XVIII

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—¿Cuánto tiempo vas a esperar? —Minhyuk entró a la habitación de Jooheon sin previo aviso. El purasangre, se encontraba mirando por la ventana el espectáculo del día hacerse noche. El sol era rojo.

Rojo.

—¿Importa? —cuestionó él sin observar al muchacho.

—Lo hace —oyó a Minhyuk detenerse detrás de su escritorio. Suspiró—. Tienes que hacerlo.

—No tienen derecho alguno de decirme qué debo hacer y qué no. Creo que estás olvidando cuál es tu posición.

—Sé perfectamente cuál es mi posición —reconoció el noble de manera inmediata—. Pero Sunhee es más importante para mí que «Mi posición» —Jooheon se dio la vuelta, observando al muchacho por vez primera.

—Aún no es momento.

—Estará en peligro constante hasta que lo hagas. Ha estado al borde de la muerte dos veces. ¿Cuántas veces tiene esto que ocurrir para que te des cuenta de que es necesario?

—Minhyuk —Hoseok entró a la habitación, cerrando la puerta con cuidado—. No seas tan impulsivo.

—Jooheon —el menor hizo oídos sordos, sin apartar la vista del purasangre—. Sunhee necesita esto.

—No hables por ella —respondió Jooheon—. No tienes derecho.

—Sé perfectamente bien que ella te lo ha rogado. Sé perfectamente bien que ella se ha ofrecido a ti. Porque ella misma sabe que estará en peligro mientras posea su sangre. Soy su hermano, sé muy bien qué es lo que ella piensa.

Jooheon volvió a apartar la mirada apretando la mandíbula. Hoseok los miró a ambos y suspiró.

—Minhyuk tiene razón —se atrevió a decir—. Es peligroso para Sunhee incluso estar en esta casa. Todos sabemos que somos vampiros perfectamente capaces de resistir la sed. Quedó demostrado con el incidente de la cocina. Pero, aun así, no podemos vivir plenamente confiados en nuestra aparente capacidad de resistencia. Porque no sabemos en qué momento puede tomarnos con la guardia baja una situación similar o incluso peor.

Jooheon no dijo nada. Así que Hoseok continuó hablando.

—Su sangre —comenzó a decir—. Todos los que vivimos en esta casa sabemos que su sangre es especial. Todos en esta casa estamos conscientes de que probablemente el sabor de su sangre es excepcional.

A Jooheon le brillaron los ojos... Rojos.

—Tú lo sabes, Jooheon —continuó. Minhyuk tan sólo observaba cada movimiento con cautela. Algo en él tembló cuando vio la reacción del purasangre ante los argumentos de Hoseok—. Incluso, ella lo sabe.

—¿A qué quieres llegar? —soltó Jooheon exasperado—. ¿Quieres beber de ella? ¿Te gusta Sunhee?

Hoseok negó con la cabeza.

—Pero a ti sí —respondió—. Y por esa misma razón, debes saber que no está bien que continúes posponiendo algo tan importante. Porque, antes pudiste salvarla. Pero tú mismo sabes que el futuro es tan incierto que ni tus predicciones nunca serán 100% seguras. Así que, deberías tener eso en mente. No queremos que algo malo le ocurra en el futuro.

La habitación volvió a quedarse en un silencio sepulcral. Sin decir nada, ambos salieron de aquel lugar, dejando solitario a un purasangre con los pensamientos desordenados.

YoonSoo.

Chasqueó la lengua.

Tenía que pensar en algo que le permitiera evitar aquello un tiempo más.

Pero... ¿Ese "algo" realmente existía?

Jooheon era terco. Pero sabía perfectamente que Hoseok y Minhyuk tenían la razón en aquel momento. Sabía que Sunhee, por más que quisiera protegerla, estaría en peligro en cualquier momento.

Seúl estaba lleno de peligros para Sunhee.

Y a Jooheon le frustrada el hecho de que aquellos peligros hubieran estado aumento con el paso de las semanas.

Mordió su dedo pulgar con exasperación. Enseguida, saboreó su propia sangre y luego suspiró.

Tal vez... Sólo tal vez...

—¿Honey? —Sunhee asomó su cabeza por el umbral de la puerta.

—Eres la tercera persona el día de hoy que entra sin avisar. Creo que los he malcriado demasiado —respondió él, regalándole una sonrisa gentil.

Aún no.

—Lo lamento —respondió la chica con las mejillas rosadas.

Tal vez después.

—No te preocupes —al mirar que la castaña no se había movido de su sitio, Jooheon ladeó la cabeza y le sonrió—. ¿Me tienes miedo?

—¿Cómo podría? —sonrió caminando hasta llegar a él—. Estás muy lejos de darme miedo, Jooheon.

—¿Cómo no estarías asustada de mí? —le mostró sus colmillos—. Soy un monstruo.

—Tus colmillos han sido parte de mi vida desde que tengo uso de razón —Sunhee tomó entre sus manos el rostro de Jooheon—. No podría tenerte miedo, aunque lo deseara —besó la punta de su nariz.

Jooheon volvió a suspirar.

—¿Cómo te fue hoy? —preguntó tomando a la chica por la cintura y apoyando su cabeza en el hombro de ella.

—Me fue bien. La gente comienza a pensar que Changkyun es mi novio porque me espera fuera del salón cada día.

Jooheon se tensó.

—Apenas hace unas semanas te estuve llevando y buscando sin falta. Y Changkyun lleva tres días en ello y ya es tu novio. Creo que comenzaré a encargarme de ello nuevamente.

Sunhee comenzó a reírse. Jooheon la miró desconcertado.

—¿Qué es tan gracioso? —quiso saber el purasangre.

—Tú —respondió entre risas—. Mira lo celoso que te has puesto por algo que acabo de inventar. ¿Cómo podría temerte?

Jooheon guardó silencio. Por otra parte, se quedó observando atentamente el rostro de Sunhee. Ella paró de reírse y ladeó la cabeza.

—¿También te has enfadado? —le mostró una sonrisa ladina, que cargaba también, algo de culpa.

—¿Cómo podría? —susurró él, dejando un corto beso en los labios ajenos—. Sunhee... ¿Cómo es que tú...?

Has crecido tanto —quiso decir. Pero solamente sonrió, abrazándola con delicadeza.

—Ah, quisiera poder entenderte la mayor parte del tiempo, Honey —correspondió al abrazo. Jooheon sintió las manos delicadas de Sunhee acariciarle la espalda. Cerró los ojos.

—Quisiera...

—¿Qué cosa? —cuestionó la chica cuando Jooheon guardó silencio.

—Me gustaría que lo hicieras... Entenderme —Sunhee frunció ligeramente el ceño contra el pecho de Jooheon, no entendiendo muy bien por qué existía aquel tono de tristeza en la voz del vampiro.

—Espero poder hacerlo pronto —se limitó a decir, sabiendo que preguntar no tendría ningún sentido.

Jooheon suspiró, aferrándose a Sunhee como si su vida dependiera de ello.

Vida.

Jooheon llevaba tantos años viviendo que sus recuerdos más antiguos habían terminado desapareciendo paulatinamente.

Jooheon estaba aburrido de la vida.

Hasta que conoció a Sunhee.

Y quería que Sunhee disfrutara su vida.

Porque Sunhee era vida.

Y, nuevamente, Jooheon estaba vivo.

—Espera... Un poco más —susurró él, sintiendo su pecho doler.

Sunhee realmente lo hacía sentir vivo.

Red, Like the Blood «Lee Jooheon»Where stories live. Discover now