Todo había cambiado, la desaparición de Harry fue lo peor. Días, semanas, meses buscándole, pero nunca le encontraron así que lo mejor fue darle por perdido.
A veces las personas desaparecen sin motivo alguno, sin embargo, otras veces desaparecen p...
Después del encuentro entre Harry y Louis, este último decidió que ya era hora de volver a casa. No se besaron, no dijeron nada más, simplemente se quedaron a escasos centímetros sintiendo la respiración nerviosa del otro. El menor, prácticamente, corrió hasta el coche de su padre. Una vez dentro de él, Troy le miro con una ceja alzada y Louis simplemente bajo la cabeza. El padre sonrió y puso el coche en marcha para alejarse de allí.
Por otro lado, el rizado también sonreía. Habían estado muchos días separados y volver a sentirle cerca le daba algo de tranquilidad. Supo que lo había hecho mal, que Louis no le perdonaría tan fácilmente, pero estaba preparado para arreglar todo lo que había hecho mal. Agito su cabeza despejando todos sus pensamientos, ya que tenía que ponerse manos a la obra con la moto que estaba haciendo. Le fue imposible concentrarse, se puso música, se tomó un café... Nada le ayudaba a olvidarse de esos ojos azules, pero tampoco le importaba en exceso.
De camino a casa ninguno de los dos decía a nada, Louis no paraba de sentir las manos de Harry sobre su cintura y su respiración chocar con su boca. No pensaba en otra cosa que no fuesen esos rizos color chocolate.
- ¿En qué piensas? -pregunto Troy
- Nada -sonrió su hijo- En lo que acaba de pasar
- ¿Y qué acaba de pasar? ¿Algo que deba saber? -Louis negó sonriendo- Hijo, soy tu padre y te conozco
- Casi nos besamos
- ¿Casi? ¿Y por qué no lo habéis hecho?
- No sé -Louis se encogió de hombros- ¿Era precipitado?
- ¿Es una pregunta o una afirmación?
- No lo sé, solo sé que me ha gustado verle
- Eso está bien
A Troy le agradaba Harry, al contrario que a su madre, él sentía que Harry verdaderamente protegía a Louis contra todo. Quizás era un mal ejemplo, o quizás su trabajo no era el deseado por Johannah, pero de lo que no le cabía duda es que Harry realmente le quería y daría su vida por él. Lo pudo ver en los dos años que compartió con él, cada gesto, cada palabra sobre Louis era algo que jamás había visto en nadie. Era amor de verdad y se alegraba de que su hijo fuese tan bien amado por una persona independientemente del sexo.
En esos dos años Harry le hablo en varias ocasiones sobre su padre. Le contó que cuando le informo a su familia de que se sentía atraído por los hombres, su padre le desprecio. Cuando se lo contó, le dolió lo que escucho porque a él no se le ocurriría despreciar a su hijo por sus gustos sexuales. Después de conocer esa información intento apoyarle y decirle que su padre no era un buen ejemplo de padre, pero después pensó en su situación. Troy se marchó de casa cuando apenas Louis tenía 4 años con la única excusa de que él no era un hombre de familia. A Johannah le dolió, pero prefirió que se marchase a que criase a un niño a disgusto, sin embargo, no quiso terminar el contacto con su hijo, pero este sí que lo evito. Hasta que Louis no cumplió 12 años no supo nada de él y fue porque un día Troy volvió a casa para reencontrarse con su hijo. Cuando lo vio por primera vez Louis le pregunto quién era, rompiéndole el corazón pero era entendible. Louis no le había visto desde que tenía 4 años, estaba seguro de que ni siquiera su madre le había enseñado una fotografía de él, pero estaba dispuesto a recuperarlo. Con tiempo y paciencia, recupero a su hijo y con el su total confianza para contarle todo. Troy volvió a Baltimore, ya que su vida estaba ahí, pero nunca volvieron a dejar de hablar.
Esa historia Harry la conoció cuando Troy se la contó, puesto que Louis nunca había hablado de la relación con su padre, siquiera sabia su nombre hasta que apareció aquella noche en el garaje. Escuchar a Troy hablar de su hijo así le emociono a la vez que le dolió, pero esa había sido la vida de su marido y debía respetarla y entenderla.
Llegaron a casa y procedieron a comer. Cuando ambos estaban descansando unos toques en la puerta les desconcertaron. Louis se levantó a abrir y cuando abrió la puerta se encontró con Harry. Trago saliva audiblemente y Harry al verle se rascó la nuca nervioso.
- Louis -dijo sonriente
- Harry -respondió el oji azul- ¿Ocurre algo? ¿Quieres pasar?
- No lo sé -rió el rizado- Solo quería venir a verte y decirte que... -se volvió a rascar la nuca- ¿Quieres que cenemos esta noche?
- ¿Me estás pidiendo una cita?
- Sí, creo que sí -volvió a reír
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- ¿Quién es hijo? -apareció Troy por la puerta- Oh, Harry, que bien verte por aquí
- Hola Troy
- ¿No entras?
- Eh no, solo venía a invitar a tu hijo a cenar
- ¿Debería irme? Lo siento, soy primerizo en que alguien le pida una cita a mi hijo
- Papá por favor -rió Harry- Si Harry, salgamos a cenar
- Genial -chocó sus manos- Pues... ¿Te paso a buscar sobre las nueve?
- Si, esa hora está bien
- Vale, eh, pues... -se acercó a Louis- Luego te veo
Harry le dejo un beso en la mejilla para después darse la vuelta y volver a su coche. Cuando cerro la puerta su padre le miraba con una ceja alzada y Louis rió tapándose la boca.
- ¿Qué acaba de ocurrir? -preguntó Troy riendo
- No tengo ni idea, me ha pedido una cita como cuando éramos novios. Aunque a decir verdad no tuvimos muchas citas
- Bueno, pues habrá que prepararse ¿no? Yo no sé cómo va esto
- ¡Papá! -le dió en el brazo- No me pongas nervioso, no sé qué ponerme
- Pues yo en eso no puedo ayudarte
- Creo que llamaré a Gemma -miró a su padre- Definitivamente voy a llamar a Gemma
