XIII

766 79 65
                                    

—¡Cariño! ¿por qué te nos desapareces? —grita entusiasta.

—Déjalo, madre. Harry ya te dijo que ha estado ocupado empacando para mudarse cuanto antes —interviene la rubia.

— ¡Tonterías! Hemos venido por ti, iremos a visitar la Bahía —así se llama la hacienda que tenían cerca de la playa—, Hazz ha dicho que tienen demasiado trabajo en la empresa y que no pueden venir, pero hemos venido a que lo convenzas, ¡tú sabes cómo! Sólo a ti no te podrá decir que no. Anda, anda —insiste y no hace más que poner al ojiazul en una situación sumamente incómoda.

El rizado se encuentra a un metro de distancia y luce un semblante serio.

Louis no sabía qué decir y temía abrir la boca, para ser sincero. Estaba molesto, porque el hombre que se encontraba frente a él, no le había contado la verdad a su familia.

¿Los había traído aquí, para que los convenciera de que realmente les era imposible ir o qué?
¿Por qué no lo puso al tanto por teléfono? ¿Pensaba que poseía poderes psíquicos y podía comunicarse telepáticamente?

Optó por lo que creía más lógico y se preparó para soltar la sarta de mentiras.

—Anne, lo siento muchísimo, pero el lanzamiento nos mantiene ocupados y no podemos dejar botado el trabajo por tanto tiempo —suspira, tratando de sonar lo más convincente del mundo—. Tal vez en otra ocasión, lo prometemos, ¿cierto, cielo? —finalizó dirigiéndole una sonrisa fingida, esperando obtener un asentimiento del mayor.

—Ah, pero si de eso se trata, no se preocupen, nos acoplaremos a ustedes —insiste—, viajamos por la tarde, cuando haya terminado su jornada laboral, nos quedamos 2 días y regresamos por la noche —termina sonriente y Louis ya está dudando de poder convencer a esa deslumbrante mujer.

Mira a Harry, para detectar indicios de alguna idea y no ve nada, no se mueve, no reacciona.
¿Le va a dejar todo el trabajo? ¿Así cómo piensa que le va a ganar a las dos mujeres que tiene frente a él?

Así pasan 2 minutos —sí, los contó— maldito silencio incómodo.
Harry sigue sin soltar palabra.

—Me siento mal —miente como última opción, todo con tal de terminar el silencio que, irónicamente, le hacía tanto ruido en la cabeza.

—¡Ya ves, Harry! Lo estresas demasiado. Anda, anda, arreglen las maletas, partimos mañana por la tarde —habla tan rápido que le cuesta trabajo seguirle el hilo—. Los veo por la noche, para ir a cenar —sentencia, le da un beso a ambos seguida por Gemma y se van, dejándolos solos.

Louis le da una mirada tímida al rizado y se siente estúpido por eso, pero no puede controlar sus emociones, mucho menos sus acciones.

Baja la mirada y la deja clavada en sus manos, comienza a jugar con ellas y le parecen lo más interesante del mundo.

—Debes inventarles algo, no podemos ir —murmura tan bajo, que siente que Harry siquiera pudo escucharlo.

—Ya las escuchaste, así que prepara las cosas, porque mañana nos vamos —dictamina.

—Pero no puedo ausentarme en el trabajo, no le avisé con tiempo a Jo —insiste—, no le va a agradar que bote mi trabajo —alza un poco más la voz.

—Me vale una mierda lo que le agrade o no —escupe y lo hace a un lado adentrándose al departamento.

Echa un vistazo a su alrededor estudiando el pequeño pero prolijo espacio del menor.

—Tengo hambre —suelta despreocupado y se deja caer en el sofá.

Saca su celular y parece entretenerse en ello.

BewildermentWhere stories live. Discover now