Capítulo 9

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Mía.

-¿Qué diablos pasa allá? –escuché decir a Any.

Yo estaba jugando con Tomás y al escucharla enseguida volteamos a mirar, ella miraba hacia los chicos, uno de ellos tenía sangre en la boca.

-¿Qué le pasó al chico ese? –pregunté sin mayor preocupación.

-Justin acaba de golpearlo y me muero de ganas de saber por qué –dijo Any mientras se ponía de pie y comenzaba a acercarse más a los chicos.

Enseguida la seguí con Tomás a mi lado. El grupo del equipo contrario ya estaba alejándose cuando nosotras logramos reunirnos con los chicos. Miré a Justin, además de lo sudado y agitado que estaba por el partido, se veía enojado y observaba con odio a los chicos que se estaban alejando.

-¿Qué pasó? –Any le susurró a Dylan.

-Nada –él negó con la cabeza.

-¿Nada? –ella bufó.

-Cosas de chicos Any, ya sabes, somos brutos, todo lo queremos solucionar a golpes –fingió una sonrisa de despreocupación.

-Ok, si no quieres decirme luego no me preguntes sobre otras cosas –respondió ella enojada y luego volvió su mirada a mí-. ¿Vamos por un helado?

Asentí en silencio y me despedí generalmente con un "Adiós chicos, buen partido", pero en cuanto caminé unos pasos me di cuenta que Tomás no me seguía y voltee a mirar que lo había retrasado. Me encontré con la imagen de Justin agachado hasta la altura de Tomás, ambos hablaban y sonreían, los observé unos segundos hasta que los vi estrecharse las manos.

-Tu enemigo es amigo de tu hermano, que irónico –rió Any.

-No es mi enemigo, no es nadie Any, y tampoco es amigo de Tomás.

-Justin y tú se rechazaron en cuanto se vieron, pero con tu hermano... creo que él tiene un buen instinto de hermano mayor.

-Quizás, de todos modos me da igual –me encogí de hombros.

Tomás llegó corriendo a mi lado y tomó mi mano enseguida, no quise preguntar nada, pero mi mirada siguió fija en Justin hasta que la suya chocó con la mía, fue entonces que reaccioné a desviar mi mirada.



**

-Mía y Justin –habló la profesora y levanté la mirada-. Tienen la calificación máxima, felicidades.

Miré a Justin sorprendida, él estaba hablando con su amigo y ninguno de los dos tuvo reacción alguna en cuanto a lo que había dicho la profesora. Ella había comenzado a dictar las calificaciones de los informes y yo estaba preparada para mi reprobación por culpa de Justin, no me importaba demasiado, pero ahora si estaba sorprendida de que Ryan y Justin me hubieran incluido en su informe.

Ese fin de semana había sido fuera de lo común para mí, ya que hace bastante que no salía por la noche, o no tenía panoramas en grupo de amigos. Quizá para algunos hacer eso luego de un tiempo sin haber tenido vida social era bueno, pero para mí era una traición a mi madre, una traición que saliera a divertirme cuando ella murió hace solo meses. Por esto, es que el día domingo me lo pasé encerrada en mi habitación como de costumbre, revisando fotos de mi mamá, hablándole a aquellas fotos, pidiéndole perdón si pensaba que la estaba olvidando y llorando como si eso solucionara algo.

La clase finalizó El timbre sonó y me quedé en mi asiento, Javiera no tardó en llegar a preguntarme si quería un café o algo, esa chica me hostiga demasiado, creo que no entiende que en este universo ella y yo no podríamos llevarnos bien jamás. Miré a Justin, él seguía en su lugar y anotaba algo en su cuaderno, Ryan a su lado tarareaba canciones. Los observé disimuladamente de vez en cuando, y nuevamente apareció un chico desconocido en la sala entregándole dinero a Justin mientras él le entregaba una bolsa negra y pequeña, en esta ocasión notó que yo estaba mirando pero no se preocupó, aunque al acabar su venta se sentó a mi lado.

-¿Cómo estás? –me preguntó mientras yo lo miré con un intento de indiferencia.

-¿Traficas? –pregunté directamente.

