Capítulo 4

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NARRA CAMILA


Pasaron dos semanas desde que Lauren y yo nos empezamos a juntar en las tardes, cada vez me llevaba mejor con ella, cada tarde mi casa estaba llena de risas, chistes malos de Lauren o tonterías que solía decir. En la escuela me saludaba, me preguntaba o contaba cosas, me invitaba a desayunar con ella, aunque esto último no lo hacía seguido ya que siempre estaba con sus amigas y ellas aún no me aceptaban como amiga de Lauren.

Una mañana entre al salón de clases, me senté en la última fila casi en medio, Lauren siempre se sentaba atrás con sus amigas.

–Buenos días Camila –Lauren sacudió su mano y me sonrió muy alegre.

–Hola Lauren –le devolví la sonrisa, sus amigas me veían mal.

Ella quito su mochila de un pupitre que estaba junto a ella.

–Ven, te guardé un lugar –sus amigas la voltearon a ver con cara de desaprobación, yo no sabía que contestar, solo me quedé mirando la escena.

–No... Ella no se sentara aquí –dijo Hernández en un tono muy grosero.

–¿Por qué no? –preguntó Lauren.

–Porque no quiero Lauren, yo no quiero que ella se junte con nosotros.

–Bien, si ese es el problema, Ally, yo me sentare con ella –tomó su mochila y caminó hacia mí, se sentó en un pupitre seguido al mío.

–Lauren... ve con ellas, yo no quiero que te pelees con tus amigas por mi culpa –le dije en un tono un poco suplicante.

–No Camila, ellas se dejan llevar por otras cosas y no quiero ser parte de eso –me miro a los ojos –Yo quiero estar contigo–me sonrojé por completo, asentí sonriendo y tomé asiento junto a ella.


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NARRA LAUREN

Cada vez me sentía mejor con Camila, la conocía desde tercero de secundaria, siempre deseé hablarle o ser su amiga, pero sentía que ella me odiaba por alguna razón, así que mejor preferí dejarlo así, como compañeras de escuela. Cuando entramos a la preparatoria y me tocó en el mismo salón que ella, me alegré, tal vez ahora si le podía hablar, pero Camila seguía con ese rostro de odio hacia mí; me gustaba observarla dibujar, siempre lo hacía en nuestras horas libres, pero nunca me permitía ver lo que dibujaba, sabía muchas cosas de ella, siempre me ha interesado estar al pendiente de lo que le gusta o no le gusta, mi amiga Dinah era la única que sabía de mi pequeña obsesión con Camila ya que ella se convirtió en mi amiga desde que entre a esa secundaria, pero cuando conocí a Ally y Normani hicieron que mi "obsesión Cabello" desapareciera un poco.

Me molestaba que las chicas hablaran mal de ella, que la lastimaran solo porque Camila era mejor que ellas, le decían rara, ratón de biblioteca, fea y me parecía algo tonto, ella era lista y le gustaba estudiar pero no era fea ni rara, a mí siempre me pareció una chica muy linda.

–¡Lauren! –entró Dinah a mi habitación.

–Sabes que se toca antes de pasar... además ¿Cómo entraste a mi casa?

–Tu madre me dejo pasar.

–Ok, ¿Qué haces aquí? –pregunté.

–¿Hoy no vas con Camila? –se sentó en mi cama y yo me senté junto a ella.

–En un rato, ¿Por qué, tú también me quieres convencer de que me deje de juntar con ella?

–Tranquila Lauren, tú sabes que yo no le pediría eso a mi mejor amiga, pero si te vengo a hablar de ella...

–Está bien, ¿Qué pasa?

Dinah se paró frente a mi como si se tratara de algo demasiado serio –Bueno, desde que estamos en secundaria me dijiste que Camila te parecía una chica muy interesante y hasta linda...

–¿Aun recuerdas que te lo dije?

–Lauren no me interrumpas, esto es serio –dijó Dinah y yo asentí –Ahora actúas muy a lo sobreprotector con ella y quieres que pasen todo el tiempo juntas.

–Ve al grano, Hansen –dije un poco desesperada.

–Creo que estas enamorada de Camila –abrí los ojos asustada por lo que Dinah había dicho.

–Claro que no... ella es mi amiga y yo... yo solo quiero ser amable con ella.

–Solo fue una teoría –dijo Dinah rápidamente –Bueno, me voy para que vayas con Camila, nos vemos Lauren... te quiero hermana, piensa lo que te dije, creo que puede ser verdad.

–Si, adiós, también te quiero –clavé la mirada en el suelo, lo que Dinah había dicho me dejó en desconcierto, ¿Acaso Camila puede gustarme? Pero es una mujer, es enfermizo ¿Qué dirían mis padres, mis amigas, mis hermanos? No lo sé, es extraño, solo sé que ella, ella... es hermosa.

–Tengo que ir con Camila –susurré para mí misma, dejando al aire todos mis pensamientos.

1999 - CamrenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora