XXXI

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Cuando el sabor metálico inundó la boca de Jooheon, sintió algo doler en su pecho. Desde su punto de vista, aquella situación podría ser totalmente insignificante si así lo quisiera.

Pero no era el caso, ni de cerca.

Porque Jooheon estaba enamorado de Sunhee. Y encontraba enfermizo estar alimentando su sed con la sangre de la mujer que amaba. Encontraba desagradable estar disfrutando de aquel magnífico sabor que sólo había probado en Lee Sunhee.

Para cuando ya no quedaba rastro mínimo del sol, y tan sólo la luna iluminaba aquella noche fría, los colmillos de Jooheon se habían enterrado con firmeza en el cuello se Sunhee. El vampiro se sintió tan miserable cuando se dio cuenta de que finalmente había cedido a las súplicas de la muchacha por beber de ella. Y se sintió enojado consigo mismo cuando sintió que el cuerpo de la chica perdía esa vitalidad que tanto adoraba.

La vas a matar —le dijo una voz en su interior.

Un poco más...

Cerró los ojos. El sabor a vida acariciaba su lengua y le corría por las comisuras. Él amaba tanto verla viva, verla feliz. ¿Por qué había cedido?

Para.

Jooheon se separó, y observó a Sunhee descansar en sus brazos. Más pálida de lo que alguna vez había sido. Más fría que la porcelana.

Mordió su propia muñeca y luego de retener algo de su sangre en su boca, la besó, para asegurarse de que la transformación sucediera exitosamente. Al separarse y ver su propia sangre desbordar las comisuras de los labios de Sunhee... Lloró.

Lloró.

Lloró arrepentido, con los labios manchados de rojo, sintiéndose plenamente saciado. Lloró sabiendo que Sunhee jamás volvería a vivir igual.

Lloró.

¿Hace cuánto no había llorado?

Desde la muerte de YoonSoo. Doscientos quince años atrás.

Había sido un largo tiempo.

Sunhee.

Su Sunhee.

La tomó en sus brazos y casi enseguida apareció junto al auto. Odiaba que sus visiones no le hubieran advertido acerca de ello. Odiaba haber cedido de aquella manera, en aquel lugar. Se odiaba a sí mismo por todo.

Aceleró cuando sintió que el camino a casa aún estaba lejos. Llegó, abriendo las puertas de golpe, con Sunhee en brazos. El primero en asomarse fue Minhyuk, seguido de Hoseok.

—Tú... Lo hiciste —susurró el hermano de la chica.

—Has bebido de más —le dijo Hoseok con severidad cuando observó la apariencia de la muchacha. Jooheon hizo oídos sordos y continuó caminando. La llevó hasta su propia habitación y la dejó en su cama. No pasó demasiado tiempo para que los otros seis vampiros estuvieran también en la habitación—. Jooheon —volvió a intervenir.

—¿Qué? —respondió tajante.

—Te has sobrepasado —esta vez fue Hyunwoo quien habló.

—Lo sé —soltó irritado—. Maldición, lo sé.

—¿Cómo no te has controlado? —Minhyuk se acercó, sentándose en el borde de la cama y peinando los cabellos alborotados de su hermana—. Está helada.

—Va a estar bien —Kihyun intervino al notar el estado en el que Jooheon se encontraba—. Jooheon no tiene la culpa de esto. Convertir a una persona es difícil incluso para un purasangre como Jooheon. Así que, por favor, pensemos con la cabeza fría.

Red, Like the Blood «Lee Jooheon»Where stories live. Discover now