-¿Es por él?

-No, es por mí, porque cuando te necesité no estuviste y aunque me des mil razones para justificar eso creo que llegar aquí luego de tantos meses no demuestra que hayas intentado buscarme.

-Lo intenté de verdad -insistió.

-Si yo no hubiera venido a la ciudad ni siquiera estaríamos hablando porque tus intentos eran tan mediocres que jamas me localizaste ni siquiera por redes sociales -dije en un tono molesto, pero luego me encogí de hombros-. Ya no importa, agradezco que hayas querido decirme todo esto, pero ya no vale la pena, es tarde.

-Nunca es tarde -me interrumpió.

-Ese es un dicho muy falso, porque si llega el momento en que es tarde, como ahora. Me ha costado mucho estar bien en estos meses y ahora que lo estoy no quiero retroceder ni un poco.

-¿Estás segura?

-Lo estoy -suspiré.

-Gracias por aceptar hablar conmigo -su mirada estaba llena de frustración-. Eres una gran persona, pero supongo que esto es una despedida. Puedo abrazarte?

-Claro -asentí y él se acercó enseguida.

Verlo no me había provocado nada pero temí que abrazarlo y sentirlo conmigo me provocara aunque sea alguna sensación de cariño, pero no fue así, fue como abrazar a cualquier persona, como cuando la noche de año nuevo haz dado tantos abrazos que ya uno más no te provoca nada, o como cuando estas en la iglesia y el sacerdote dice que te des el saludo de la paz, la gente desconocida se abraza entre sí y nadie siente nada, porque esta abrazando solo a un desconocido.

El abrazo fue solo de unos segundos, en cuanto sentí un ruido tras de mi voltee asustada, los ojos de Justin estaban fijos en nosotros, jamás había visto su mirada tan fría hacia mí, su mandíbula estaba totalmente tensa y sus manos empuñadas, si esto fuera una caricatura definitivamente le estaría saliendo humo de su cabeza. No pude decir nada, en segundos lo vi subiendo la escalera y desapareciendo enseguida.

-Lo siento -susurró Jeremy.

-Lo mejor es que te vayas, ya es tarde y estoy cansada -ignoré su comentario-. Buenas noches, suerte en tu vida.

-Buenas noches Mía -respondió en un suspiro.

Cerré la puerta de entrada y corrí hacia las escaleras, no me importó hacer ruido en ese momento, solo necesitaba hablar con Justin para que no confundiera lo que vio. Golpee la puerta de la habitación varias veces continuamente sin obtener respuesta.

-Justin, no seas infantil, por favor abre la puerta -dije rodando los ojos aunque no pudiera verme, nuevamente no tuve respuesta-. Por favor Justin, no pasaré aquí toda la noche.

No respondió pero segundos después la puerta se abrió y vi a Justin con su maleta, su rostro estaba totalmente serio y su mandíbula se mantenía apretada.

-¿Qué haces con esa maleta? -fruncí las cejas.

-¿Qué parece que hago? -me miró por fin, sus ojos eran tan diferentes en ese momento a como me había acostumbrado a verlos.

-Justin no seas infantil, no puedes irte por esto, debemos hablar -entré a la habitación y cerré la puerta tras de mí.

-¿Qué es lo que debemos hablar? -su voz sonó totalmente desanimada-. ¿Que he sido un idiota todo este tiempo comportándome bien contigo? En cuanto me doy vuelta estas abrazando a ese imbécil que te engañó y te dejo sola, ¿así debo comportarme contigo para que dejes de ser distante?

-Justin... -susurré incrédula, pero no pude decir nada, solo lo observaba sorprendida.

-He intentado cambiar por ti Mía, me he comportado contigo como jamás lo he hecho con nadie pero veo que no ha servido de nada -negó con su cabeza y desvió la mirada-. Lo mejor es que me aleje de ti ahora, solo he perdido mi tiempo.

-Lo mejor es que te calles ahora mismo -le dije molesta-. No puedo creer todo lo que dices por algo que viste, ¿ni siquiera te importa escuchar mi explicación?

-¿Qué explicación? Todo esta muy claro.

-Bien, así no llegaremos a ninguna parte jamás, así que si quieres alejarte de mí e irte ahora mismo entonces adelante, vete, porque si desconfías de mi por un abrazo es evidente que no funcionaríamos juntos -hablé con un nudo en mi garganta.

Sus ojos se fijaron en los míos por largos segundos, sus ojos mostraban decepción y frustración, lo que realmente me dolía. No había pensado en lo importante que se había vuelto Justin para mí, hasta ahora que siento que estoy apunto de perderlo por una simple estupidez. Lo vi con su mirada triste y sentí como claramente mi cuerpo se debilitaba, necesitaba su mirada dulce nuevamente, necesitaba su sonrisa.

-Eres un idiota -dije en un suspiro mientras sentía que lágrimas de frustración estaban inundando mis ojos.

-Soy un idiota -asintió y se acercó más a mí-. Un idiota que se vuelve loco de pensar que alguien más se me puede adelantar y robarme a la chica que quiero -acarició mi mejilla levemente.

------------------------------------

Dulce Tormento © #1Where stories live. Discover now