Capitulo 43: Padre e hijo

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Eithan.

Sabía que esto sucedería, "maldita mierda" sabía que Carlos quería desposarla, sabía que ella buscaría una forma de vengarse, pero no sabía lo mucho que me dolería y lo encabronado que me pondría. Los celos quemaban mi cuerpo por dentro, quería que ella solo fuera mía, quería ser el único dueño de sus labios y de su cuerpo.

Maldición, eso es muy egoísta de mi parte ¡Lo se! Pero me vale una mierda. Catalina había aceptado ser cortejada por el príncipe español con ese acento tan peculiar que no hacía más que sacarles sonrisas a la "gatita"

Literalmente estaba dando vueltas en mi habitación, caminando de un lado a otro pensando fugazmente como asesinarlo y esconder su cadaver sin ser sospechoso. Me estaba volviendo loco de solo imaginarlos juntos.

De pronto alguien tocando la puerta de mi habitación me libro de mis pensamientos maléficos. Con el mal humor caminé hacia la puerta y abrí, era la princesa Helena quien sostenía una carta entre sus manos y una sonrisa que adornaba su rostro.

—¿Sucedió algo?—pregunté al notar que no decía ni una sola palabra.

Ella estiró su cuello y miró dentro de mi habitación.

—¿Puedo entrar?

La última vez que Helena estuvo en mi habitación, termine encima de ella besándola. No fue algo que haya planeado, pero tampoco algo que me haya disgustado.

—Si claro

Me hice a un lado mientras estiraba mi brazo invitándola a pasar, ella sonrió e ingreso. Tras cerrar la puerta cuestione.

—¿Que contiene ese sobre?

La princesa giró sobre sus talones y levantó el sobre a la altura de su rostro sonriendo genuinamente, por su expresión y la forma en la que me sonreía podía deducir que era algo que le hacía muy feliz. Estaba emocionada.

—Es una carta de mi hermana Arya—lo extendió y espero a que lo tomara, lo hice —. Vendrá este fin de semana al castillo y se quedará hasta el día de nuestra boda. Espera a conocerla, se llevarán muy bien, estoy segura.

—No lo dudo—respondí dejando la carta sobre mi escritorio.

—¿No vas a abrirlo?—pregunto

Negué

— Es una carta que ella escribió para ti, no para mi.

—Si lo se, pero menciona su agradecimiento hacia ti y hacia tu padre, por favor guárdala y léela cuando puedas.

Sin estar tan convencido, accedí. Helena permanecía callada pero sus manos estaban inquietas, sus ojos se movían hacia arriba y a los lados. Ella quería decir algo más.

—¿Quiere decirme algo más princesa?—inquirí con voz sutil mientras buscaba sus ojos grises.

—Si, de hecho es una petición que vengo a pedirle alteza—respondió alzando la mirada y conectando con la mía —. Quisiera adelantar la boda para la próxima semana.

Fruncí el ceño.

—¿Alguna razón en especial por la cual quieres adelantarla?

Una princesa en zapatillas ©️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora