Capitulo 34: Estamos en peligro

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Catalina.

—Suéltame Eithan—exijo con mis ojos clavados en él, su expresión me hace saber que lo que le he dicho lo ha cabreado —. No volveré a repetirlo, suéltame.

El niño bonito me mantiene la mirada y mi brazo al mismo tiempo, no tiene intenciones de querer soltarme. A pesar de que su agarre no me lastima en absoluto, estar en esta situación es un tanto sospechoso.

—¿Por qué estás actuando de esta manera Catalina?—me pregunta con la mandíbula tensa, ladeó la cabeza y río amargamente —. No entiendo tu actitud.

—No necesitas entender nada—le respondo apretando los dientes con el rostro muy cerca de él —. Preocúpate de tu vida y deja la mía en paz.

Intento soltarme de su agarre pero él ejerce presión sobre mi brazo.

—Nunca dejaré de preocuparme por ti, eres mi pequeña y siempre voy a cuidarte—me hace saber con la mirada puesta en mis labios —. Yo te amo.

—Me amas tanto que decides besar a otra chica el mismo día que me juraste que yo era la única mujer en tu vida—suelto llena de rabia con los ojos vidriosos llenos de lagrimas —. Déjame en paz de una puta vez— le exijo al mismo tiempo que de un tirón me safo de él.

Doy media vuelta y con las lagrimas mojando mis mejillas me encamino hacia la salida del castillo, en el trayecto voy borrando las huellas de mi tristeza y para cuando llego a la limosina tengo una sonrisa falsa plantada en mi rostro.

—¿Todo bien?—inquiere Carl en voz baja mientras sostiene la puerta de la limosina para que pueda entrar.

Me limito a asentir con la cabeza y darle una vaga sonrisa.

—Estoy muy emocionada por conocer la escuela—su euforia de la princesa Helena es visible en su expresión.

—Es como cualquier escuela, no tiene nada especial—alegó deslizando una de las asas de mi mochila por delante para posarla sobre mi regazo —. De todas maneras, te mostraré cada rincón.

—Será grandioso conocer a tus amigas—expresa.

Enderezó mi espalda y giro para mirarla ¿Conocer a mis amigas? ¿Por qué? No soy recelosa ni nada por el estilo con mis amigas o mis hermanas, pero siento que se está atribuyendo demasiada confianza hacia ella. Confianza que no le he dado, solo he sido amable con la princesa.

—¿Por qué querría conocer a mis amigas?—la molestia es notoria en mi tono voz aún así decido camuflarlo con un carraspeo —. Es decir, usted debe tener muchas obligaciones como para estar conociendo a mis amigas.

—Nada sería más importante que hacer amistades en el reino Catalina—sonríe —. Y que mejor si tus amigas pueden ser las mías. Kayla también es mi amiga, no veo el problema de hacer más.

—Yo no tengo muchas amigas princesa—le digo frunciendo los labios y ocultando mi incomodidad —. De hecho solo tengo una amiga.

"Con amigas así, para que quieres enemigas" se burla mi conciencia haciéndome recordar la traición por parte de Charlotte.

A los pocos minutos ya habíamos arribado a la escuela, la princesa Helena es la primera en bajar de la limosina. Agradezco que hoy no esté usando un ostentoso vestido rosa como de los que siempre carga, por el contrario viste un sencillo vestido de seda color lila con un escote valga la redundancia "de princesa" y su infaltable corona de plata.

—Buenos días princesas—la voz formal y femenina de Amelia nos recibe en la entrada de la escuela.

—Buenos días—responde el saludo la princesa Helena, yo lo hago en casi en un murmuro —. Usted debe de ser Amelia ¿Correcto?

Una princesa en zapatillas ©️Où les histoires vivent. Découvrez maintenant