Capítulo Treinta y cuatro: +18 (PARTE II) Final

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Alaska.

5 de diciembre, 2016.

Lanzo una mirada a la puerta porque en serio no sobreviviría a otro familiar Harris sorprendiéndonos a Drake y a mí en medio de nuestros ataques amorosos-lujuriosos, el seguro sigue pasado en la puerta cómo hace unos segundos. Vuelvo mi vista a Drake, enarca una ceja hacia mí.

—Te miras...Nerviosa. ¿Estás...bien?

Asiento y sonrío para reafirmar, porque Drake es el tipo de novio que podría conseguir pelotas azules, pero retroceder si digo no sentirme cómoda. Me quito el suéter y meto mechones de cabellos detrás de mí oreja, aun traigo la trenza y eso es práctico teniendo en cuenta cuáles son mis objetivos en la madrugada de hoy.

Imitando mi posición, Drake se arrodilla frente a mí y con su mano izquierda alza mi barbilla, me da una sonrisa que ahora es casi completa debido a que ha ido recuperando la movilidad total de su rostro, y me mira esperando alguna señal de mi parte, asiento hacia él y lleva sus labios a los míos, lo que hace que todo esté bien y todo se sienta increíble.

Estamos un poco torpes cómo si esta fuera la primera vez, tal vez se trate de que esperamos mucho por tener esta intimidad, de la emoción y adrenalina del momento. Siento los dedos de Drake en mi abdomen, por debajo de la camisa y los vellos de mi piel se erizan a medida que voy sintiendo la caricia de sus yemas ascendiendo hasta llegar a mis pechos desnudos. Sus palmas cubren cada pecho y alejo mi boca de la suya.

—Es ese un buen ejercicio para tu mano derecha ¿Eh?

—Lo es —me asegura y para confirmar da un suave apretón—. El mejor de...Los ejercicios. Ayuda a...Mis dedos tam-también.

Se aleja lo suficiente de mí y retira una de sus manos —la izquierda— para tomar el dobladillo de mi camisa y sacarla, dejándome desnuda del torso para arriba. Se inclina hacia mis pechos y presiona un beso entre ellos, se aleja y sonríe.

—Hola, las extrañé.

Me río.

Él se incorpora, se saca la camisa y se inclina hacia mí, besándome hasta hacerme estar acostada, se ubica boca abajo a mi lado y su boca va dejando un camino de besos desde mis labios, pasando por mis mejillas y cuello para aterrizar en mi pecho izquierdo mientras su mano izquierda se encarga del derecho. Mis dedos van a su cabello y de verdad me esfuerzo en que mis gemidos sean muy bajos, es un trabajo difícil que logro con fuerza de voluntad.

Cuando parece que su boca no le es suficiente, los dedos de su mano izquierda se deslizan por mi abdomen, sin que su boca abandone mis pechos, y llegan hasta mi pantalón del pijama, lo ayudo a quitarlo junto con las bragas.

Sucumbo a sus ataques amorosos y cierro mis ojos mientras me estremezco y con mi mano cubro mis gemidos. Es tan intenso que siento una lágrima rodar por mi mejilla, también creo que moriré porque mi respiración es errática y el mundo me da vueltas.

Cuando abro mis ojos, volteo a mi lado y lo encuentro sonriendo, su pulgar hacer círculos en mi cadera cómo si intentara alejarme de la muerte inminente por placer.

—Estoy pensando —digo todavía jadeando—, que si fuera una novia astuta y no celosa, podría vender tus servicios, porque eres muy valioso en el dormitorio, novio, de verdad. Mágico.

—Gracias —ríe.

Paso mi muslo sobre su pierna y me acerco a él, doy pequeños besos y mordiscos en su cuello, deslizo mi mano por su abdomen y no gasto tanto tiempo en llegar al objetivo que ya me espera con entusiasmo. Creo que somos buenos en dar y recibir.

+18  (Libro 1 Saga Inspírame)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora