—¿Y cómo vas con Rama? —cuestiono para cambiar de tema.

—Excelente. Acordamos casarnos el año que viene, probablemente para el verano —replica con entusiasmo. Chocamos nuestros vasos a modo de brindis y me observa con expresión preocupada—. No debería haberte dicho eso de Emanuel, te desanimé.

—Ja, nada que ver, Vale, no me desanimaste para nada. Lo más probable es que lo nuestro sea solo un juego, que esté teniendo algo serio con esa rubia o volviéndolo a intentar con Vanina, no sé. Solo soy como un pasatiempo —expreso intentando sonar con normalidad, aunque por dentro me estoy muriendo de dolor.

—Pero vos sabés que no sos objeto de nadie, y que no puede usarte, por favor, Mer. Aunque te guste mucho, respetate, no te dejes llevar por lo que dice. No sos un juguete —comenta con seriedad.

—Ya lo sé... —suspiro—. Admito que me encanta, me gusta, estoy enamorada de él. Me vuelve loca, estar con él me hace feliz, pero probablemente solo sea una más en su vida. Con toda esa belleza que tiene, ¿solo va a estar con una chica?

—Debería. Que sea lindo no quiere decir que sea irrespetuoso con las mujeres. —Toma un trago de su cerveza y la imito. No estoy aguantando mucho esta charla—. Igualmente, me cae bien. Bah, lo vi pocas veces fuera del trabajo cuando salí con Rama y es divertido y creo que es educado, no miraba a otras chicas ni nada. Se la pasaba más con el celular que otra cosa.

—Qué raro. Conmigo no está con el celular —comento.

—Eso es bueno. Debe ser que disfruta tu compañía. —Esboza una sonrisa y asiento con lentitud. Se le nota que quiere arreglar la situación y ponerme de buen humor, pero ya no funciona. Bufa y se cruza de brazos—. No quiero estar con Merlina amargada, quiero a la Merlina buena onda —agrega.

—Estoy en modo Merlina buena onda —contesto intentando sonreír, pero ella se ríe al ver mi mueca.

—Hagamos algo. Por hoy volvemos a estar solteras, ¿te parece? Hagamos de cuenta que no estamos con nadie y nos divertimos como siempre —propone.

—Yo estoy soltera, querida, vos sos la comprometida —expreso riendo. Rueda los ojos con diversión y se encoge de hombros.

—Esta noche no. No voy a engañar a Ramiro, ni creo que vos a Emanuel aunque todavía no sean nada, pero vamos a divertirnos. Olvidémonos de los hombres, solo por hoy.

Hago una mueca dudosa y asiento con la misma expresión. No creo que eso sea tan fácil, ya los tenemos en la cabeza. Antes de terminar la bebida y salir a bailar, a ella le suena el celular y hace un gesto de disculpa mientras se levanta y sale a atender. Obviamente que sé quién es; el colorado gallina.

Pasan cinco minutos hasta que vuelve. Yo ya tomé todo lo mío y dejé vacío el plato que tenía maní. Ella se sienta frente a mí nuevamente. Arqueo las cejas en modo interrogativo y sonríe.

—Nada, simplemente me avisaba que iba a salir con unos amigos. Es extraño, porque yo no le pido explicaciones de nada, él es libre de hacer lo que quiera, pero me avisa de todo lo que hace —replica.

—Eso es bueno y molesto a la vez —comento.

—Sí, pero está bueno. Supongo que no quiere que haya malentendidos si me llego a enterar que salió y no me avisó. Igual, él sabe que estoy con vos y que estamos en un bar. Y que vinimos a ver al tributo de Michael Jackson porque me encanta.

—Me imaginé. —Me río y miro mi vaso vacío con tristeza—. Estoy pensando en que no vamos a poder divertirnos mucho, mañana es la fiesta de Ricardo y tengo que levantarme súper temprano para empezar con la organización. Estoy nerviosa.

Un flechazo (des)organizadoWhere stories live. Discover now