Capítulo cuatro: Desbloqueo

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Drake.

10 de agosto, 2015.

Nadie me dijo que viniera a una fiesta de chicas de dieciséis años.

Nadie me dijo que viniera a cuidar a Alaska.

Pero tras una conversación con Jack, sobre los posibles escenarios inciertos que pueden presentarse en una fiesta y luego, cuando fuimos al programa donde trabaja mi hermano y el de Alaska, reafirmé mi punto y Jocker, con una mirada muy extraña, cedió porque dijo que le estaba causando dolor de cabeza con todas mis teorías.

Así que de ese modo acabé en la fiesta de dieciséis años de una amiga de Alaska. La misma Alaska que lleva unos pantalones demasiado ajustados de cuero y una camisa traslúcida con un top corto por debajo. Cada vez se hace más evidente que en pocos días ella cumplirá dieciséis años. Que está creciendo.

Y todavía me siento demasiado culpable y avergonzado de mi sueño de hace unos meses ¿Dice eso que soy una mala persona? No era mi intención. Entiendo nuestras diferencias de edad y la distancia entre nuestras etapas de vida, bien, no son tantos años, pero aun así está el hecho de que nos conocemos de toda la vida, desde niños...

Sacudo la cabeza, tengo diecinueve, ella cumplirá dieciséis. Necesito calmarme. Me mantengo con la espalda recargada de una pared, observándola interactuar con sus amigos y veo a algunos mocosos devorarla con la mirada. Doy un sorbo al jugo de fresa, Alaska no mentía cuando dijo que era una fiesta libre de alcohol.

Mi celular vibra y cuando veo el nombre de Natasha, maldigo porque la olvidé por completo cuando decidí ser niñera no deseada en esta fiesta. Respiro hondo y contesto, esperando que la música me deje escuchar.

—Hola, Natie —tanteo y hay unos pocos segundos de silencio que me advierten que esto no será bonito.

—¿Dónde se supone que estás? Llevo más de una hora esperándote en mi casa... Sola, cómo habíamos quedado.

—Tuve un imprevisto.

—¿Por dónde vienes? —ignora mi declaración. Puedo intuir que está molesta, pero todavía igual tiene ganas de que nos encontremos.

—Esa es la cosa, no estoy yendo a ningún lado —confieso.

Hay unos breves segundos de silencio que no presagian nada bueno. Natasha es una de esas amistades con las que quitarse la ropa es divertido, una con la que estableces límites en donde ambas partes son conscientes de que solo es sexo. Y no hago esa declaración porque quiera jugar a ser el mujeriego, simplemente me baso en hechos en los que descubrí que mis relaciones duran muy poco porque soy un pésimo novio, así que decidí hace mucho tiempo que no forzaría nada.

Si quieres un novio buscas a Dawson y si quieres una aventura me buscas a mí... Y también puedes buscar a Dawson. Sí, mi copia romanticona puede cubrir ambos papeles porque es así de versátil, mientras que yo me enfoco en mi área: sin compromisos, porque cómo novio soy un desastre total; aunque supongo que el día en el que quiera una relación, sucederá, no me asustaré y correré en círculos, solo debo advertirle a la afortunada que no se lleva al mejor partido.

—¿Estás con otra?

—Depende. Quiero decir, no es cualquier chica —me giro para alejarme aunque estoy muy seguro de que ella ya percibió muy claro que me encuentro en una fiesta, aun cuando no sabe que se trata de una fiesta de dulces dieciséis—. No quiero sonar imbécil, pero no somos exclusivos. De acuerdo, soné imbécil, pero es la verdad, Natasha. No me comprometí a algo más que sexo.

»Lamento haber olvidado mencionarte que tenía planes, estuvo mal, pero eso es todo lo que debo lamentar ¿Verdad? ¿No te estás poniendo rara sobre nosotros?

+18  (Libro 1 Saga Inspírame)Where stories live. Discover now