Capítulo 7 - Bahías de Huatulco

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Después de permanecer durante unas horas en Tangolunda nos dirigimos a Bahía de Chahue y Bahía de Santa Cruz; cada playa más hermosa que la otra. Aunque no éramos expertas, Terin y yo nos unimos a un partido de fútbol y voleibol en el extremo de la playa, nuestro equipo terminó por perder cada uno de los partidos, los niños en cambio celebraron su triunfo.

De vez en cuando Roja y yo robamos miradas a la pareja de enamorados que paseaba admirando la vista.

— Me recuerdan a nuestros padres —dijo entre suspiros —. Todas las noches papá le dice lo hermosa que es a mamá, todas las noches mamá le dice lo afortunada que es de poder compartir su vida con él —sonreí cuando Edilberto colocó un beso tierno en la mejilla de Dayrene.

— Mamá y papá se leen uno al otro. Cada semana un libro diferente; misterio, suspenso, comedia, romance, ciencia ficción, no importa el género, ellos se leen la historia y comparten opiniones sobre ella, y cada mañana papá deja una flor sobre la cómoda de mamá, una pequeña nota con alguna frase romántica, o cómica, hasta con chistes; él siempre espía del otro lado de la puerta y cuando la ve sonreír suspira y es entonces cuando su día comienza, y cada mañana mamá deja hecho el café para papá y una pequeña notita sobre la mesa diciéndole que lo ama.

— Quiero un amor así.

— Creo que muchos lo quieren —ella me observó curiosa.

— ¿Tú no quieres eso? —encogí los hombros.

— Nunca he pensado en eso, supongo que cuando la persona correcta llegué comenzaré a quererlo; lo que sí sé es que no quiero algo menos que lo que ellos tienen. Si alguien va a amarme, va a amarme entera; sonriendo, llorando, gritando, hinchada, gruñona, greñuda o calva... Eso es lo que sé que quiero.

— Yo sé que la persona a la que dejes entrar a ese bonito corazón tuyo va a saber amarte así como eres, y mejor aún, hará emerger lo mejor de ti, y viceversa.

— Roja, la persona que se gane tu corazón será la más afortunada del planeta Tierra.

— Aww, eres tan dulce —ella me rodeó con sus brazos.

— Tú eres dulce, a mí solo me salpica tu miel.

— Eres una boba.

— Y me amas.

Caminamos sobre la suave y blanca arena, las olas aquí eran calmas lo que nos permitió bucear; vimos peces de varios colores, tamaños y formas, uno asustó tanto a Terin que terminó sacando agua salada hasta por los lagrimales.

Las bahías eran simplemente divinas, ni que decir de la compañía. Dayrene y Edilberto nos dieron muchos consejos, nos dijeron que no desaprovecháramos ni un poco nuestra juventud, nos dijeron que nunca dejáramos de soñar y de trabajar por esos sueños, y de lo importante que era compartir la diversión en nuestras vidas con las personas a las que amamos.

— El trabajo siempre será importante, pero no por eso tiene que dejar de ser divertido.

Tomé una foto grupal de todos en la embarcación, regresamos al hotel al caer el ocaso, nos dimos una ducha, cenamos y terminamos por caer rendidas. Mañana visitaríamos otras dos bahías más, las aventuras recién comenzaban. 

¡Gracias totales a las nuevas lectoras que se van sumando a la historia!

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¡Gracias totales a las nuevas lectoras que se van sumando a la historia!

💙 Gracias por darle una oportunidad a Sam, un agradecimiento especialjedraid y _Sad_Side_  
por animarse a leer, votar y comentar; sus palabras son combustible para mi cerebro y corazón, es tan bonito saber que la historia les está gustando. 💙

¿Quieren conocer las Bahías de Huatulco? 

Los invito a seguirme en mis redes, ahí encontrarán fotografías sobre algunas de las bahías que Sam y Terin se encuentran visitando, también encontrarán adelantos y más información. 

Un abrazo bien grande a todos ustedes. 

 

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Sam #PGP2021Where stories live. Discover now