Capítulo 1

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3 de marzo de 1999, hoy es el peor día del año, hoy cumplo 17 años, no es algo que me alegre demasiado. No soy alguien sociable, no tengo amigos, enserio, ni uno solo, soy una chica que va y viene sola por la vida, espero con ansias a que el mundo se acabe en el 2000 para poder dejar de ver esos perfectos ojos verdes y dejar de amar con locura a esa mujer, a la mujer que se dibujar de pies a cabeza...

Lauren Jauregui es la chica de la cual he estado enamorada desde el último año de secundaria, aún recuerdo el primer día que apareció al frente del salón, yo estaba sentada en mi pupitre leyendo "Harry Potter y la cámara secreta" de J.K. Rowling, no prestaba atención a lo que el profesor con aspecto de alcohólico decía, hasta que unos chicos murmuraron a mis espaldas.

"¿Ya viste sus ojos? Son verdes"

"Es cierto, son hermosos"

No pude evitar subir la mirada hasta encontrarme con esa cabellera perfectamente negra y esos bellos ojos verdes, simplemente quedé enamorada en ese segundo, era extraño el hecho de que una mujer se hubiera adueñado de mi corazón, nunca lo imaginé, los chicos me parecían lindos, pero Lauren les ganaba por mucho en belleza, la magia del momento no me permitía apartar mi vista de ella y parecía que algo le decía que yo la estaba mirando como una tonta ya que ella volteo a verme y me sonrió, yo volví a mi lectura sonrojada e ignorando esos brillantes dientes encerrados en unos hermosos labios rosados.

A partir de ese día ya no volví a tener vida, bueno, en realidad nunca la tuve, pero ahora esa pequeña porción de tiempo que me quedaba se la había adueñado esa chica hermosa, nunca me atreví a hablarle, ella era perfecta y yo, bueno yo no soy atractiva, no tengo un cuerpo del cual me sienta orgullosa, ni un rostro de portada de revista y tampoco el mejor carisma. Me encantaba poder observarla todo el tiempo y ella no lo notaba, me sentía tan libre de admirarla; la única clase donde no la podía observar era la clase de patín, a ella se le daba más el arte así que íbamos a diferentes talleres, era tanta mi frustración de no poder observarla que comencé a dibujarla. Con mi lápiz resaltaba sus cabellos, sus ojos, sus perfectos labios, era una droga para mí poderla admirar, y plasmarla en los dibujos me calmaba un poco.

Así paso mi último año de secundaria, cuando nos graduamos de ese infierno pensé que mi vida volvería a lo normal ya que nunca volvería a ver a Lauren, pero el destino me tenía algo preparado.

1999 - CamrenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora