Capítulo 17

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Me miré en el espejo de mi habitación, oliendo el aroma a Chanel no. 5 de mi madre en el ambiente, sonriendo al saber que ella había estado allí mucho tiempo después del accidente.

Parte de mi labio inferior estaba hinchado debido al impacto del automóvil, acompañado de varios moratones y rajas en mi rostro para completar el look de Frankenstein improvisado. A pesar de que había puesto todo mi esfuerzo en recuperarme al aplicarme todas las pomadas, comer la horrible sopa que servían en el hospital y darme un baño largo y tendido, seguía luciendo como un monstruo. Suspiré.

Miré a mi alrededor. Era hora de irme y enfrentar el mundo fuera de estas cuatro paredes. Cerré los ojos y acaricié el avioncito de papel plateado que colgaba precariamente de mi cuello. Tragué saliva. Yo sabía que no estaba lista para hacer esto. No estaba lista para, posiblemente, dejar ir a alguien hoy. Los médicos habían dicho que habían podido desconectar la máquina, que ya estaba consciente y que estaba en una condición óptima en comparación a hacía dos semanas, pero aún así. No estaba preparada para verlo de cerca yaciendo sobre una camilla, respirando entrecortadamente, con cortaduras y moratones en sus brazos, en su rostro de ángel... Pero aún así, había querido verlo.

Lo habían trasladado a una habitación individual de paredes pintadas del azul pálido que decoraba tristemente la mía. Jazmin y Pattie estaban con él y se turnaban para pasar allí la noche, ir a casa a ducharse o comer lo poco que comían. No había podido verlas desde entonces.

Mis piernas funcionaban bastante bien en comparación al comienzo. Por suerte, no me había roto nada más que la cabeza, así que tenía que llevar una molesta y apretada venda en mi cabeza como si fuera una hippie. Pero podía caminar. Jenn decía que me parecía a Taylor Swift, pero yo no le creía una palabra.

Dando una respiración profunda, abrí la puerta del dormitorio número 267, sintiendo que las piernas me temblaban. Era Jazmin la que se hallaba junto a Justin, frotándose las manos en su jean azul oscuro y mirándolo como si estuviera a punto de despertar en cualquier momento. Cerré la puerta suavemente para no despertarlo, aunque sabía que hacer eso tomaría mucho esfuerzo de su parte. Y, por lo que sabía, aunque despertara, no podría mantener sus ojos abiertos por más de tres segundos debido a los antibióticos y la falta de alimentos sólidos. Yo, al menos, había podido comer un par de donas esta mañana.
Ella giró su vista hacia mí y sonrió tristemente. Me acerqué a ella, sintiendo que mi respiración se apagaba conforme me acercaba al cuerpo más delgado y golpeado de Justin. Sin embargo, tragué saliva, guardando las lágrimas para cuando estuviéramos él y yo a solas.

-Hola, Jazmin -dije suavemente. Ella volvió a sonreír, y volvió su mirada hacia Justin. Me agaché con esfuerzo, ignorando el dolor que se disparó por mis piernas, y coloqué una mano en su hombro.
-¿Cómo te sientes? -preguntó en un hilo de voz. Me reí bajito.
-Dije que iba a patearle el trasero al próximo que me lo preguntara -le dije. -Contigo haré una excepción.

Soltó una risita lúgubre, y bajó la mirada hasta sus manos.

-¿Cómo está? -pregunté, esperando recibir noticias nuevas -y buenas-.
-Está yendo bien -respondió suavemente. -Recuperándose, supongo -se encogió de hombros.
-Estará bien -musité, y ella me miró, derramando una lágrima. Asintió.
-Lo sé -suspiró, y se levantó de la silla de plástico blanca. Me dio una mano para levantarme, y se aproximó a la puerta, cabizbaja. Me mordí el labio. Imaginaba lo horrible que sería ver a tu hermano así. Débil. Golpeado. Lastimado.
-Jazzy -la llamé. Ella se volteó, frotándose las manos en los muslos una vez más. Sonrió.
-Puede oírte -sonrió. Asentí.
-Lo sé -sonreí también. Ladeé la cabeza.
-¿Crees en los milagros? -le pregunté. Ella caviló, y achicó sus ojos.
-Hoy no -respondió. Seguidamente, abrió la puerta, y se fue.

LOST | 2da TEMPORADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora