+18 (Libro 1 Saga Inspírame)

Capítulo veintiocho: Una escena +18

Drake.

Me deleito rozando con mi nariz el cuello de Alaska, ella suspira. Deslizo mis manos por su espalda, amando la suavidad de su piel. Podría decirme en este preciso momento que el mundo se está acabando y de igual manera no me movería de donde estoy.

Siento sus manos en mi cabello y sonrío contra su piel cuando me insta a llevar mis caricias más abajo. Voy dejando un reguero de besos y luego traslado mis manos a sus caderas para sostenerla un poco más alto y poder acariciar con mi nariz la punta de uno de sus pechos.

Me encantan sus pechos... Me encanta toda ella. Los dulces sonidos que hace, la manera en la que tira de mi cabello, mi nombre susurrado en sus labios y la confianza con la que me permite darle placer, me enloquece.

Nadie me advirtió que la dulce niña con la que bromeaba de pequeño, sería la persona a la que sin duda alguna un día llamaría el amor de mi vida.

Se estremece y me insta a alejarme un poco para sacarme la camisa, cuando lo hace recargo mi barbilla entre sus pechos. Le sonrío y me devuelve el gesto con tanta ternura que me desarma.

—Hola —susurra pasando una mano por mi cabello—. Gracias por ser la garantía de que no moriré sin tener sexo.

No puedo evitar la risa que escapa de mí, giro mi cabeza a un lado y dejo un beso en la parte baja de uno de sus pechos y luego un suave mordisco.

—Gracias por seguir estando loca, amor. Te prometo que es algo que amo de ti, Alaska Hans.

—¿Ves? ¿Cómo no querer hacerlo contigo? —Agacha su rostro y me da un beso—. Porque vamos a hacerlo, ¿Verdad?

Sonrío antes de hacernos girar y dejar caer su espalda contra el colchón, ella se acomoda reposando su cabeza contra la almohada.  La beso una vez más y deslizo mi mano por su vientre haciéndome espacio para deslizar mi mano por debajo de sus bragas en donde siento suavidad y en donde no tardo en descubrir la evidencia de su deseo.

La beso mientras la toco, mi boca se traga sus gemidos y suspiros. La beso una y otra vez sin dejar de tocarla, cuando sus manos se deslizan por mi espalda y clava sus uñas, lo tomo como mi señal de que está cerca. Aparta su boca de la mía, abro los ojos y la veo morder su labio inferior antes de arquear su espalda, aprovecho para bajar mi rostro y besar uno de sus pechos mientras se estremece en un orgasmo, la acaricio a través de las olas de placer y cuando parece culminar, sonrío.

Le doy besos seguidos a esa deliciosa boca y veo como me mira a través de sus ojos entrecerrados. Sus mejillas están sonrojadas. Mordisqueo su barbilla y voy descendiendo por su cuello.

—Quieres matarme —me acusa en una voz rasposa. Mi sonrisa crece.

—Tal vez ese sea mi plan. Una muerte así de tentadora, suena bien.

Bajo mi rostro y beso por su costado luego por el centro, lamo la piel de su abdomen y con mi nariz acaricio su ombligo haciéndola reír. Muerdo por encima de cinturilla de su short del pijama y luego me incorporo.

—Alza la cintura, amor —pido.

Ella lo hace y tomo la pretina del short junto al elástico de sus bragas, no doy muchas vueltas, lo bajo sin ninguna pretensión seductora o lenta por sus piernas, lo arrojo detrás de mí y ella ni siquiera cierra a sus piernas a pesar de que hay una pizca de timidez ante mi atenta mirada. Lamo mis labios y me inclino hacia ella dándole un beso rápido.

—Eres la mujer de mi vida, por si no te lo había dicho —susurro contra sus labios y luego mordisqueo el inferior.

Vuelvo a bajar para besar su vientre.