Porno

42 7 7
                                    


Lo detestaba, de verdad, no podía tolerar a Diego, no se que demonios pasaba, cuando lo tenia lejos quería salir corriendo a tomarlo en mis brazos y decirle que lo lamentaba, que lo amaba, pero cuando lo hacía estaba de nuevo el repudio.

Mi pobre Diego, lo escuchaba llorar por las noches, podía ver mi anillo alumbrar, no cabía duda que era su obra, así hacía cuando estaba concediendo un deseo, ¿pero de quién? Era una pregunta estúpida, solo concedía deseos mios, pero yo jamás pediría eso, ¿por que? El anillo no me quiere cerca de mi amado y me la pone difícil cada vez, la voz me dice en la cabeza que lo deje, y me vuelve violento, estoy luchando, quiero que se me pase pero el destino tenía otro plan, un día me descubrí parado frente a la cama de Diego mientras este dormía, tal vez me había levantado dormido, lo importante es que tenía un cuchillo en las manos, iba a clavárselo, me detuve a tiempo, pero me horrorice, no podía seguir así, el mensaje es claro, "dejalo o haré que lo mates" me enfurecí, que derecho tenia esa maldita joya alejarme de mi amado, corrí a la cocina y tome el cuchillo mas afilado que encontre lo deje caer con fuerza sobre el dedo del anillo, lo corte, tenía tanta rabia que no sentí dolor, pero de inmediato el dedo volvió aparecer en mi mano junto con la serpiente, me deje caer llorando al piso, y tome le decisión, no lastimaría más ni a Raymi ni a Diego.

Empaque mi maleta en la madrugada y me fui, sabía que cuando lo supiera le rompería el corazón, no es por presunción pero se que él era muy dependiente y yo ni se diga, después de varías escalas llegue a Irlanda, pase casi tres días entre aviones, tenía un dolor en el pecho que no se me quitaba, apreté las mandíbulas y lo soporte, ya debía de haberse dado cuenta, se que le dijo a nuestros hijos, solo Gabriel me agarró el teléfono cuando lo llame y fue para insultarme y decirme que su madre estaba desecho.

Pero no podía decirle que pasaba, ni yo mismo sabía, era cosa de la joya pero no podía pedirle a Diego que me esperara hasta que se pasara sea lo que sea que fuera, no podía hacerle lo mismo que antes, espero que lo muchachos y nuestros nietos lo consuelen yo por mi parte se que me quede solo, ya no quiero vivir, podría a ver ido al templo, pero necesitaba Irlanda, el desfile de San Patricio.

No se de verdad que esperaba que pasara, creí que sentiria alivio pero no fue así, no había dormido mas que mini siestas en los aviones, me pesaba esta maldita inmortalidad, ya no la quería, yo debía estar muerto hace mucho, me senté en un banco y mire lo gente del festival, recordé cuando me dieron el anillo, pensé, ¿quién dejaría de ser inmortal? Ahora lo entendía, se habría cansado, se habría quedado solo con yo, miro cada persona buscando a quien darle anillo, sabía que cuando lo hiciera me haría polvo, y todo terminaría, no podía ser cualquiera por mas que trate de pasárselo ese día a alguien parece que el anillo es quien elige.

Cuando todo término ya era de noche solo quedaba borrachos, yo me recoste en la esquina de un callejón, estaba sentado en suelo sucio pase mis dedos por la serpentina del piso, me preguntaba, ¿si me dejaba morir de hambre podría lograrlo o el anillo me haría comer? Estaba perdido en mis cavilaciones cuando lo sentí, esa colonia la conocía, no, no era posible, ese olor me trajo el recuerdo de una persona muerta, o que pensé muerta, una avispa esmeralda voló ante mis ojos y se paro en mi mano, ¿sera? La avispa volvió a volar frente a mi, mis ojos se abrieron cuando empezó alargarse y tomar una forma conocida, ahí estaba frente a mi, Dante Batista, estaba vestido de manera impecable como siempre, estaba igualito, con su peinado de niño bueno, la alegría de verlo vivo me hizo olvidar por un momento el dolor.

- creí que estabas muerto - susurré sin podermelo creer.

- citando a Mark Twain "los rumores sobre mi muerte han sido exagerados" - extrañaba esa pedancia con la que hablaba, estaba parado frente a mi con ese porte egocéntrico que tanto recordaba, ¿no era mi soledad que me jugaba una mala pasada? ¿era un sueño de un hombre solitario? Mi avispa estaba viva, me levante con dificultad y lo abrace con fuerza, mi cara se metió en su hombro para aspirar su colonia, no pude mas y me desplome a llorar.

Detrás de tu rostroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora