Noche de bodas

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Tomo a Dante y tiro de él para llevarlo aparte, me alejo de todas las personas que no son pocas.

- ahora resulta que soy el amante del pueblo, ¿qué fue eso? - reclamé por lo que le dijo Wata.

- no es nada, todos saben tu fama, ¿qué quieres?, si te la pasaste acabando con todos y todas, ¿te acuerdas del año mágico? Ese en dónde te propusiste el 31 de diciembre como meta de año nuevo acostarte con una persona diferente cada día, en total fueron 365 desconocidos en un año...

- ¡no!, ¡un partidazo! - se quejo Altair que estaba detrás.

- Altair no empieces - reclamo mi prometido.

- ¿qué no empiece que? Tu futuro esposo es un inodoro humano - ahí estaba ese idiota destilando veneno.

- ¡¿cuál es tu problema?! - iba a terminar rompiendole los dientes.

- hijo ve atender a los invitados mientras nos vamos arreglar - ordeno y luego se dirigió a mi.

- vas a dejarlo así, ¡tu hijo me dijo retrete!

- ¿como no quieres tener fama de fácil? Tu mismo la cultivaste, mejor vamos arriba alistarnos - lance un suspiro y lo pegue a mi cuando intento subir.

- bien, olvidemos eso, pero por qué no nos casamos con esta ropa, ¿qué mas da? Igual te la voy arrancar y vas a estar desnudo el resto del día...

- quieto - me responde empujandome un poco - ve a cambiarte, piensa mientras más rápido este la boda, más rápido vamos a la luna de miel, y haces todas las cosas que tienes en tu cabeza.

Me quedo gruñendo, nunca había estado tanto tiempo sin sexo, mientras más se acercaba este día más exitado estaba, estoy erecto desde esta mañana, pero le hago caso, no se cambió en el mismo cuarto que yo, supongo que para que no me tire encima como pensaba hacerlo, queria acorralarlo en el baño pero tuve que hacerme de paciencia.

Cuando baje ya la avispa estaba alli, y tenía una mujer hermosa a su lado, no era la tal Caliope, está tenía aspecto más humano, pero no dejaba de ser llamativa, parecía joven, de unos veinte, figura esbelta y con unas exelentes proporciones, era de piel oliva y tenía unos enormes ojos negros, un cabello oscuro largo, rasgos finos de muñequita, pare la oreja ya que estaba de más cariñosa con mi futuro esposo, y este parecía corresponderle incluso le besó el dorso de la mano y ella sonrio de una manera coqueta, había algo especial con esta chica y eso me molestó.

- ¿Seguro? - dijo ella son una voz suave y moviendo sus dedos por el pecho de él - yo puedo darte todas las respuestas.

- si, eran buenos tiempos, pero estoy muy seguro - genial otra que quería que me dejara, llegue y los interrumpí.

- hola - hice notar en mi voz que estaba molesto, no me gustaba que Dante dejara que le coquetearan el día de nuestra boda.

- los presento, ella es Raquel, y el es...

- el señor del anillo, se quién es - la mujer estiró la mano, tuve la tentación de no dársela pero fui cortes - los buenos tiempos pueden volver, aún podemos - se alejo pero no dejaba de ver de reojo a Dante, desgraciada.

- simpatica Raquelcita, ¿no? - digo con el seño fruncido - ¿otra?

- no puedo hacer una escena, te advertí que esto pasaría, no es la única que lo ha hecho en el tiempo que te demoraste, además deberías agradecerle a Raquelcita, ella me da las velas para el ritual que tengo que hacer, así que tú vida sexual, de la debes a ella.

- ¿crei que esos artilugios te los daba el oráculo?

- es ella, solo que hace un par de décadas se terminó la maldicion que tenía, Raquel es solo una conocida más.

Detrás de tu rostroWhere stories live. Discover now