Capitulo 10: "El encantamiento Aleithan"

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—¿Te refieres a la famosa hora del té? —preguntó enarcando una ceja —No me digas que los princesos también tienen su hora del té.

Charlotte ríe y niega con la cabeza.

—No es exactamente la hora del té—hace una pausa para bajar la luna de la limosina, que agradezco porque el calor aquí es infernal —Podría decirse que es como una merienda real antes de la cena.

Kayla quién está sentada al frente de nosotras, no ha dejado de retocarse el maquillaje cada veinte segundos, porque no ha dejado de fantasear que hoy encontrara a su príncipe azul.

—Se imaginan—comentó minutos después de lo que dijo la rubia —Ver a los princesos, sosteniendo sus delicadas tazitas de té— simuló que tengo una taza en la mano y levantó el dedo meñique, cual invitada en el castillo de la reina Isabela.

—¿Pedimos un bocadillo?—mi hermana me imita, forzando su voz más grave para parecerse a la de un hombre —O mejor pedimos toda la comida.

Le sigo el juego.

—Por supuesto, somos princesos y siempre tenemos lo que queremos—intento hacer una risa masculina, pero más parece a la de papá noel diciendo "Jojojo"

Kayla y Charlotte no aguantaron y se echaron a reír abiertamente a lo cual yo me uní segundos después. Si algo bueno puedo rescatar de haber venido, es que al menos me estoy divirtiendo imitando y burlandome de esos princesos.

No recuerdo cuantas veces le rogué a Amelia para que nos mandara en una limosina, con Charlotte y mi hermana. Porque claramente, me sentía más cómoda con ellas, además de que Alexia alias «Zorricienta» estaria esperando el momento exacto para vengarse.

No, no me estoy escapando, pero prefiero evitar mas altercados, al menos por hoy día, como mencioné, me siento muy agotada.

El recorrido desde la escuela de princesas hasta el de los princesos, fue de aproximadamente unos veinte a treinta minutos, en todo el camino, me lo pasé de lo mas genial, estuvimos riéndonos, Charlotte contaba anécdotas muy graciosas de la realeza, nos daba datos que no conocíamos, como por ejemplo que los reyes organizan un baile real con temáticas diferentes cada fin de año en donde pueden asistir no sólo gente de sangre azul, sino también los plebeyos. Algo que me parece muy bueno y que me hace pensar que la realeza después de todo parece no ser tan mala.

—Ya llegamos—avisa la rubia, mirando hacia su derecha, yo hago lo mismo del lado contrario.

Cuando Charlotte menciono que el lugar donde estudian los princesos era más grande que nuestra escuela, no estaba exagerando. Es ridículamente gigantesco. Hasta podría apostar que es mucho más grande que el castillo del Rey Arturo, el futuro esposo de mamá.

Bajamos de la gran limosina y pude ver a unos cuantos metros a Amelia hacernos señas de que aguardaramos ahi, obedecemos y nos quedamos esperando a que ella, junto con las demás princesas se aproximaran hacia nosotras.

—Muy bien señoritas—la directora se posiciona al frente de todas —Pediré, solo una cosa; no me hagan alboroto, no hagan comentarios fuera de lugar y principalmente no "PROVOQUEN" a los príncipes—hace énfasis en la palabra "provoquen"

«Dijo tres cosas no una, para ser directora le falta aprender a contar»

Frunzo el ceño y miró a Charlotte quien tiene su mirada puesta en Amelia, giro el cuello y mi hermana también me mira, nuestras miradas son de confusión. ¿Porque Amelia advierte a las princesas de no provocar a los príncipes? se supone que son unas damas, chicas con los mejores valores inculcados desde niñas, digo, están formando princesas, no putas.

Una princesa en zapatillas ©️Where stories live. Discover now