos. En mi muñeca y mi brazo se alojan algunos tatuajes que no recuerdo haberme hecho nunca. No entendía por qué me dolía tanto el cuerpo, y por qué había una gran venda apretando mi caja torácica. El ambiente olía terriblemente a parafina, y en mi pecho y brazos había muchísimas agujas atravesándome. Los latidos de mi corazón eran medidos cuidadosamente por una molesta máquina que estuvo emitiendo ese extraño pitido mientras dormía. No recuerdo haber llegado aquí, pero seguro que debió ser algo fuerte.

Había tenido una pesadilla. Yo estaba en un auto gigante que no recordaba haber comprado, consultando la pantalla titilante de un GPS, mientras cantaba una de mis canciones favoritas con una chica hermosa que se balanceaba grácilmente de un lado a otro. Seguidamente, el GPS anunció algo que no podía recordar, y todo se volvió negro. Luego me desperté de golpe aquí sin recordar nada. No podía levantarme, me dolía todo el cuerpo, y sentía como que no me había movido en días. Tal vez semanas.

Sentí una suave respiración cálida en mi mejilla derecha. Cuando ladeé la cabeza en la almohada, vislumbré a una chica durmiendo conmigo, muy cerca de mí. Fruncí el ceño, porque nuestras manos estaban entrelazadas. La miré. Era hermosa. Pero ¿quién era, y por qué estaba ahí? ¿Por qué tenía todos esos moratones en su rostro y en sus brazos? ¿Había estado conmigo cuando tuve mi pesadilla? ¿Era ella la chica que soñé? Era muy joven para ser mi madre, y aunque el rostro de mi hermana se me hacía borroso, estaba seguro de que no era ella.

Olía muy bien, y podía recordar ese olor de alguna parte, pero no tenía idea de dónde. Ni siquiera recordaba con claridad quién era yo, o qué hacía. Sé que soy Justin, Justin Bieber, y que siempre peleo mucho, pero no sé por qué lo hago. Me removí con incomodidad, emitiendo un gruñido que hizo que me doliera la garganta, y ella se despertó. Sacudió su cabeza frotándose los ojos, y luego me miró sorprendida, con la boca abierta. Tenía unos ojos hermosos.

-¡Despertaste! ¡Funcionó! -chilló. Tenía una voz hermosa, también. ¿Qué había funcionado?

Seguidamente, me dio un beso en la mejilla que despertó muchos de mis sentidos, y se levantó con dificultad de la camilla, dando trompicones torpes hacia la puerta al tiempo que gritaba: ¡Doctor, doctor!

Salió corriendo fuera de la habitación, y parpadeé repetidas veces, ampliando los ojos, para darme cuenta de que esto no era un sueño. Había estado en tantos lugares mientras dormía, lugares horribles. Un almacén, un bar, una cárcel. Me costaba creer que ahora estaba despierto. Despierto de verdad. En mi mano había un papel abierto. Alcé la mano, teniendo cuidado de que la nota no cayera.

"Te amo demasiado como para dejarte pensar que puedo vivir sin ti".

Fruncí el ceño. Dulce, pero ¿qué cojones?

Alcé la vista hacia un hombre cuarentón con bata blanca y lentes a lo Harry Potter que se acercaba a grandes zancadas hacia mí mientras anotaba algo en su libreta. La misma chica que me acompañaba entró por la puerta junto con mi madre y mi hermana, las únicas que podía recordar, aunque sin mucha claridad. El doctor se quitó sus lentes y los colocó en su bata.

-¿Cómo te sientes, Justin? -me preguntó amablemente. Mi madre corrió hacia mí, sonriente, acariciando mi pierna.
-Bien -respondí, pareció una pregunta. El doctor frunció el ceño.
-¿Sientes alguna... irregularidad? -preguntó. Iba a decir algo, pero me interrumpió. -Además de dolor.

Mierda. No lo sé. Volví a cerrar la boca y él asintió, anotando otra cosa en su libreta. Tragué saliva.

-De hecho -comencé -, yo... yo no sé quién es usted -le dije, y él sonrió, asintiendo.
-Es porque es la primera vez que me ves, muchacho. Has dormido por mucho tiempo -me informó. Claro, por eso mi panza ruge tanto.
-No... No -fruncí el ceño -. No recuerdo a nadie. No con claridad.

El doctor dejó de escribir. Las tres mujeres se miraron a las caras. Arqueó las cejas.

-Oh -dijo -. Bueno... es normal.
-¿Qué? -chilló mi madre -. ¿Cómo que es normal? ¡Nunca dijo nada! ¡Mi hijo no recuerda nada!
-Lo sospechaba -dijo él, sin dejar de escribir en su libreta. -Esperaba a que despertara para asegurarme.

La chica hermosa se acercó a mí con el ceño fruncido.

-Justin -tocó mi mano, y yo la miré. Vaya que era preciosa, pero... -Me recuerdas a mí, ¿verdad? -sonrió -. Soy ____. Tu... Tu novia.

Bajé la mirada, frunciendo el ceño mientras intentaba recordar algo. -Um...

La miré. Su rostro se descompuso, y su sonrisa se borró. El doctor continuó.

-Es muy normal que pasen estas cosas luego de accidentes como ése -dijo él, volviéndose a colocar sus lentes.
-¿Va a recuperar la memoria? -preguntó la chica rubia, que supuse que era mi hermana.
-Oh, por supuesto que sí -dijo él, casi con desinterés. ¿Qué cojones estaba escribiendo de mí en esa libreta? -Pero, por ahora...

_____ se echó hacia atrás, con lágrimas en sus ojos, y se metió las manos en los bolsillos de su jean.

-Yo... tengo que... -masculló, cortándose y señalando hacia la puerta -. Sí -murmuró, y se dio la media vuelta, caminando apresuradamente hacia afuera.

LOST | 2da TEMPORADAWhere stories live. Discover now