II

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Después de hacer la reservación yo mismo, porque la pobre de Susana estaba muy ocupada, me dispuse a terminar mis actividades. Ahora no sé si prefiero trabajar aquí y verlo todos los días o renunciar y evitar el dolor que se incrusta en mi pecho cada que sus ojos me miran con esa frialdad que ahora, lo caracteriza. Había pasado de ser su prometido a ser un empleado más. Incluso me había hecho llegar un oficio en el que me solicitaba portar el uniforme del personal.

Era empleado, sí, pero siempre le había molestado el uniforme, le parecía molesto y le picaba la piel.
Era por eso que no lo usaba y nunca nadie lo había retado, pues era el prometido del jefe y todos sabían lo que significaba el pequeño castaño para el rizado. Todo mundo los veía ya, como un matrimonio, aunque este aún no se hubiese consumado.

...

Cuando miré la hora mis ojos se abrieron por la sorpresa, revisé nuevamente para asegurarme de que no se tratase de un error, pero no, el reloj marcaba las ocho de la noche —qué demonios—. Se pasó el tiempo volando, mi hora de salida era a las cinco de la tarde.

Tomé mis cosas y esperé el elevador. Cuando estuve dentro de la caja me fui hasta un rincón. Me sentía diminuto, indefenso y con el corazón roto.
Las ideas no estaban claras en mi mente, algo no estaba bien, Harry no pudo sólo sacarme de su vida de un día a otro.

No tenía hambre, pero sabía que debía alimentar a mi estómago. Tampoco tenía ánimos de llegar a cocinar, aunque no es como que la nevera tuviera algo más que fruta de hace días y un tazón de mermelada.

Cuando estuve dentro de casa, sólo quise largarme a llorar y mis pensamientos sobre alimentarme, se fueron a la basura.

...

Harry.
Lo vi hasta muy tarde salir de su oficina, estaba tan distraído que tropezó con sus propios pies para después subir al elevador. Estaba precioso.

La ira me cegaba y claro que yo tenía qué ver en las cargas horrorosas de trabajo que le habían impuesto.

Estaba actuando mal. Lo sabía. Era inmaduro y poco profesional. Sabía que no era correcto involucrar los sentimientos con el trabajo y también sabía que Louis era un excelente empleado.

...

Louis.
Un día más, aquí vamos.

Se estaban cumpliendo dos meses de lo sucedido. Harry ni siquiera me miraba y su aventura, —como yo había decidido llamarle— con Daniel, al parecer iba viento en popa.
Iba a la oficina todos los días y salía con una sonrisa estúpida que no le cabía en el rostro.

Por otro lado, yo me había dedicado a cumplir con el trabajo impuesto, terminaba a altas horas de la noche y aunque podía llevarme el trabajo a casa; prefería no llegar a ese sitio que me recordaba a un compromiso roto.

...

—Señor Tomlinson, habrá reunión a las tres, se requiere su presencia.

—Gracias, Susana, ahí estaré.

...

La reunión había comenzado y estaba contando los minutos para largarme de ahí. Sentía su mirada sobre mí, me sentía desnudo ante ella.
Mis ojos comenzaron a humedecerse y es que, él me hacía tan vulnerable.

Cuando le tocó a mi área de trabajo mostrar los avances, me levanté y comencé con el discurso. Di media vuelta para señalar con el apuntador y mis pies se desconectaron del cerebro, sentí la sangre drenar.
Lo vi todo en cámara lenta, lo observé preocupado y correr hacia mí para sostenerme y abanicarme.
Si estar así, implicaba tenerlo cerca, entonces, por favor, que el mareo dure lo que quiera durar.







-☉🌙-

BewildermentWhere stories live. Discover now