Capítulo 12

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Una semana después.

Me senté en el sofá de cuero de la sala de Justin, y me metí un puñado de palomitas de maíz con mantequilla dentro de mi boca. Marie se rió de mí al observar mis mejillas hinchadas de palomitas y ella hizo lo mismo, sonriendo una vez que sus mejillas se hincharon tanto como las mías. Allí sentada, cruzada de piernas, con su cabello pelirrojo cayendo en picos sobre sus hombros y el flequillo casi cubriendo sus ojos, parecía la viva encarnación de la inocencia. Me lanzó una palomita y se la devolví, riendo.

-Muy maduro de su parte –Ryan dijo, sosteniéndola en brazos.
-Cállate, calvo judío –bromeé, y él me lanzó una palomita. Justin llegó con una bandeja repleta de dulces y cuatro vasos enormes de soda de naranja. Las puso en la mesa, y se acomodó a mi lado, rodeando un brazo por mi cintura.
-Veo que tu pie está mejor, ____kins –comentó Ryan, lanzándose una gomita a la boca. Así que, sí. Henos aquí, un montón de criminales perseguidos por un acosador anónimo, comiendo gomitas y tomando soda de naranja. Sonreí, y comí un bombón, apenas pudiendo lograr que entrara completo en mi boca. En estos momentos de extrema necesidad, uno se pregunta, ¿por qué coño tengo que tener la boca tan pequeña?
Ryan agarró un vaso de soda y lo detalló, alzándolo por encima de su cabeza y mirándolo, arrugando la nariz, casi en una mueca de asco. Harry encendió el televisor. Daban Disaster Date.
-¿Qué coño es esto? –reclamó, dando un sorbo y arqueando las cejas. -¿Dónde está la cerveza?
-No vamos a emborracharnos hoy, Ryan –dijo Justin solemnemente. Su voz me pareció tan sensual en comparación con la de Ryan. Marie se atestó la boca con dulces, y bebió un gran trago de su refresco. Miré su abdomen extra-ultra-mega-plano. Debía ser una talla cero, por lo menos. ¿Qué demonios hacía con tanta comida?
-¿Qué? –casi gritó él, con decepción. Solté una risita y bebí un largo trago de mi soda.
-Están las chicas aquí –respondió Justin en voz baja.
-Cortas toda la diversión –Ryan rodó los ojos, y tomó de su soda hasta la mitad del vaso, dejando un bigote de refresco encima de su boca.
-No quiero una orgía en mi casa –dijo Justin, cambiando los canales sin siquiera detenerse a ver qué estaban dando. Marie rió.
-Me siento como en Kennan y Kell, tío –Ryan arrugó la nariz, mirando el refresco con desdén.
-¿Dónde está Chaz? –pregunté, mirando hacia todos los lados para asegurarme de que no lo había visto. No me parecía haberlo pasado por alto.
-Por ahí –respondió Ryan, sonriendo pícaramente. –Con tu amiga.
-¿Con Jenn? –hice una pequeña “o” con mi boca, y luego reí. –Será mejor que los dejemos tranquilos.
-De todos modos, ¿por qué has decidido reunirnos aquí, Justin? –preguntó Marie, metiendo sus dos manos entre sus rodillas cubiertas por medias de lunares. Ella y sus gustos tan raros. Justin parecía no entender.
-¿Está mal?
-No… -pareció una pregunta. –Es sólo que… ¿pasó algo?

Él caviló mientras tomaba un largo trago de su refresco como si fuera agua. Esperé un eructo luego de su acción, pero se limitó a volver a colocar el vaso sobre la mesa, y me estrechó fuertemente entre sus brazos.

-No, no pasa nada –respondió. –Ni siquiera quiero pensar en eso, ¿de acuerdo?
Ryan suspiró. –A ver, tío, has estado ocultando toda la mierda y actuando como si nada jodidamente pasara. Pero, mira, Marie ha estado recibiendo notas, yo también, Chaz también, y jodidamente sé que ustedes también. Así que, ¿cuál es el jodido punto de esconderlo jodidamente todo?
-Creo que si dices “jodido” una vez más, voy a vomitar –dije en voz baja, jugueteando con mis dedos.
-¿Recibieron notas? –Justin me interrumpió. Los músculos de sus brazos se volvieron tensos.
-Sí –respondió Marie, encogiéndose de hombros. –Amenazas, más bien. Algunas dicen que está muy cerca de nosotros, y que uno de los nuestros está en peligro.
-Yo también recibí una nota de ésas –comenté. Mi estómago se revolvió, como si hubiese comido un kilo de chocolate rancio. Todo el tema del anónimo en sí me ponía los pelos de punta y me revolvía las tripas la mayoría del tiempo. –Y en la última semana lo único que ha enviado son cosas sobre que me observa y esa mierda. Lo que indica que está en la Universidad.
-En realidad, está en todas partes –dijo Marie, apuntándome con el dedo. Chasqueé mis dedos, e imité su acción.
-¿Crees que esté aquí ahora? –dijo ella, mordisqueándose un padrastro. Dejé de masticar, y sentí un sabor raro en la boca, como si fuera a vomitar. No quería mostrar que tenía miedo y decir que lo que Marie decía era una tontería. Yo sabía que nadie podía estarnos observando ahora, pero una parte de mí decía que sí. El ambiente estuvo estático un momento, y luego todo volvió al color y a su normal movimiento.
-No lo creo –dijo Ryan, atestándose de Hershey’s. –Y, de cualquier manera, Justin y yo estamos aquí. Técnicamente nadie puede hacerles daño.

LOST | 2da TEMPORADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora