Capítulo 7

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Narra Saya

No lo comprendo, ¿a qué se refiere? "Una razón"

- No comprendo... - digo finalmente.

- Lo que te hace falta como Santo es una razón para pelear.

¿Cómo dice?No sabe de qué habla, claro que tengo una razón para pelear.

- ¡¿Qué dices?! ¡Yo peleo por Athena, para proteger a la humanidad! - manifiesto iracunda.

- No - dice sin perder la tranquilidad -. Esa es la causa por la que todos nosotros, los Santos, luchamos. Porque es la paz lo que todos anhelamos.

- ¿Eh?

- Debe de haber algo... - continua -... algo que te motive a luchar solo a ti.

- ¿Te refieres a una razón propia? - creo que comienzo a entender.

- Si - sonríe complacido -. Y tus sentimientos por ese "algo" son lo que te impulsan a no rendirte, a continuar por nuestra causa.

En el fondo sé que tiene razón, recuerdo palabras similares del Patriarca Sage en muchas ocasiones, pero nunca me había molestado en escuchar, siempre pensé que tenía en claro mis ideales. Nunca nadie me había hecho dudar así de mi misma, ni si quiera El Cid.

Pero, ¿tengo una verdadera razón para pelear? Realmente yo...

- Sentimientos - digo sin si quiera oír mi propia voz a causa de la confusión - son solo distracciones.

- No es así - su mirada es firme y decidida -. Es cierto que durante la batalla debes estar concentrada y mantener la cabeza fría, eso fue parte de tu enseñanza.

Asiento suavemente. Así es, aún recuerdo eso, mi hermano solía decirlo a menudo: "Si pierdes la concentración y dejas que las emociones nublen tu visión, le estas dando ventaja al enemigo". Después de citar las palabras de mi hermano, Sísifo esbozo una ligera sonrisa y un brillo apareció en sus ojos.

- Pero eso no significa que debas deshacerte de tus sentimientos. Ya te lo dije, te ayudan a continuar adelante, aunque tengas que ser cuidadoso para evitar que te controlen.

Me quedo en silencio mirándolo, fue como si esa última frase la dijera también para él, no lo conozco lo suficiente, pero algo me dice que es alguien que sucumbe mucho ante las emociones.

- Sé que tienes una razón para pelear, es solo que no puedes verla - siguió hablando -. Cuando estés en una pelea, no borres tus sentimientos - hace una pausa y agrega -. Cuando encuentres por fin lo que te hace falta, te darás cuenta de que tienes mucho más en común con los otros Santos de lo que te imaginas. Entonces confiaras en el resto y ellos en ti. Después de todo somos compañeros, ¿cierto?

Sonríe ampliamente y miro hacia la ventana abierta, el viento silba siendo el único ruido que podemos escuchar.

¿Como podia saber el todo eso sobre mi apenas conociendome?

Me conoce incluso mejor de lo que yo me conozco. Con solo verme y escucharme puede saber todo lo que siento.

¿Tan puro es su corazón?

Sísifo, tal parece que has logrado convencerme.

Narra Sísifo

La brisa invade la habitación donde nos encontramos, suave y reconfortante. Me llena de paz. Me hace sentir libre. Y de algún extremo sentimiento de que estoy donde debería estar no es otro lugar ni ningún otro tiempo

Saya se incorpora suavemente, se dirige hacia la ventana y se queda junto a mí mirando el mismo punto en el vacío que seguramente yo estoy observando.

Por ese instante, por ese pequeño instante, que pareció perfectamente eterno, fue como si no hubiese existido nada más.

Volteo a verla esperando encontrarme con Saya, Santo dorado de capricornio. Pero en vez de eso veo a Saya, una mujer hermosa.

La verdadera Saya.

Sus cabellos negros danzan con la brisa, sus ojos cerrados y su expresión demuestran una profunda paz, una que jamás habría imaginada verla.

El viento finalmente cesa, después de unos infinitos segundos, abre sus ojos. Me mira y sonríe levemente incapaz de saber cómo actuar, pero aun así, nunca había visto a alguien tan fría emanando tanta calidez con una sola expresión.

Solo mantengo la vista en la de ella, espero que alguno diga algo y así el silencio no se hace esperar. ¿Debería decir algo o dejar que ella lo haga?

- ¿Guardaras el secreto? - dedica su última mirada antes de reemplazarla por esa dura expresión impresa en su rostro para protegerlo.

- Tenlo por seguro...- murmuro intentando mantener un semblante tranquilo en mi vos, a diferencia de como realmente esta.

- Esto jamás paso... no pienso matarte... o amarte.

Saint Seiya: Corazon afiladoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora