Prólogo

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Desde tiempos inmemoriales solo a los hombres se les permitía luchar junto a Athena, por esa razón las mujeres no tenían derecho a ser santos.

Hasta que se decidió una forma en la que serían tratadas en igualdad de condiciones, permitiéndoles luchar. La ley de la máscara.

Cada mujer santo deberá portar una máscara que oculte su rostro femenino y su fragilidad, convirtiéndose en la llave de su dignidad, ya que si alguna vez estas guerreras son vistas sin máscara, el acto se considera un insulto peor que ser vistas desnudas y entonces tendrán dos opciones:

Matar o amar al hombre que las vio.

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- ¿Estas segura de esto, Saya? - le pregunto un joven apenas un par de años mayor a la pequeña que tenía enfrente.

- Si, hermano.- dijo la mencionada mientras se acomodaba la incomoda máscara que le cubría todo su rostro. - No quiero quedarme de brazos cruzados mientras veo a la gente luchar, yo también quiero ser parte de esto. Quiero ser un santo. - dijo con una determinación algo inesperada para su corta edad pero por lo visto a su hermano no pareció llamarle mucho la atención, así era ella.

- Te espera un largo y duro camino.- se agacho para estar a la altura de su hermana. - Tu corazón debe ser como una espada, así no te perderás. - Esbozó una ligera sonrisa, algo inusual en el. - Recuerdalo siempre, Saya.

- Si, hermano. - dijo ella he inconscientemente también sonrió. - O ya debería empezar a llamarte El Cid.

- Con Nii-sama me conformo.

- Entendido, Nii-sama - respondió ella con un tono ciertamente burlón. El Cid solo le revolvió el cabello y le dedico una sonrisa de orgullo a su pequeña y parecida hermana.

Ambos levantaron la vista para encontrarse con el majestuoso y bello lugar en el que se estaban. El Santuario de Athena.

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Puedo sentir la brisa, como mueve mi cabello. Quisiera poder sentirla en mi rostro, pero no puedo. Por el contrario, dentro de mi siento muchas cosas, pero ninguna puedo demostrarla.

Esta máscara es mi sello, y como santo de Athena lo acepto, para pelear por mi diosa y por quienes lo necesitan. Yo acepto este sello.

Saint Seiya: Corazon afiladoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora