Los pantalones de KiBummie son nuevos, brillantes y de un hermoso color azul.
Luce como un granjerito según su padre, sobre todo porque también está usando un gran sombrero de paja que le ha dado la tía Jongsun para el calor.
Y a él le gusta, se siente bien con su ropa nueva. Aunque podemos decir que la sonrisita en su rostro de gatito no es más porque está muy emocionado. Su appa por fin le comprará ese dinosaurio de juguete que bota humo por la boca y hace rawr rawr.
Lo ha querido desde hace tanto que ahora no dejará pasar esa oportunidad de tenerlo.
Por supuesto que no.
— Trata de que tus zapatos no se ensucien ¿sí?
Le dice su omma justo cuando cruza el umbral de la puerta a la salida, y el pequeño KiBum solo asiente rápido con una preciosa sonrisa antes de tomar la mano de su appa.
Cuando ambos cruzan la calle, sus manos se sueltan por decisión del propio señor Kim.
— Bum, quédate aquí un segundo - dice el hombre, palmeando el hombro de su hijo - he olvidado el dinero para el taxi en mi saco. No te muevas de aquí ¿ok?
—Sí, appa.
KiBummie se sienta con cuidado en el césped frente a su casa, cruzando sus piernas como un indio mientras espera pacientemente a que su appa vuelva.
El día es caluroso, pero hay cierto viento fresco que hace bailar su cabello castaño.
Se siente bien.
Cierra sus ojos, sintiendo el aire un poquito más fuerte. Refrescandose con él de una forma placentera...
¡Hasta que alguien corre delante suyo y lo embarra de tierra hasta la cabeza!
¡Un alguien que lo hace chillar de cólera cuando nota sus pantalones nuevos llenos de suciedad!
¡Los pantalones que su abuela le regaló por su cumpleaños!
— ¡Yah! - exclama, atrayendo la atención de la personita culpable de su desgracia. Un niño totalmente asqueroso que ni siquiera puede ser reconocido por el exceso de tierra. - ¡Ensuciaste mi ropa, tú, niño sucio!
El niño inclina la cabeza hacia un lado, analizando la situación. Sus ojos de cachorro ven a KiBum de pies a cabeza, notando que, en efecto, él lo ha ensuciado sin quererlo.
— Lo siento - murmura, rascándose un lado de la cara llena de tierra húmeda - Appa me está llamando y yo corrí muy rápido.
KiBum hace un puchero. Está molesto por su ropa sucia pero quiere aceptar las disculpas del niño, además que su mami le ha dicho antes que es bueno perdonar.
Y KiBum es un niño bueno.
— Está bien... - mumura, sacudiendo su ropa mientras se pone de pie - pero no vuelvas a ensuciarme. Lo odio.
— Oh, eso JjongHyunnie no lo puede prometer - el niño sonríe, mostrando que le faltan dos dientes. - Somos vecinos, y me gusta jugar con el lodo cerca de aquí.
— Pero no me quiero ensuciar...
— Yo sí quiero.
Ambos niños se miran, y KiBum intenta no hacer un berrinche en plena calle porque ese niño, Jonghyun, está haciéndolo enojar.
Pero agradece segundos después, cuando su appa llega a su rescate y lo lleva a casa, donde se cambia de ropa para volver a salir.
Ahora sí, espera que ese tal JjongHyunnie no se cruce en su camino de nuevo, o lo golpeará.
Por supuesto que lo hará.
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¡Hola! Vengo con una nueva mini historia. Espero les guste. Para los que siguen la carpeta de drabbles ya han leído un pequeño adelanto 👀