-¿Qué? –soltó una carcajada-. Eres algo así como una investigadora encubierta de la policía?

-No –arqueé las cejas ante su broma sin chiste.

-Entonces no tengo que mentirte –se encogió de hombros-. Vendo algunas cosas indebidas, ¿por qué?

-¿Qué cosas? –insistí en saber.

-¿Quieres comprarme? –rió.

-Quizás –mentí.

-Estás loca si crees que te venderé algo a ti –su rostro se tornó serio.

-¿Por qué?

-A primera vista se nota que jamás haz consumido ninguna droga, no seré yo quien te dé a probar esas mierdas.

-¿Esas mierdas? –reí levemente.

-Son mierdas, y te aclaro de inmediato que yo las vendo porque me dan buen dinero, pero no las consumo.

-Ok –rodeé los ojos sin creerle.

-Es cierto, solo consumo cigarrillo, que tampoco es algo bueno pero al menos es legal.

-Da igual –desvié la mirada.

-Deberías estar dándome las gracias, no formándote prejuicios sobre mí –rió.

-¿Por qué debería darte las gracias?

-Por incluirte en el informe –lo dijo en un tono como si fuera algo obvio.

-Tú rompiste el mío, era lo menos que podías hacer.

-¿A ti jamás se te puede ganar?

-No –sonreí falsamente.

-Debes ser un caos total para tu madre, ¿Cómo te soporta? –resopló.

Al escuchar la palabra "madre" mi piel se erizó, nadie me hablaba jamás de ella, sabían que era un tema delicado y sentí ganas de golpear a Justin por mencionarla, golpearlo hasta cansarme, aunque él no supiera lo que causaba al nombrarla. No sé cuál fue mi expresión pero supongo que no fue buena, porque Justin enseguida me miró algo preocupado, o quizá extrañado, pero noté que no sabía que decir. Me puse de pie enseguida y salí de la sala rápidamente.

**



Esa semana quise volver a ser la que debía ser, la Mía que solo quería dedicarse a cuidar a su hermano, solo a eso, no a conocer gente para hacer amigos y tener panorama cada fin de semana. Any seguía buscándome en cada recreo y hasta se cambió de una clase para estar conmigo, dijo que era la única sección abierta en cual pudo incluirse para estar juntas, y a pesar de que me conocía hace muy poco enseguida notó que estaba algo extraña, pero no di explicaciones. En cuanto a Justin él seguía fastidiándome a cada momento, desde bromas pesadas al pasar junto a mí hasta lanzarme bolas de papel como los niños pequeños, pero lo ignoré totalmente.

Luego del instituto corría a mi casa, evadía a Any lo más que podía, sobre todo cuando llegaba Dylan hablando sobre cada panorama que tenía. Y el fin de semana sus llamadas fueron innumerables, pero me opuse totalmente a salir con ellos.

El fin de semana salí a caminar un poco por los alrededores de la casa, pero algo me pareció muy extraño... Me topé con Justin justo a una cuadra de casa, él al verme sonrió levemente y desvió su mirada, yo mantuve la mía fija hacia el frente. Pasé por su lado a solo centímetros, un escalofrío recorrió mi cuerpo y luego lo único que tenía en mi mente era "no mires atrás, no mires atrás". No lo hice, pero no dejé de preguntarme si él vivía por esos alrededores o era solo casualidad que estuviera ahí.

Pensé que el hecho de haberme mantenido distante de Any y Dylan haría que ellos pudieran verme como una "amiga de instituto", alguien aburrida que no iba a sumarse a sus panoramas de adolescentes cada fin de semana, pero no fue así. A la semana siguiente, insistieron un poco con nuevos panoramas, pero esta vez eran como salir a pasear al centro comercial o ir al cine, y para que dejaran de preguntarlo dije que lo pensaría.

A veces siento que necesito hablar con alguien sobre cómo me siento, liberar mis sentimientos, mis penas, poder ser yo misma con alguien, pero es difícil, muy difícil y sé que nadie entendería lo que me pasa. Eso pensé, pero en esa nueva semana pasó algo que hizo que quisiera explotar.

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Dulce Tormento © #1Opowieści tętniące życiem. Odkryj je teraz