IV

1K 128 41
                                    

La lluvia golpeaba agresivamente el pasto, y zarandeaba vigorosamente las ramas de los árboles.

—Sunhee, cómo has crecido —susurro el muchacho sentado en una de las ramas, mirando con nostalgia a la chica alejarse. Observó al chico delante de ella con la mandíbula tensa—. ¿Cómo es que sigues siendo tan descuidada? —cuestionó agotado.

«¡Tengo miedo, quiere matarme!»

El pelinegro suspiró pesadamente y desapareció de allí.

†•†•†

Sunhee tomó asiento en su lugar. Siendo consciente de la presencia de San, la castaña se sintió mucho más avergonzada al notar que el chico se sentaba tan sólo dos asientos a su izquierda. Lo cual la hizo darse cuenta de lo despistada que había sido los últimos dos meses.

El chico sonrió despreocupado e hizo un gesto en dirección al frente, para recordarle poner atención. Ella le devolvió la sonrisa amable y miró el pizarrón. Sorprendentemente, la hora se le pasó más rápido que de costumbre. Por primera vez en bastante tiempo se había concentrado en la clase.

—Nos vemos mañana —le dijo él cuando se habían vuelto a encontrar en la puerta al finalizar.

—¿No irás a casa? —preguntó ella al darse cuenta de que el chico parecía tener intenciones de quedarse en el campus—. Aunque sé que eso no me incumbe, lo lamento.

—No, descuida —se rio—. No iré a casa aún, Noona. Tengo algunas cosas que hacer —le respondió con suavidad. Detrás de él, a unos cuantos metros, había siete chicos, más o menos de la misma edad. San se dio la vuelta cuando notó la mirada de Sunhee posarse por encima de su hombro—. Ah, ellos son mis hermanos. Puedo presentártelos antes de que te vayas —lo miró de nuevo, alarmada.

—No... yo —la mano de San tomó la muñeca de la chica, interrumpiendo su huida—... S-San, yo debo irme.

—Vamos, será rápido —se rio con ganas.

¿Cómo diablos terminé en esta situación?se preguntó a sí misma cuando ya estaba en frente de ellos.

—¿San? —preguntó uno rubio, con la ceja alzada. Su mirada se posó en la castaña.

—Ella es Park Sunhee, una amiga —sonrió inocente.

—Hola, Sunhee —un chico con el cabello gris, ladeó la cabeza y sonrió dando un paso adelante—. Me llamo Jung Wooyoung, encantado de conocerte —tomó delicadamente la mano de la castaña y dio un pequeño beso en ella. Las mejillas de Sunhee se pusieron coloradas e instantáneamente retiró la mano.

—Por favor no la molestes —dijo el rubio de antes, aún con facciones endurecidas. Luego observó a la muchacha e hizo una pequeña reverencia—. Me disculpo por su actitud descortés —se sinceró, relajando un poco su mirada—. Soy Park Seonghwa, un placer.

—Encantada —susurró la chica, todavía avergonzada.

—Ellos son Kang Yeosang, Jeong Yunho, Choi Jongho, Kim Hongjoon y...

—Song Mingi —interrumpió el más alto mirando fijamente a la chica. Los demás habían sonreído cuando sus nombres habían sido mencionados por Seonghwa. Sin embargo, el tal Mingi, había mantenido una expresión fría en todo momento, que, extrañamente, lejos de intimidar a la muchacha, la hizo desviar la mirada, sumamente avergonzada, sin ningún motivo.

Su voz...

—Mingi —advirtió Seonghwa—. Tú tampoco tienes permitido jugar...

El castaño bufó y Sunhee pudo jurar ver una de sus comisuras curvarse ligeramente hacia arriba, antes de que el muchacho se diera la vuelta y comenzara a caminar en dirección contraria.

Red, Like the Blood «Lee Jooheon»Where stories live. Discover now