XIV

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Atenas, Grecia.
1993.

Las gotas de sudor escurrían por su frente y respiraba entrecortado. Esto no podía estarle pasando, ¿cómo pudo ser tan descuidada e irresponsable?

Las dos líneas rosadas, confirmaban el error más grande de su vida, al que tanto se había negado. No podía permitírselo, pero no podía decir que no lo anhelaba.

Ser madre, estaba en su lista de cosas deseadas. Todo cambió cuando se enamoró de Nicolás. Conoció la fuerza del amor, la felicidad que este le provocaba por ser correspondida.

Pero, la felicidad es momentánea y Alice lo supo cuando comenzaron los gritos, las constantes peleas y después leves empujones. Nunca la golpeó -físicamente-, pero tenía cientos de heridas internas.

Nicolás, había cambiado drásticamente con ella; ya no la miraba, no la tocaba con la delicadeza que solía hacerlo, tampoco la priorizaba.

Era una dama de compañía, más que una esposa. Siempre tenía que estar pegada a él como un lastre, eran órdenes directas y no tenía permitido inclumplirlas.

Le había tomado meses unir las piezas y armar el rompecabezas. Ahora formaba parte de la familia Athens.

Una familia poderosa, intimidante y expertos en ocultar verdades. Seres fríos y deshumanos, porque, gobernar y líderar, era su única prioridad. Grecia les pertenecía.

El corazón carece de coherencia, es egoísta y hace lo que lo hace sentir mejor. El cerebro es sensato, emana lucidez y actúa cuerdo.

No hay lugar para los instintos, ni deducciones imprecisas -formuladas con la cabeza caliente-, que pudiesen costar la vida.

Un Athens, no considera alternativas, porque siempre da en el clavo.

Pero, todo se le salió de las manos a Nicolás, cuando Alice se largó y lo dejó sin ninguna explicación.

Nicolás era, todavía, un gobernante joven, aprendiz. Su padre era su mentor. No había aprendido a controlar sus emociones del todo, le estaba costando.

Cuando conoció a Alice, algo se removió dentro de él, lo supo. La quería como su compañera de vida.

Era un hombre inteligente, por algo, había sido el elegido, -pese a no ser el primogénito-, como el lider del imperio del Partenón.

Por tales motivos, una ingenua mujer, no podía esconderse de él por mucho tiempo, sólo el que él le permitiera. Hacía falta un chasquido, para traerla de vuelta, pero, primero la dejaría sentirse libre, para que fuera más dura la captura.

- ¡Señor, Athens! -gritan desde afuera-. Encontramos esto en la habitación de su esposa -soltó de golpe y entre jadeos, por haber corrido anteriormente.

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Londres, Inglaterra.
Actualidad.

Abrió sus ojos cuando la luz del Sol lo empezaba a molestar. Tenía calor y se sentía sofocado.

Cuando por fin su cuerpo despertó, sintió el contacto tibio.
Asustado, levantó su rostro y observó la situación. Estaba encima de Harry y pudo inferir que su rostro había estado toda la noche pegada al pecho de este, cuando giró hacia el espejo del tocador y vio las marcas que aperecían, por haber permanecido en una misma posición durante mucho tiempo.

No sabía cómo habían terminado en la cama. Mucho menos se percató de la hora en la que se encaramó al cuerpo firme que tenía debajo.

Intentó moverse, para poder bajar sin despertarlo y, joder. Sintió la firme y prominente erección.

BewildermentWhere stories live. Discover now