Bewilderment

XX

Harry.

— ¿Por qué me lo contaste? —pregunta el castaño ojiazul que está a mi lado, ya un poco más calmado.

—Porque quiero que estemos bien, porque te amo y porque creo que serías incapaz de traicionarme siquiera con el pensamiento —afirmo.

— ¿Por qué no creíste eso desde el principio? —suelta una risa sarcástica— Nos habríamos ahorrado la separación y que tú te acostaras con otro —se da la vuelta para que no lo vea llorar— ¿o es que acaso fue una excusa para follártelo y quitarte las ganas? —continúa y puedo verlo con la sonrisa plasmada en su rostro, las lágrimas escurriéndole por las mejillas.

— ¡Ya te dije que no me acosté con él! —digo desesperado, porque no sé qué hacer para que me crea después de verlo él mismo encima de mí en la oficina.

—Cómo sea —sacude sus hombros restándole importancia— ¡Tengo una idea! —se acerca a mí y lo miro confundido.

—¿Idea para qué? —cuestiono ansioso.

—Voy a follarme a alguien para equilibrar la balanza y así tal vez te pueda perdonar —suelta y sé que lo está diciendo para sacarme de quicio, pero lo dice tan en serio que quiero amarrarlo a la cama y no dejar que nadie se le acerque. 

—Deja de decir estupideces y arregla tus cosas que vamos a viajar —sentencio con el semblante neutro, dejándole saber que su estúpida idea va a hacer que explote en cualquier momento.

—Entonces, al menos una mamada a mi jefe —insiste y sé que no va a dejar de molestar hasta que se canse.

—Esa boquita tuya llega a estar un centímetro cerca de otra polla que no sea mía y te aseguro que el dueño de esta, se queda sin ella y a ti, te encierro el maldito resto de tu vida en una torre —lo tomo del cuello, porque sé lo que está haciendo y no le voy a dar el gusto— basta ya con el jueguito —le planto un beso y lo dejo haciendo berrinche.

...

Me ha llamado el investigador privado que contraté hace unas semanas y me ha confirmado lo que venía sospechando hace días; mi medio hermano está en la ciudad.

Cuando reflexioné sobre quién querría hacerme tanto daño y porqué, fue en Axel en la primera persona que pensé.

Axel, hijo menor de mi madre biológica, no compartíamos al mismo padre y mucho menos los mismo ideales. Él creía que yo le había quitado muchas cosas, la atención de mi madre por ejemplo, pues pensaba que al ser hijo de su primer amor, ella me amaba más a mí. También me hizo responsable de que nuestra madre haya caído en las drogas, cuando apenas éramos unos niños de 8 y 10 años. No crecimos juntos, él casi siempre estaba con su padre, por lo que nuestra relación carecía de cariño.

Él y yo perdimos contacto cuando Anne y Des me adoptaron tres años después.

Cuando tenía recién unas semanas trabajando para la empresa de Des, mi padre, Axel se presentó en mi oficina, ebrio, maloliente y me exigió dinero, el cual le negué rotundamente.

Le ofrecí trabajo, pero lo rechazó y se fue no sin antes decirme que las cosas no se iban a quedar así y que debería darme vergüenza disfrutar de la vida lujosa que tenía, mientras mamá estaba enterrada a metros debajo de la tierra en una lápida, gracias a mí.

En ese justo momento, Louis entró llamándome mi amor y la mirada fría que le dedicó es lo que aún logra que mantenga los recuerdos frescos de ese día, porque todo lo que tenga que ver con Louis, me mantiene alerta. 

Nunca hice nada al respecto después, no causó molestias e incluso me olvidé de su existencia y por eso ahora mi paranoia con todo lo referente a él, debida a ella,  mandé a investigar todo acerca de lo que ha estado haciendo mi hermanito en los últimos años.